Gala Caldirola ha sido la última expulsada definitiva de Supervivientes poniendo fin a una aventura que, en su caso, se había terminado convirtiendo en un verdadero calvario. La concursante lo pasó muy mal físicamente y confesó: "Llegué a mi límite. No podía ni un día más con esto". De hecho, protagonizó una de las expulsiones más surrealistas de la historia del programa al decir: "¡Creo que soy la única persona que es eliminada y se pone contenta!".
Ya en el hotel, la influencer pudo disfrutar de sus merecidos premios: una ducha con agua dulce y un riquísimo banquete. Aunque primero cumplió con el ritual de los expulsados: mirarse en el espejo para ver su cambio físico. En su caso, su reacción fue de sorpresa total: "¡Dios! No me acordaba de mi cara. ¡Madre mía, el pelo! Me gusta este look salvaje... qué fuerte, ¡tengo el pelo naranja! Ahora entiendo a Makoke cuando me decía que parecía una leona", decía Gala sin poder contener la risa.
"Hacía años que no tenía la cara sin ponerme ningún tipo de maquillaje. Siento que me parezco más a mi madre, ¡me veo superguapa!", reconoció. "No sé si soy la primera persona que lo dice, pero me veo más guapa que antes. Pensé que me iba a sentir horrible, pero nada que ver...", afirmó. Además, al igual que le pasó a su compañera Ángela Ponce hace unos días, Gala se quedó alucinada por la cantidad de picaduras.
Luego, llegó el esperado momento de su primera ducha con agua dulce: : "¡Por favor! ¡No puedo creerloooooo! Necesito lavarme el pelo, la piel... ¡Agua sin sal! Soy tan feliz...", decía emocionada mientras se metía rápidamente en la ducha.
"Siento que huelo a una mezcla entre ermitaño, cangrejo... hoguera... ¡qué rico!", bromeaba mientras se enjabonaba todo el cuerpo. "Por dios, parecen los pies de Mowgli... ¡y soy yo! 38 días limándome las uñas de los pies con las piedras", recordaba la concursante de Supervivientes, que estaba volver a la civilización para retomar su vida.
Gala desvelaba en ese momento qué es lo primero que haría al volver: "Ir a la peluquería y hacerme las uñas", decía convencida. Sin embargo, un segundo después rectificaba: "Bueno, ¿qué digo pelo? Lo primero que voy a hacer es comerme la vida entera".
Por último, disfrutó de un festín por todo lo alto. Gala se lanzó al perrito caliente mientras aseguraba: "No me lo puedo creer, estoy salivando... Me estoy teletransportando en este mismo momento a la ciudad. Se me habían olvidado estos sabores... ¡Qué cosa más buena, por favor!", no dejaba de repetir.
"Llevo tantos días soñando con esto... Yo no sabia lo que era pasar hambre. No voy a volver a dejar ni un gramo de comida nunca más en el plato. ¿Cómo es posible que haya podido estar casi 40 días sin comer? No voy a hacer dieta nunca más, lo juro", sentenció.
Gala confesó que compartiría esta cena "con todos mis compañeros, porque sé que todos la necesitan", pero fue enumerando los platos que le haría ilusión comer con algunos compañeros: "El perrito caliente lo compartiría con Laura, el pollo con Pelayo, que su comida favorita es la milanesa de pollo, la pizza con Damián, y la hamburguesa con Nieves".