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Joan Punyet Miró delante de una de sus obras© FERNANDO JUNCO

Con motivo de su exposición 'Monocromías'

Hablamos con Joan Punyet, nieto de Joan Miró: 'El Rey Juan Carlos ha dado toda su vida por la causa de la Monarquía'

'Soy admirador y defensor de don Felipe y doña Letizia. Estamos en buenas manos, es una Monarquía ejemplar'


29 de marzo de 2025 - 13:59 CET

Joan Punyet Miró es la cabeza visible de la Successió Miró, la entidad creada por los herederos del pintor Joan Miró que gestiona sus fundaciones y los derechos de sus obras. Licenciado en Historia del Arte, este mallorquín de hipnótica personalidad dedica todo su tiempo a proteger y difundir el legado de su abuelo, el gran genio de la pintura española del siglo XX, junto a Picasso y Dalí. Con motivo de su visita a Madrid, para presentar su exposición Monocromías, hablamos con el artista multidisciplinar que, en mayo, estará en Manila con una exposición de azules y en agosto en su tierra, Mallorca, también con Monocromías, pero "allí haré algo diferente, quiero hacer una experiencia sensorial".

nieto Joan Miró HO4209© FERNANDO JUNCO TELLADO
"Mi abuelo pintó 2.000 cuadros, 8.000 dibujos, 500 cerámicas, 500 esculturas numeradas. Hizo 500 libros ilustrados y luego 5.000 grabados y 4.000 litografías numeradas", nos cuenta Joan Punyet delante de una de las obras de su exposición 'Monocromías'.

-¿Esta exposición, estos cuadros, son un homenaje a su abuelo? Estamos rodeados de sus colores, el azul, el amarillo…

-Desde un punto de vista personal, sin duda, porque entré en su estudio cuando tenía diez añitos y él ochenta y cinco y me impregnó el color azul de mi abuelo, el color amarillo, el color rojo, el color negro…por eso los niños siempre sienten esa atracción hacia la pintura de Joan Miró. Esa pintura es, digamos,  muy pura, es sentimiento, el gesto del pincel, con un automatismo casi surrealista, que se parece mucho a la libertad creativa de un niño de diez años. El impacto que me creó fue algo que sin duda se encerró en mi memoria selectiva y ahora ha aflorado por primera vez. Yo he intentado darle textura y volumetría al color, por eso se ven las manos a la hora de aplicar el material.

-¿Qué ha querido contar?

-Que la monocromía no es una pintura no figurativa, sino más bien es la vertebración del alma del pintor y cada color transmite una nota musical haciendo homenaje al poema Vocales de Rimbaud. Para mí hay una analogía entre do, re, mi, fa, sol, a, e, i, o, u, azul, amarillo, rojo, blanco y negro. Mi impresión es seguir creando música, seguir creando poemas musicados con los miembros de la banda y reflejarlos también en cada color Punyet, porque son el resultado de un año de investigación en laboratorios con profesionales. Parece sencillo, pero hay muchas horas de laboratorio para crear las texturas, siempre he querido darle esta textura casi táctil al color. Y , como decía, hacer analogía con la poesía de Rimbaud y mi música.

-La pintura, la música y la poesía, sus tres pasiones unidas. 

-Sí, yo no me definiría como un pintor que pinta cuadros. Soy más bien un creador de espacios monocromos donde cada persona se refleja como en un espejo y puedes confrontar todas tus paranoias, tus temores, tus miedos y cada color te refleja esas partes secretas de tu subconsciente colectivo o tus temores infantiles y te hace mejor persona. Era el reto que tenía. Por ejemplo, uno de mis secretos es que, cuando hago un cuadro, pongo la cama al lado y duermo con él. Que sea lo último que veo cuando cierro los ojos y lo primero cuando los abro. Si no me transmite una energía positiva, lo repito. Porque no puedes tener un cuadro que te de una energía destructiva en tu casa. Es contraproducente. Mis cuadros son antídotos para mejorar a las personas.

-¿Y de qué color es el cristal porque el que mira usted la vida?

-El azul. Como soy de Mallorca, desde pequeño he hecho una especie de guiño a las playas del sur de la isla con enormes arenales y aguas turquesas, a mi infancia y también a los paseos con mi abuelo bajo el cielo azul porque me fascinaba ver ese azul del cielo de Mallorca en verano, es algo inimaginable. 

-Después de vivir unos años en Londres, en Nueva York, regresó ¿Qué volvió a encontrar en Mallorca que no pudo hallar fuera? 

-Pues encontré una alquimia de cuerpo, alma y naturaleza. Me gusta pasear por la montaña, por la playa, coger conchas, piedras, huesos, ramas, que luego utilizo en mis ensamblajes escultóricos y eso me ha vuelto de nuevo a seducir de Mallorca. La naturaleza virgen es poderosísima y el tacto del agua, el viento de la tramontana en mi piel, ver los colores del atardecer, es algo que me seduce y que me reconecta con el niño que llevo dentro. 

"Lo que yo echo en falta es la falta de solidaridad en el mundo actual porque mi abuelo se dejaba la vida por ayudar a Chillida, Saura, Tàpies… ayudó al informalismo español a ser lo que es en París y Nueva York porque nadie los quería exponer y él decía hay que exponer a estos, que son el futuro de mi país"

-Usted vive en Son Abrines, la finca que fue de su abuelo ¿Qué queda de él en esa casa? ¿Siente que está allí?

-Sí. Yo, que estoy siempre con mi abuelo en el corazón, porque es una persona que ha marcado muchísimo mi vida, para mí ir a casa es como estar con su presencia, con su espíritu, con su energía. Y muchas veces aparece en los sueños. Mi abuelo, mi abuela, mi madre. Y puedo descodificar mensajes que me dejan en la vida. Cómo actuar aquí, cómo no actuar allá, qué decisiones tomar… En la casa donde ha vivido tantos años mi abuelo, sigue palpable su alma.

-Es usted guardián de su legado, digamos. ¿Una labor así no le quita el sueño?

-Sin duda. He hablado mucho con Claude, el hijo de Pablo Picasso, también comí hace un año con Paloma, con los nietos de Calder, el nieto de Matisse, el nieto de Marc Chagall…y todos tenemos ese enorme peso encima. Por eso es importantísimo, me fui de España joven, estuve más de diez años fuera, cinco en Nueva York, uno en Londres, cinco en París, para hablar inglés, francés y ponerme al nivel internacional de lo que requiere un pintor tan conocido como Miró, que ahora estamos en Tokio exponiendo, en Washington el año que viene, luego en Seúl. Hay que tener un conocimiento para poder estar a la altura de lo que él merece. Es un reto muy grande. 

-¿No me dirá que tienen ustedes un grupo de whatsapp?

-Sí, estamos en WhatsApp todo el tiempo, estoy siempre contando con la familia Chagall, la familia Picasso, la familia Tàpies, estamos siempre en contacto. 

-Al final todos fueron amigos también de su abuelo. 

-Claro, de mi abuelo. Lo que yo echo en falta es la falta de solidaridad en el mundo actual porque mi abuelo se dejaba la vida por ayudar a Chillida, Saura, Tàpies… ayudó al informalismo español a ser lo que es en París y Nueva York porque nadie los quería exponer y él decía hay que exponer a estos, que son el futuro de mi país. Hoy no, hoy todo el mundo va de una manera casi egoísta, no sé ve compañerismo en el mundo del arte y eso me rompe el alma porque mi abuelo era de una generosidad que nunca he visto reflejado en ningún artista como él.

nieto Joan Miró HO4209© EFE
Sobre estas líneas, con los Reyes Felipe y Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía en una exposición de Miró y Picasso en Sóller (Mallorca), en 2017.

-¿De cuántas obras estamos hablando, de un artista tan importante y prolífico?

-Él pintó 2.000 cuadros, 8.000 dibujos, 500 cerámicas, 500 esculturas numeradas. Hizo 500 libros ilustrados y luego 5.000 grabados y 4.000 litografías numeradas a 25, 50, 75, 100 ejemplares.

-Como artista ¿qué ha supuesto para usted el apellido Miró? Porque a veces los apellidos pesan mucho. 

-Como creador, el apellido Miró para mí es muy difícil de gestionar porque siempre estoy bajo la sombra del nombre y de la herencia artística de mi abuelo, que es un legado universal insuperable. Pero también me recuerda mucho, como él me decía, "nunca dejes de creer en ti, nunca dejes de luchar por tus sueños. Libertad total para ser lo que te pida tu alma. Lo que te pida tu espíritu, no puedes dejar de ser lo que tú quieres ser por una razón o por la otra". Y me enseñó que todo necesita un tiempo para madurar en la vida. Estos cuadros son como un buen 'whisky', han estado en barrica de roble francés durante cincuenta años y ahora salen y todo es como un fruto en la rama de un frutal que requiere que se someta a un proceso de maduración. Las personas no somos máquinas, somos muy sensibles. Y todo esto es un atrevimiento para mí, para a ser pintor como el abuelo. Pero todo requiere un proceso filosófico, creo yo.

-¿Y le sale aún el alma roquera?

-Claro, que sí, eso era mi gran sueño. Porque el rock and roll para mí, con mis hermanos, que eran músico y poeta, me han aportado siempre esa gran libertad. Este año es el centenario de la muerte de Erik Satie un gran músico de Normandía, francés que mi abuelo adoraba porque era un alcohólico y un transgresor, pero con alma de poeta. Sus canciones son irrepetibles. O la música de Claude Debussy, pero luego Emilio mi hermano, era de Jim Morrison, Jimi Hendrix, Janice Joplin y en mi época he visto morir a Amy Winehouse con veintisiete añitos, a Kurt Cobain de Nirvana. Todo esto ha supuesto para mí entender que el rock and roll es el alma pura de un transgresor que no encuentran su lugar en el mundo. Yo estoy en ese recurso. Estamos en un mundo incomprensible, nada tiene sentido. Y, ¿por qué mi vida debe tener sentido? Mi pintura tampoco tiene sentido, como el mundo en que vivimos y espero que mi rock and roll tampoco tenga sentido. Entonces el sinsentido me atrae mucho y el derecho a equivocarme y a ser un perdedor. La filosofía de preguntarnos todo el día qué estamos haciendo y por qué y eso es lo que me da el motor para el rock and roll, el rock and roll para mí es como la cocaína, la heroína, es como una religión. 

"Creo que hay que tener un poco más de distanciamiento, ver un poco más la historia cómo es, y no ser tan negados a entender la importancia histórica del rey Juan Carlos"

-¿Sigue teniendo sus dos bandas?

-Sí, Pullman y The Mad Recyclers. La primera es más contestataria y reivindicativa y Mad Recyclers es más sobre el cambio climático y el impacto del calentamiento global y es lo que intento transmitir a la gente joven.

-Si su abuelo pudiera ver este momento, esta época ¿qué diría?

-Diría: "¿Qué está pasando aquí, esto es horroroso, para qué he hecho yo lo que he hecho?". La familia Miró le hemos dado al estado español tres fundaciones maravillosas, hay tres estudios abiertos al público en Mallorca y Tarragona, y seguimos dando dinero para esas causas imposibles que es poder decir que hay otras formas de libertad, de reflexión para atacar este mundo en el que lo que no está prohibido es ilegal.

-Él era amigo personal del rey Juan Carlos. ¿Seguiría pensando lo mismo ahora?

-Sin duda, el rey Juan Carlos ha dado toda su vida por la causa de la monarquía y el país. Creo que hay que tener un poco más de distanciamiento, ver un poco más la historia cómo es, y no ser tan negados a entender la importancia histórica del rey Juan Carlos. Como de Tarradellas o mi propio abuelo que era gente que decía “para España y el rey, todo gratis”. Cuando murió mi abuelo, mi abuela regalo dos cuadros de 100 millones de euros al Estado. Mucha gente no lo sabe. La gente no sabe lo que ha hecho la familia Miró por este país. Y Juan Carlos también se dejó la vida por él y ahora tiene licencia pues para ser un poco libre también. Ya está trabajando Felipe.

-¿Precisamente cómo ve usted a los reyes Felipe y Letizia y a la princesa Leonor?

-Pues creo que estamos en buenas manos, es una monarquía ejemplar, los admiro profundamente. De veintisiete países, solo siete tenemos monarquía en Europa, es un legado único que tenemos que preservar y admirar y entender la importancia del legado histórico de la familia real durante siglos en España y por eso yo soy admirador y defensor de don Felipe y doña Letizia.

-¿Sus hijos siguen el mundo del arte?

-Mi hija, que tiene 22 años, estudia Historia del Arte en Suiza, va a hacer el master en Londres. Ha ido a inaugurar la exposición de Miró en Tokio. Ahí tengo un relevo yo. Y mi hijo no, mi hijo es un gamberro -ríe- le gusta, la moto, cantar, pescar, la bici… Tiene 15 años.

-Tras haber presentado 'Monocromías' en Madrid ¿qué llega?

-En mayo tengo una exposición de Azules en Manila, Filipinas, y en agosto en Mallorca una exposición también de Monocromías con concierto, pero allí lo voy a hacer diferente. Voy a poner todo cubierto de alfombras, no hay iluminación artificial, todo serán velas y la gente tendrá que entrar desnuda, pondré incienso. Quiero hacer una experiencia sensorial.  Y concierto de Rock and Roll en la calle el día de la inauguración. Cantaré, saltaré y bailaré como un loco (ríe).

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