Un terremoto de magnitud 7,7 ha sacudido con virulencia este viernes el noroeste de Birmania (Myanmar) y Tailandia, según ha informado el Servicio Geológico de Estados Unidos (encargado de medir la actividad sísmica de todo el planeta). El temblor inicial se ha registrado a las 12:50 hora local (7:20 hora peninsular española) a 10 kilómetros de profundidad y el epicentro se situó a unos 17 kilómetros de Mandalay, dejando al menos 144 muertos y más de 700 heridos (en la primera cifra oficial del terremoto de Birmania). Un seísmo que ha dejado sin electricidad a la población, que ha sentido cómo se ha tambaleado la tierra bajo sus pies y el violento temblor de las paredes de sus casas, llegando a provocar la caída de varios edificios. Las imágenes de varios rascacielos desplomándose como si fueran de papel y los peatones corriendo despavoridos han dado la vuelta al mundo. El Servicio Geológico de Estados Unidos ha emitido una alerta roja por muertes y daños, estimando que es probable que haya miles de muertes, desaparecidos, más derrumbes y personas atrapadas.
Los fuertes temblores, que también se han sentido en China, han provocado la caída de varias viviendas, y de algunos rascacielos, como uno de los que estaban en construcción en Bangkok, que ha sepultado al menos a 43 trabajadores, o el colegio derrumbado donde más de 20 niños están atrapados en la ciudad de Taungoo. Mientras se suceden las imágenes del caos y la catástrofe, el ejército gobernante de Birmania ha declarado el estado de emergencia en la capital, Naipyidó, y en Sagaing, Mandalay, Magway, Bago y Shans y ha hecho un llamamiento a la ayuda internacional: "Queremos que la comunidad internacional proporcione ayuda humanitaria lo antes posible", ha declarado el líder de la Junta, Min Aung Hlaing, en el hospital Zaw Min Tun de la capital.
La ciudad de Myanmar se encuentra cerca de una zona con una actividad tectónica alta, pero a pesar de ello este último seísmo ha sido uno de los más fuertes que se han registrado en los últimos años. El último seísmo registrado, que sacudió esta ciudad del país asiático, fue en agosto del año 2016, con una magnitud menor, de 6,8 en escala de Richter, provocando la muerte de cuatro personas.
El Ejército Real Tailandés participa en las operaciones de rescate entre los escombros, mientras el gobernador de Bangkok, Chadchart Sittipunt, ha ordenado el establecimiento inmediato de un centro de comando para dar respuesta a la catástrofe, y ha dado instrucciones a todos los hospitales para que evalúen los daños. También se han desplegado agentes de policía para evacuar a las personas que viven en casas inseguras y se está controlando el tráfico. Entre las recomendaciones que ha recibido la población, está la de evitar permanecer en edificios altos.