David Cantero se encuentra en un momento de cambio y reflexión. Tras su "inesperada" salida de Mediaset, después de quince años, el periodista ha decidido dar un paso al frente y compartir con ¡HOLA! cómo está viviendo esta nueva etapa. Lejos de la tensión y las prisas del mundo de la televisión, David se siente más libre y en paz que nunca. Con ganas de poner fin a todos los rumores, nos cuenta cómo ha dejado atrás las preocupaciones y cómo se enfrenta a su nueva vida.
—David, ¿qué te llevó a tomar la decisión?
—Yo intuía que iba a haber revuelo. Empecé a oler que podía pasar. Son esas cosas que suceden en las empresas, que quieren recortar gastos, reajustar plantillas y, bueno, me ofrecieron una salida y pensé que era el momento de tomar esta decisión y empezar una nueva etapa. Me dije: 'A lo mejor a mí también me apetece irme y probar cosas nuevas'.
—¿Ha sido inesperado?
—Un poco inesperado, claro. Pero también tiene su punto divertido, ¿no? Me gustan esas noticias repentinas, porque de pronto dices: 'Ostras!'. Esto te cambia la vida de la noche a la mañana porque no te lo esperas. También es triste, llevo casi quince años allí y he hecho unas relaciones profesionales y humanas muy intensas.
—También te pasó cuando presentabas entre semana y te movieron al fin de semana, ¿no?
—Sí. Presentaba junto a Isabel Jiménez y estábamos supercompenetrados, íbamos muy bien en audiencias, no fallaba nada en nuestro informativo. Éramos una pareja televisiva muy querida y, de la noche a la mañana, adiós...
—¿Qué recuerdos tienes de Mediaset?
—Han sido mi familia y me han tratado de maravilla. Llegué de RTVE después de muchos años y me sentí como en casa, y eso tiene mucho mérito, porque yo ya venía de otro hogar.
—Si haces balance, ¿has sido feliz durante tu etapa en la cadena?
—Yo he sido feliz, creo que he hecho un buen trabajo allí, ellos mismos lo saben y lo reconocen, me han tratado con dignidad, con respeto y me han dado el lugar que me correspondía. Eso se acaba y de pronto llega otra etapa y hay que cambiar las cosas. No pasa nada, lo entiendo.
—¿Piensas en la jubilación?
—Mi intención, de momento, no es jubilarme. Tengo 64 años, aunque me parece mentira tenerlos, porque me siento igual que cuando tenía 30 o 50, no es que haya gran diferencia. Estoy muy bien a todos los niveles y, de momento, si sale algo, me lo pensaría.
—Después de todo el revuelo mediático, ¿cómo te sientes?
—Muy tranquilo. Al principio me agobié porque 'googleaba' mi nombre y no entendía tanto revuelo. Estoy bien, pero la decisión y el momento también son difíciles. Hay un punto de pánico. Te da un poquito de vértigo porque no entraba en mis planes. Entonces, es un cambio tan drástico, tan brutal, que hay que asimilarlo poco a poco.
—En 2024, tuviste la oportunidad de reencontrarte con María Casado. ¿Cómo fue esa experiencia después de tantos años?
—Me alegré mucho porque nos conocemos desde hace 20 años. María presentó su primer informativo conmigo, cuando era una chavalita y yo un joven más mayor (risas). Ahora nuestros caminos se separan y ha sido muy desagradable volver a separarnos. No hemos tenido tiempo de disfrutarlo porque ha llegado el final, otra vez.
Su nueva vida
—¿Cómo te estás adaptando a tu nueva rutina?
—Soy muy inquieto. Aunque mi salida ha sido algo inesperada, me estoy sintiendo muy libre. Te quitas un montón de preocupaciones de la cabeza; quieras que no, estás ligado a la información, siempre pendiente de todo, y ahora estoy muy tranquilo y disfrutando muchísimo de ser amo de casa. Para mí, lo más importante en la vida son mi hogar y mi familia.
—¿Qué estás haciendo en el día a día?
—Disfruto de mis pasiones creativas: mis guitarras, mi música, mi pintura. Estoy planteándome retomar la escritura, que tenía totalmente abandonada. La vida pasa muy deprisa.
Una larga trayectoria
—Llevas muchos años dedicándote al mundo de la información, ¿por qué decidiste esta profesión?
—Pues la verdad es que desde pequeño quería trabajar en televisión, lo tenía clarísimo. Desde que un profesor de música del colegio nos llevó de excursión a Prado del Rey, donde él trabajaba, porque era pluriempleado. Y aquella excursión me marcó, porque dije: "Esto es lo que yo quiero hacer cuando sea mayor. Quiero estar en un plató, quiero estar entre cámaras, focos, cables..." Aquello, sin duda, marcó en mí una vocación.
—¿Cómo recuerdas tu etapa en Radio Televisión Española?
—Televisión Española fue mi casa, estuve 28 años allí. Fue el primer lugar donde tuve contacto con este oficio. Guardo muy buen recuerdo de mi etapa allí.
—Además, fuiste reportero de guerra y hasta te metieron 48 horas en un calabozo, ¿no?
—He sido reportero de guerra y he estado en zonas de conflicto. Siempre digo que he tenido "suerte" porque he podido viajar mucho y conocer a mucha gente. Ver de cerca el sufrimiento humano te quita mucha tontería, ¿sabes? Pasas malos ratos, es desagradable, es muy intenso y apasionante. En las zonas de conflicto todo se vive de forma muy intensa y supone un aprendizaje enorme, no solo a nivel profesional, sino a nivel humano. Cuando ves de cerca a la gente sufrir, te das cuenta de la suerte que tienes, de lo bien que vives y de las tonterías por las que te quejas. Después de tu etapa de reportero de guerra, llegas a decir: "Esto me ha cambiado porque antes pensaba así y ahora pienso de esta manera". Lo dejé apartado cuando fui padre por primera vez, porque para mí era un poco incompatible.
—Y más adelante das el salto como presentador de informativos. ¿Cómo recuerdas ese cambio?
—Sucedió en el año 1997. Quiero recordar que yo estaba de baja por una herida en la mano y estaban buscando un presentador para el territorial de Andalucía, en Televisión Española. Yo estaba allí destinado en ese momento. Se hicieron muchas pruebas, no daban con la persona adecuada, hasta que unos compañeros me animaron. "Tío, preséntate tú, que tienes buena voz, conoces bien esto y tal", me decían. Total que me presenté, hice la prueba y me salió bastante bien. Al día siguiente, el director del centro me llamó y me dijo que empezaba ya, que adelante. Fue un cambio muy sorpresivo. No me lo esperaba para nada, ni lo tenía planeado. Y me puse a presentar informativos en el territorial. La verdad es que fue una experiencia muy determinante. A mí me cambió la vida como profesional. Porque eso me llevó, de un pequeño informativo territorial, a uno más potente, a otra edición más importante. Ya me vieron en Madrid y me llamaron para hacer una prueba. De hecho, tenía muchísimo respeto por la gente que se ponía delante de una cámara, porque me parecía muy difícil y algo impensable. Pero, la verdad, parece que tenía ese don, que yo desconocía. El don de hablar a una cámara, mirar a una cámara, traspasar la pantalla y captar la atención de quien te escucha y te ve. No es fácil, no está al alcance de todo el mundo.
—¿Hay algún informativo que recuerdes como complicado?
—Sí, claro. Yo he presentado informativos con mi madre recién fallecida y he sacado fuerzas para hacerlo con corrección y eficacia.
—¿Has tenido algún modelo referente en el mundo del periodismo que te haya inspirado?
—No te creas que yo me fijaba mucho en nadie. Si es verdad que Ana Blanco fue una persona que me influyó y me ayudó. La aprecio mucho y ella fue la presentadora perfecta, con su sobriedad, con su discreción.