Beatriz Rico decidió abandonar su aventura en Supervivientes tres días después de haberla iniciado porque sentía que su incapacidad para dormir en la playa durante esas primeras jornadas iba a perdurar en el tiempo y no quería arriesgarse a no descansar bien porque no estaría lo suficientemente fuerte para hacer frente a una experiencia tan intensa.
Después de su abandono voluntario, la actriz y escritora aprovechó para ir a Utrecht junto a su marido, Rubén Ramírez, para ayudar a su hijo de 25 años con su mudanza. Su viaje terminó y, a su vuelta a Madrid, ha accedido a conversar con ¡HOLA! para hablar de su experiencia en Honduras, contar la verdad de su abandonado y desvelar sus próximos proyectos teatrales: “Pepa, no me des tormento”, que retomará en junio, y, después del verano, "AI Sofocos", que estrenará en su tierra natal, Gijón.
-Ya han pasado, más o menos, 15 días desde que tuviste que abandonar Supervivientes, ¿cómo te has estado sintiendo en este tiempo?
-Los primeros días estuve entre la pena y el enfado, pero después llegó la aceptación tranquila sin autodestrucción porque soy de los que piensan que todo pasa por algo y que, si sucede, conviene. Ahora estoy siguiendo el programa desde casa y lo disfruto mucho también. Aunque sea desde este otro lado, sigo formando parte de la familia de Supervivientes.
-Físicamente, ¿cómo te encuentras? ¿Has podido dormir mejor?
-Los dos días siguientes a mi salida del concurso descansé muy bien, pero soy de las personas que duermen poco por naturaleza. Cuatro o, como mucho, cinco horas. Además, no es un sueño profundo. Pero bueno… es a lo que estoy acostumbrada. Lo que no imaginé es que mis problemas para conciliar el sueño se iban a convertir en una muralla imposible de escalar en la isla. Pensaba que iba a dormir poco y mal, pero no que iba a pasar noches enteras en blanco. Estando allí, cuando llega el momento de acostarte, estás muy impactada por todo lo que has vivido a lo largo del día y en estado de alerta porque hay escorpiones, se te suben muchas arañas y, aunque haga muchísimo calor, tienes que dormir con ropa impermeable y la cara tapada para que no te piquen los bichos, con lo cual te asas. Eso, para mí, fue el remate. Pasé tres noches en blanco y, en la última, ya me noté mal. Igual podría haber seguido tirando, pero de mala manera. Cuando dije lo que me estaba pasando, el médico me miró las constantes vitales y encontró que tenía una arritmia bastante considerable. Yo pensaba que con la medicación y un poco descanso podría continuar, pero Doc, que es el médico que supervisa a todos los doctores que nos miran, me dijo que en mis condiciones no podía volver a la isla.
- Con el paso de los días, ¿te has arrepentido de tu decisión de abandonar o sigues pensando que fue lo mejor para ti en ese momento?
-No me arrepiento de nada. En el programa, siempre te dicen que la salud es lo primero. Te lo repiten veinte veces. Y a mí me lo han demostrado. Me sacaron enseguida para que me viera el médico. Igual hace unos años hubiera sido más cabra loca y habría tirado hasta que me sacaran ya desmayada en el helicóptero. Pero era una imagen que por nada del mundo quería dar y, menos todavía, que la viera mi familia. Es solo un programa de la tele, no me iba la vida en continuar. Lo que me importa es estar bien, con saludo y que los míos estén tranquilos, sobre todo mi madre.
-¿Desde cuándo tienes dificultades para dormir? ¿Hay algún factor específico en tu vida que haya desencadenado el problema?
-Las tengo desde hace mucho tiempo. Es más, casi no recuerdo haber dormido bien nunca, lo que pasa es que lo tengo súper asumido. Duermo poco y no profundamente porque me despierto varias veces, pero luego, durante el día, tiro muy bien. Debe ser que mi cuerpo no necesita más. Pero una cosa es dormir cuatro o cinco horas y otra cosa es pasar noche tras noche en blanco.
-¿Cómo reaccionaron tus compañeros cuando comunicaste que abandonabas? ¿Hubo apoyo o alguna reacción negativa?
-Me apoyaron completamente porque veían que lo estaba pasando muy mal... Terelu fue la primera que me lo noto en la cara. Siempre hay alguno que te dice por qué no sigues un poco más y lo intentas, pero todos comprendieron mi marcha porque la salud está por delante de todo.
-¿Te sentiste respaldada por los médicos y el personal del programa?
-Sí, sí. En cuanto comenté que tenía que salir porque me encontraba mal y súper mareada y que veía mal, tenía pitidos en los oídos y me temblaban las piernas, se formó una cadena de personas para atenderme. La verdad es que están muy bien organizados. Los familiares de quienes siguen todavía allí pueden estar tranquilos.
-¿Qué fue lo primero que hiciste al salir de allí?
-Me di una ducha y, acto seguido, me tumbé en la cama. Dormí como una hora que me supo a gloria.
-Tras tu salida, se generaron algunas especulaciones sobre si tu decisión fue más emocional que física, ¿qué opinas sobre las especulaciones? ¿Te han sorprendido la cantidad de criticas que has recibido?
-Lo que he recibido es, sobre todo, apoyo y cosas buenas de gente que me han felicitado por poner por delante mi salud antes que el dinero, pero siempre hay haters que están ahí y se meten contigo. Yo no les hago mucho caso porque sé que vivimos en la época de la inmediatez y, en cuanto se les olvide un poco lo mío, van a por el siguiente. No es bonito ni agradable leer cosas, pero a mí lo que me importa es que yo estoy bien y que mi familia está tranquila.
-¿Qué le dirías a las personas que han cuestionado tu abandono o que no creen en la seriedad de tus problemas de salud?
-Yo les diría que antes de juzgarme, se pongan en mis zapatos y que, como no lo pueden hacer, es mejor que no juzguen. Si alguien juzga sin saber, mete la pata hasta el fondo. Pero bueno, libertad para todos y que digan lo que quieran.
-¿Quién ha sido tu mayor apoyo fuera del programa?
-Todos. Mi marido, mi hijo, mi hermano, mi madre… Yo siempre digo, riéndome, que la razón oficial por la que yo me fui del programa es por el tema del sueño, pero que el verdadero motivo ha sido mi madre que rezó mucho para que me trajesen de vuelta. De tanto hacerlo, le han hecho caso, jajajaja.
- A pesar de lo sucedido, ¿hay algo de positivo que hayas sacado de tu experiencia?
-Tener la valentía suficiente para reconocer mis límites y vulnerabilidades. Hay que ser valiente para decir dejo el orgullo, la chulería y la tontería de lado. Que digan lo que digan, que piensen lo que piensen, pero mi salud va por delante. Yo he visto, en otras ediciones, gente que se desmayaba en el agua y que querían seguir. Y los han sacado. También me he dado cuenta de algo que es importantísimo, que es cuanto he echado de menos a mi marido. Yo sabía que le quiero, pero no sabía que tanto. Te lo juro. De hecho me he puesto el el anillo de casada que nos quitamos al día siguiente de la boda y todavía lo llevo
- ¿Te planteas volver a participar en un programa similar o prefieres mantenerte alejada de este tipo de formatos?
-En un formato similar, donde tenga que dormir en la arena y rodeada de escorpiones, no, porque no estoy loca y sé que no puedo. Está claro que lo mío son los escenarios y no la supervivencia. Me ha dado mucha rabia porque había entrenado todos los días en el gimnasio y me preparé mucho las pruebas. Estuve con un entrenador personal, trabajando sobre todo el equilibrio y la apnea. Había conseguido llegar a los dos minutos largos.
- ¿Qué proyectos tienes ahora?
-Retomo en junio la gira de mi espectáculo. Pepa, no me des tormento, y, como se cumplen los diez años del estreno de la función Sofocos, vamos a estrenar después del verano AI Sofocos, que es un juego con la Inteligencia Artificial que formará parte del espectáculo. Lo más bonito para mí es que le pedí al productor que, antes de recalar en Madrid, estrenaremos la obra en Asturias. Es un sueño que se va a hacer realidad porque se va a estrenar en Gijón. Se me cayeron las lágrimas cuando me lo dijeron.
-Ya parte terminar,. Si pudieras apostar por un ganador en Supervivientes, ¿quién sería y qué características de esa persona te hacen pensar que tiene lo necesario para triunfar?
-Escassi. Me ha enseñado lo fácil que es que todos hagamos juicios y prejuzgamos a las personas sin conocerlo. Tiene como esa fama de tío guapo y estirado y resulta que es un grandísimo compañero y muy buena gente. Es divertidísimo y, además, una máquina en las pruebas: rápido, resolutivo y con buenas ideas para todo. Es un diez como persona y concursante y lo veo como ganador.