Siempre tuvo claro que la discreción marcaría su último adiós y dejó dispuestos todos los detalles de cómo quería que fuese su despedida. Los planes de Mario Vargas Llosa se cumplieron punto por punto. Su mujer, sus tres hijos y sus siete nietos no dudaron en cumplir con sus últimas voluntades y organizaron el velatorio en la intimidad de su casa de Lima, donde el Nobel de Literatura ha muerto. Tras esta capilla ardiente en la que recibieron el cariño de algunas autoridades del país, los restos mortales del genio de las letras fueron trasladados.
Alrededor de la vivienda se desplegó un fuerte dispositivo de seguridad que se intensificó cuando los relojes limeños marcaban aproximadamente las 16:00 horas (las 12 de la noche en España). Fue en ese momento cuando los restos mortales del autor de Travesuras de la niña mala y Tiempos recios salieron por última vez de esa vivienda con vistas al Pacífico en la que tantos buenos momentos pasó. El coche fúnebre estaba repleto de las flores que la familia Vargas Llosa recibió desde que comunicaron la triste noticia.
Durante el recorrido, fueron muchos los admiradores que salieron a la calle para decir adiós a un gran embajador de la cultura peruana. Muestras de cariño con las que la familia siente una gratitud infinita. "Mi padre era una persona universal, de manera que es natural que haya fuera de las fronteras del Perú, congoja y tristeza por lo ocurrido, pero nunca pensamos que tomaría las proporciones que ha tomado, de manera que expresamos una infinita conmoción por lo que estamos recibiendo”, dijo Álvaro, el mayor de los tres hijos del escritor y Patricia Llosa.
Los restos mortales del escritor fueron trasladados al Centro Funerario y Crematorio del Ejército de Chorrillos para ser incinerados, como él quería, y entregados a sus tres hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana, tal y como se aprecia en estas fotos.
Álvaro y Gonzalo portaban dos urnas, una mayor que otra. Morgana caminaba cabizbaja, totalmente abatida por la muerte de su padre mientras que su madre y esposa del literato, Patricia Llosa, los esperaba en el exterior de las instalaciones.
El entorno más cercano del Nobel de Literatura no ha compartido dónde reposarán las cenizas, lo que sí ha trasladado es que no habrá ceremonias póstumas en su honor."Hemos acordado tratar de llevar este duelo en la intimidad, por eso estamos velando a mi padre en casa, en lugar de hacerlo en un lugar público", declaró Álvaro a la prensa. "No tengo otra cosa que decir que el Perú ha perdido a uno de sus mejores hombres y nosotros a un ser infinitamente querido a quien amos a echar de menos", añadió.
La muerte de Vargas Llosa a los 89 años no fue repentina. Se produjo por "una neumonía", como desveló el abogado Enrique Ghersi, buen amigo del escritor. Según pudo saber ¡HOLA!, el estado de salud del literato se fue debilitando de forma progresiva y sus familiares viajaron a Lima para acompañarle durante sus últimos días y leerle Madame Bovary, título que marcó su vida.