La nueva temporada de MasterChef apenas ha comenzado y ya ha dejado uno de los momentos más dramáticos que se recuerdan en la historia del programa. Lo que parecía ser una jornada habitual de cocinado y nervios se tornó en una escena de auténtica tensión cuando uno de los concursantes terminó desplomándose ante la mirada atónita del jurado, sus compañeros y el equipo de grabación.
Todo comenzó con una escena inusual: antes siquiera de conocer la prueba, Flores interrumpió al jurado con una petición que dejó a todos sorprendidos: “Necesito una silla, por favor”. Una solicitud que, aunque inusual en el formato del programa, fue aceptada sin reparo por Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nágera, al conocer que el concursante sufría de fuertes dolores de espalda debido a un accidente laboral que le cambió la vida años atrás.
Durante la prueba, el malestar de Flores fue en aumento. Su rostro lo decía todo. En un intento por presentar su plato, no logró llegar a su estación: el dolor fue tan agudo que terminó cayendo al suelo mientras clamaba ayuda al grito de “¡Necesito que me pinchen ya!”.
Rápidamente, el equipo médico del programa irrumpió en plató con una camilla. “¿Qué te parece si llamamos a la ambulancia?”, preguntaba Pepe Rodríguez, preocupado por el estado del aspirante. “Por favor, no me quiero perder esto”, respondía Flores con lágrimas en los ojos, aferrándose a su sueño a pesar del sufrimiento.
Mientras sus compañeros detenían el cocinado, impactados por lo sucedido, Flores era evacuado para recibir atención hospitalaria. Un episodio inesperado que marcó un antes y un después en la historia del concurso.
Aunque aún no se ha confirmado si podrá reincorporarse a las cocinas, lo cierto es que su determinación y pasión por la cocina han conmovido a todos. Y es que, más allá del talento entre fogones, MasterChef también es un reflejo de superación y fortaleza.