Dicho y hecho. Días después de que el príncipe Simeón nos adelantara los planes que tiene para futuro inmediato, llegaban a ¡HOLA! las primeras imágenes de sus padres, la princesa Kalina y Kitín Muñoz, en China, conociendo el templo de Shaolin. Un lugar de leyenda, pero muy real con sus 1.500 años de historia al que se retirará su hijo después del verano para practicar kung-fu y aprender de los mejores maestros.
Nos lo contó el propio príncipe coincidiendo con la celebración de la mayoría de edad (14 de marzo). “Iré a la provincia de Henan a unos 50 km al sureste de Luoyang. He sido aceptado por los monjes y viviré con ellos siguiendo una disciplina y una filosofía espartana”.
El nieto más pequeño de los Reyes de Bulgaria, Simeón y Margarita destaca en todos los deportes y especialmente en las artes marciales. A los 16 años fue nombrado en Corea del Sur 'embajador global' de Taekwondo (la misión es difundir el espíritu de este deporte), tras subir de categoría en el Mundial de Hanmadang, el campeonato de Taekwondo marcial de mayor prestigio del mundo. Y, ahora, al final del verano, va a embarcarse en una experiencia excepcional que le permitirá dominar este arte marcial -desarrollo del espíritu, mente y cuerpo- que empezó a practicar en Marruecos siendo un niño.
Viaje inolvidable
Durante este inolvidable viaje a China, Kitín y Kalina visitaron varios lugares inscritos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, organización de las Naciones Unidas de la que el explorador es embajador de Buena Voluntad desde 1997. Bajo esta distinción, ayuda a proteger el Patrimonio Cultural amenazado. “Es lo que nos define, nos enriquece y nos une. Contribuye al diálogo entre culturas y promueve el respeto hacia otros modos de vida… Está vivo, pero es efímero. Para descubrirlo tan solo necesitamos abrir bien los ojos, nuestra mente y nuestros corazones”, nos decía en una de las últimas entrevistas.
China cuenta con 56 lugares declarados Patrimonio de la Humanidad y está a solo dos puestos de Italia, que lidera la lista de países. Era un viaje pendiente desde hace años y el navegante y explorador ha podido conocer, entre otros, la Montaña Amarilla (Huang Shan), las Grutas de Longmen, y el templo Shaolin con su bosque de 250 pagodas construidas a partir del 791 d. C, que es en realidad un cementerio.
Defensa personal
Durante su estancia en el Monasterio, Kitín Muñoz y su mujer, hija del rey Simeón, ultimaron los detalles de la admisión de su hijo y también vieron cómo viviría. Como nos dijo el explorador hace tiempo en una entrevista “Kalina y yo estamos de acuerdo en inculcarle sensibilidad hacia otros mundos. Conociendo otras formas de pensar, de sentir y hasta de rezar. Todo buen explorador conoce el código: puede que no lo entiendas, pero lo tienes que respetar. Eso es el principio de todo”. Y añadía “a la juventud nada la frena: ni los vientos contrarios, ni las corrientes de la tormenta”.
El explorador y la princesa de Bulgaria también se sumergieron por un día en la cultura, disciplina y tradición del Monasterio de Songshan, "el primer templo bajo el cielo". Maestros del templo hicieron para ellos una exhibición de sus habilidades y, después, Kalina, que lleva años haciendo defensa personal, quiso participar en una clase para experimentar algunas técnicas básicas del kung-fu Shaolin, que han fascinado al mundo durante siglos.
Nueva expedición
Concluida la etapa en China que durará unos cinco meses, y antes de presentarse a las pruebas de acceso a los Boinas Verdes del Mando de Operaciones Especiales, el príncipe Simeón se unirá a su padre, que prepara expedición bajo la bandera del Explorer Club de Nueva York, del que es miembro desde hace décadas. Se fundó en 1904 y es el centro de Exploración más importante del mundo. Su bandera ha estado en la luna y fue la primera en el Polo Norte, en el Polo Sur, en la cima del Everest y en el punto más profundo del océano.
Kitín se ha dedicado a su familia, a la escritura, la investigación, realización de documentales y a defender de la mejor manera posible nuestro patrimonio mientras su hijo se hacía mayor, Pero, ahora que ha cumplido los 18, el científico y navegante vuelve a la aventura y al desafío del mar. La idea es realizar una travesía transoceánica y cortar con todas las referencias. En pleno siglo XXI, pero desaparecidos del Planeta en una nave de juncos de totora siguiendo su ensayo de arqueología experimental de navegación primitiva.
“Buscando y buscando en mares y desiertos el patrimonio humano, he descubierto, entre expedición y expedición, que la mayor aventura humana es seguir soñando”... escribió en la primavera de 2018, al cumplir 40 años como explorador. “Los proyectos e ilusiones mueven el corazón de los hombres, y nos hacen sentir vivos”.
Asimismo, y adelantándose al tiempo, añadía: “Mi mujer Kalina es más dura que una estatua de la isla de Pascua. Mas valiente que los siete exploradores del rey Hotu Matua, de la leyenda Rapa-Nui. La Princesa no tiene miedo. Entonces, yo tengo miedo. Tengo claro que Kalina, tiene ardor guerrero; será un buen miembro de la tripulación, para una nueva expedición en una balsa primitiva…” Siete años después, su hijo, también está listo para la aventura. Ha convivido con las tribus saharauis, dormido desde los tres años en jaimas en el desierto del Sahara, vivido en una playa desierta… El príncipe tiene alma de explorador y de soldado y quiere que se cumpla el sueño de su padre: viajar en una balsa prehistórica de juncos, en familia. “Los tres somos una buena tripulación”.