El pasado mes de marzo, el Gobierno estadounidense desclasificó cerca de de dos mil documentos relacionados con el asesinato de John F. Kennedy en Dallas, el 22 de noviembre de 1963. La medida responde a una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump, quien anunció la divulgación de alrededor de 80.000 documentos inéditos relacionados con el magnicidio que traumatizó a todo un país.
Hoy, más de seis décadas después, todavía hay parte de los documentos que siguen siendo confidenciales, pese a la orden de Trump. Y los Archivos Nacionales de Estados Unidos, en Maryland, preservan otro misterio relacionado con aquel fatídico día: el traje rosa que llevaba la primera dama, Jackie Kennedy.
El icónico talleur rosa, confeccionado en bouclé de lana, con botones dorados, ribetes azul marino en las mangas y solapas del mismo color, nunca fue limpiado, por lo que permanece manchado con la sangre de JFK y así seguirá, guardado bajo llave hasta el año 2103, por orden de su hija Caroline.
Las imágenes de Jackie sosteniendo el cuerpo de su marido, en el asiento trasero del coche con el que estaban recorriendo las calles de Dallas, dieron la vuelta al mundo y aún hoy permanecen en la retina de todos. Según se relata en el documental de 2023 JFK: One Day in America, cuando llegaron al Hospital Parkland Memorial, le ofrecieron a la primera dama otro conjunto de ropa. Ella decidió lavarse la cara, pero conservó el traje cubierto de sangre.
El atuendo fue recuperado después del suceso y guardado en una caja de vestidos, con excepción del sombrero pillbox, también rosa, y los guantes blancos que llevaba en la caravana presidencial. Se cree que ambas prendas se quedaron en el hospital.
“Mientras estaba allí, me entregaron el sombrero de Jackie”, escribió Mary Gallagher, secretaria personal de la primera dama, en sus memorias Mi vida con Jacqueline Kennedy. “Casi podía visualizarla arrancándoselo de la cabeza”, dijo la asistente, fallecida en 2022, antes de añadir que no sabía dónde terminaron esos complementos.
La caja con el traje de Jackie Kennedy fue donada a su madre, Janet Auchincloss, quien lo envió a los Archivos Nacionales, donde se conserva desde 1964, con una nota escrita: “Traje y bolso de Jackie, usados el 22 de noviembre de 1963”. A la muete de Auchincloss en 1981, su nieta Caroline Kennedy se convitió en la heredera legal del atuendo. Pero no fue hasta 2003 cuando la hija de Jackie firmó una escritura de donación oficial del traje a los Archivos Nacionales bajo ciertas condiciones. La principal era mantenerlo bajo llave hasta 2103.
Al parecer, la familia desea garantizar que las piezas —que se guardan en una caja libre de ácido, con control de temperatura y humedad— nunca sean expuestas al público, investigadas ni utilizadas de ninguna manera que pudiera deshonrar la memoria de la ex primera dama o del presidente Kennedy, y evitar así que causen dolor o sufrimiento a sus descendientes. El acuerdo estipula que ninguno de los materiales será expuesto al público bajo ningún concepto, según ha informado la prensa estadounidense.
El legendario traje rosa se ha asociado en varias ocasiones a Chanel, pero lo cierto es que fue realizado por Oleg Cassini, el diseñador que creó el estilo Jackie y que antes había vestido a numerosas actrices del Hollywood dorado, como Verónica Lake, Audrey Hepburn, Shirley Temple, Marilyn Monroe, Rita Heyworth y Grace Kelly. Tras la elección de su marido el 8 de noviembre de 1960, Jackie se comprometió a utilizar prendas únicamente fabricadas en Estados Unidos.
Cassini, que creó un total de 300 looks para Jackie Kennedy, diseñó el traje rosa con la ayuda de Chez Ninon, una tienda de ropa de Nueva York propiedad de Nona McAdoo Park y Sophie Meldrim Shonnard, quienes importaban materiales europeos y los confeccionaban en Estados Unidos, según informa WWD. El conjunto se convirtió en uno de los favoritos de la primera dama, que lo usó al menos en seis ocasiones —entre ellas, durante el viaje del matrimonio presidencial a Londres en marzo de 1962 y para recibir al Maharajá de Jaipur en Washington, en octubre de ese mismo año— antes del día del asesinato de su marido.