Se cuela en los hogares de los espectadores desde hace tres décadas, pero ha sido ahora cuando hemos conocido a una nueva Terelu Campos gracias a su paso por Supervivientes, concurso que el pasado domingo decidía abandonar al sentirse físicamente agotada. Los 18 días que ha pasado en Honduras han sido intensos, una experiencia que marca un punto de inflexión en su vida, ya que la presentadora se ha desnudado emocionalmente como nunca antes lo había hecho. Ha mostrado su lado más íntimo y vulnerable en un paso al frente que analizamos a continuación.
Si tenemos que quedarnos con una palabra para definir el paso de Terelu por Supervivientes, esa es sin duda superación. Cuando le ofrecieron formar parte del concurso pensaba que era una broma, pero meditó la propuesta y pensó que era una oportunidad perfecta para superarse. Después de varios años en los que la vida le ha puesto a prueba, consideró que era el momento de ponerse ella misma los retos. Una gymkana en la que ha dejado atrás la armadura para mostrar todo lo que tiene dentro, desde sus miedos a sus limitaciones, pasando por las situaciones que han forjado su personalidad.
Las secuelas de su enfermedad y la devastación que sintió con diagnóstico
Terelu siempre ha hablado con naturalidad del cáncer de mama que padeció en dos ocasiones y de la doble mastectomía a la que se sometió en 2018, pero nunca había contado de una forma tan íntima cómo se sintió en el segundo diagnóstico. "La segunda me devastó y ahí sentí mi debilidad por primera vez. Me sentí débil con las personas que necesitaban que me mostrara débil. En mi primer cáncer no mostré mi vulnerabilidad", contaba la presentadora, recordando que cada día se levantaba temprano a pesar de las quimioterapias para poder llevar a su hija al colegio.
En este ejercicio de abrirse, ha relatado cómo son las secuelas con las que sigue conviviendo. "Todo el mundo sabe qué es lo me ha ocurrido en la vida. Llevo muchísimos años con una fortísima medicación. Tremenda. Eso hace que mi organismo esté muy débil en muchos aspectos, sobre todo en el aspecto muscular y de huesos", compartía.
En ese momento, quebrada por la emoción, contaba que siempre ha intentado aparentar que no sufría porque "detesto hacer sufrir a los míos y rechazo la pena y compasión, estoy viva y es lo más importante". Y es que, la primogénita de María Teresa Campos oculta "un deterioro interior muy importante" pero se queda con la importancia de seguir adelante. "Salgo a trabajar y divertirme y cuando llego estoy molida. Pero necesito vivir. He apostado por vivir. Pero vivo y pago ese precio por vivir. Y por ser como los demás, aunque por dentro no lo soy. Y por eso todos los días, para mí, es una superación", relataba.
La muerte de su padre y un perdón décadas después
Un tema tabú ha sido siempre la trágica muerte de su padre cuando ella tenía 18 años, un duro mazazo del que se sinceró en el Puente de las emociones. "Con 18 años recibí el palo de mi vida. Fue en un verano de 1984. Mi padre era director de Radio Nacional en Marbella... y decidió irse a su casa y pegarse un tiro. Vivir con eso no es fácil. Aprendes como tantas personas que les ha pasado", dijo quebrada por la emoción.
"Mi madre se quedó sola, con alguien que yo creo que quiso hacerla culpable. Pero mi hermana y yo no lo consentimos. Mi madre solo dio felicidad a su familia y a sus hijas. Lo siento, pero nunca lo conseguiste. Tuvieron que pasar 25 años hasta que le perdoné. Le he perdonado, pero no puedo olvidar todo, lo siento. Quiso alejarse de nosotras. He entendido con el paso del tiempo que estaba enfermo. Yo nunca le haría eso...", añadía mientras Carmen Borrego la escuchaba desde Madrid, en el plató del programa y sin dejar de llorar.
Su éxito en televisión
Como una privilegiada, así se ha definido Terelu al hablar del éxito profesional que siempre la ha acompañado. "Me he criado en la radio y luego, entré en la televisión y tuve la oportunidad de estar con los más grandes", decía la presentadora, quien considera que lo más importante de estos triunfos es haberlos compartido con su entorno, su apoyo incondicional.
Su faceta como abuela y sus palabras sobre Carlo Costanzia
En sus primeras horas en los Cayos Cochinos, Terelu apareció con una camiseta de fotos familiares y un cojín rectangular con el nombre de su nieto, que nació en diciembre y es su debilidad. "Soy abuela y la verdad es que ha sido una felicidad en mi vida y sé que lo voy a echar muchísimo de menos. Además, me va a ayudar a dormir un poquito mejor. Dormiré abrazado a él", comentó.
No puede estar más entusiasmada con esta nueva faceta, pero también se mostró molesta por lo mucho que se ha criticado a su hija Alejandra por este embarazo y por su relación con Carlo Costanzia, hijo mayor de Mar Flores: "Se le ha hecho mucho daño por quedarse embarazada tan pronto. Pero tiene una mentalidad muy fuerte y estoy encantada de que me haya dado ese nieto, al que me como. Es muy difícil describir ser abuela cuando uno lo es. A Carlo tengo que agradecerle mucho, es muy cariñoso conmigo, es un padrazo y creo que es una estupenda pareja, espero que le den la oportunidad a Carlo que se merece", pedía.
Su visión del amor
Sobre su vida sentimental también ha hecho referencias durante su paso por Honduras. "Hay veces que has amado más y te han amado más. Pero no me siento una persona fracasada en el amor. Yo he amado y amo", defendió. Además, especificó que el amor no es solo el de un hombre, sino el de la gente de su entorno, esos que le dan un amor "que suple todo".