Desde que Anita llegó al mundo el 20 de marzo de 2023 para revolucionar la vida de Ana Obregón, no había tenido una habitación para ella. Primero, porque siendo un bebé dormía con Ana y cuando llegó la hora de cambiarse, su cunita se instaló en la antigua habitación de Aless, que permanece intacta tal y como la dejó el día en que se fue.
Ya llevaba Ana tiempo, al menos desde el pasado verano, dándole vueltas a crear un espacio propio para su nieta. Así que acometió algunas obras y transformó su antiguo despacho en un universo infantil color de rosa, que ahora nos ha mostrado con motivo del segundo cumpleaños de Anita.
Así nos lo cuenta la actriz y presentadora: ¡Anita había estado, hasta ahora, de “okupa” en la habitación de su papá, tenía la cuna y nada más. Jamás voy a tocar nada de ahí. En la habitación de Aless sigue todo igual: su ropa, sus zapatos, hasta la maleta del hospital de Barcelona, que no he sido capaz de abrir. Por eso, pensé que ya era hora de que Anita tuviera su propio cuarto”.
“He hecho obras en casa… ¡y su habitación parece la de una casa de muñecas, toda en tonos rosas! -prosigue- ¿Y sabes lo que me dijo cuando la vio? “¡Qué suerte la mía!”, como si fuera una persona mayor. Es una niña inteligentísima, sensible… y un poco trasto, como era Aless”, nos desvela Ana. No queda mucho para que la peque vaya al colegio -por cierto, el mismo al que fue su padre- y Ana reconoce que “¡me va a doler y lo voy a llevar fatal, como me pasó con su padre!”.
Uno de los objetos más preciados de la niña, y que ahora guarda en su habitación, es una almohada en la que está impresa la foto de Aless. “Me la regaló una mujer a quien no conocía, pero que como yo había perdido a su hijo. Me la mandó a casa con el siguiente mensaje: “Dormir abrazada a la imagen de mi hijo, me hace pasar mejor las noches”.
Desde que Anita vio esa almohada, y supo que era su padre… ¡no se separa de ella! La va arrastrando por todos lados. La he tenido que lavar tantas veces que ya casi ni se distingue la imagen de Aless”, nos cuenta Ana, que en cada una de las cosas que hace está presente su hijo.
“Creo que Aless le gusta cómo cuido a su hija. Él no puede darle todo el amor que querría darle. En ese sentido, sé que está tranquilo y en paz sabiendo que yo he cumplido su último deseo. Aunque estoy rota de dolor, tengo la tranquilidad y la paz de que estoy cumpliendo absolutamente con todo lo que él quería tanto con su hija como con su Fundación. Y eso me mantiene viva”.