No es la primera vez que Mickey Rourke nos sorprende con un cambio de imagen, pero esta vez, sin duda, ha llevado la transformación al límite. El actor estadounidense, de 72 años, reapareció en redes sociales luciendo una nueva peluca y un rostro notablemente retocado, justo horas antes de ingresar a la casa de Celebrity Big Brother UK, ( Gran Hermano británico) donde anoche hizo su entrada como una de las grandes estrellas de esta edición.
La imagen que ha generado tanto revuelo, debido a su aspecto casi irreconocible, fue publicada en su cuenta de Instagram. En ella se lo ve durante una cena íntima en Londres junto a sus amigos británicos, Liam y Ryan Vaughan. Ataviado con un blazer de seda gris, una bufanda burdeos, varias cadenas de plata y su nueva melena color caoba, Rourke posó con el puño en alto, dejando ver un estilo que poco tiene que ver con aquel galán de los años 80 que conquistó al mundo en filmes como La ley de la calle (1983) o Nueve semanas y media (1986).
Con un patrimonio estimado de unos 4,6 millones de euros, el actor habría firmado un contrato millonario de seis cifras —alrededor de 550.000 euros— para unirse al reality de ITV, que comenzó ayer, 7 de abril, y se extenderá hasta el 25 del mismo mes. Entre los compañeros con los que compartirá encierro se encuentran figuras como JoJo Siwa, Chris Hughes (Love Island), el atleta olímpico Daley Thompson, el político Sir Michael Fabricant y Danny Beard, ganador de reality show RuPaul’s Drag Race UK.
La decisión de Rourke de entrar en un reality show ha generado tanto sorpresa como preocupación. Según fuentes cercanas al programa, su incorporación es considerada una de las más importantes en la historia del formato, pero también la más arriesgada. “Mickey es impredecible, no tiene filtro y le gusta andar desnudo. Es capaz de dar momentos inolvidables o de abandonar la casa en la primera semana”, reveló una fuente a The Sun.
Su entrada al programa ya fue calificada de “incómoda” por los espectadores. Durante su presentación en directo, el actor se distrajo con el público, intentó interactuar con todos los presentes e incluso abrazó a la presentadora AJ Odudu de forma extraña, provocando comentarios de preocupación en redes sociales. “¿Está bien Mickey Rourke?”, se preguntaban muchos usuarios. “Me dio pena AJ por cómo la interrumpe constantemente”, dijo otro fan.
La historia de Rourke es una montaña rusa de éxitos, caídas y renacimientos. Tras alcanzar la cima en los años 80, decidió abandonar momentáneamente su carrera actoral para dedicarse al boxeo profesional, disciplina que practicó con pasión desde la adolescencia. Entre 1991 y 1995 peleó como peso semipesado, pero las lesiones en su cara lo obligaron a pasar varias veces por el quirófano. “La mayoría de las cirugías fueron para arreglar el desastre que tenía en la cara por el boxeo, pero elegí al cirujano equivocado”, confesó años después.
Su gran regreso al cine llegó en 2008 con El luchador, película que reflejaba de forma casi autobiográfica su lucha personal y profesional. Por ese papel fue nominado al Oscar, ganó el Globo de Oro, el Bafta y el Independent Spirit Award. Sin embargo, su reputación de actor difícil y temperamental le cerró puertas en Hollywood, algo que él mismo reconoce: “Amenacé a productores, me enfurecí con directores y olvidé el nombre de mi agente”.
Aun así, en los últimos años, Rourke ha sido reivindicado por una nueva generación de directores que lo valora por su talento interpretativo por encima de su pasado. “Los jóvenes son geniales. No les importa lo que oigan de mí, me juzgan por lo que hago en cámara”, aseguró en una entrevista.