Destacada cantante, compositora y pianista española, Alicia Tamariz, nacida en Barcelona en 1986, no es conocida solamente por su talento musical sino también por ser la hija del mítico mago Juan Tamariz, que ha inculcado en ella la verdad, la naturalidad y el arte no solo como valores fundamentales, sino también como el eje de su educación y su desarrollo personal. En constante evolución, ahora representa con su padre un espectáculo, Los siete velos del Arte, en el que se combina música, poesía y artes visuales, buscando crear una experiencia inmersiva y emocional para sumergir al público en un mundo de sensaciones y reflexiones.
-Alicia, ¿cómo surgió la idea de crear este espectáculo? ¿Fue un proceso completamente personal o una conversación con tu padre la que inspiró este proyecto?
-Yo diría que siempre hay distintos gérmenes que hacen que algo nazca, pero, al principio, fue algo bastante personal. Luego, cuando empecé a compartirlo con mi padre, él me dio sus opiniones para sacar adelante la idea, que me surgió cuando cumplió 80 años y dejó de actuar en los teatros grandes. En aquel momento, me dio cierta pena e intenté encontrar la forma de poder mantenerlo en los escenarios. Es como un regalo para el público que lo ha estado siguiendo en estas últimas décadas.
-¿Qué es lo que más valoras de trabajar con él?
-Todo. Además, el cuerpo del espectáculo está basado en una filosofía suya, a la que llamó Los Siete Velos. Lo que más valioso no es el contarla, sino el vivir y experimentar los siete ingredientes de los que habla y que el público también lo haga junto a nosotros. Esos ingredientes son: el amor por lo que haces, la dedicación, el conocimiento, la energía, la verdad , el mundo interior y, por último, de nuevo el amor hacia quien le entregas lo que haces.
-¿Cómo ves el futuro del espectáculo? ¿Tienes planes de llevarlo a otras partes de España o incluso al extranjero?
-Hemos empezado en Andalucía, porque yo estoy viviendo ahora mismo en Málaga, y ahora tengo planes de representarlo pronto en Madrid y en Barcelona, mi ciudad natal, para que lo veo la gente que tengo en la ciudad. También me apetece lo de llevarlo fuera de España. Mi padre se hizo muy conocido aquí por sus apariciones televisivas en las década de los 70, 80 y 90, pero en Sudamérica también le recuerdan con mucho cariño. Me haría mucha ilusión llevar este espectáculo allí. Además, mi hija nació en Ecuador, así que estoy conectada emocionalmente con esa parte del mundo.
-Trabajar junto a tu padre, un mago tan reconocido, debe ser una experiencia única, ¿cuál ha sido el mayor desafío para ti y cómo ha influido en tu crecimiento como artista?
-Para que la gente no se lleve a engaño, he de decir que su colaboración es grabada, pero hemos logrado una cercanía tan grande que la gente piensa a veces que está en streaming. Mi padre, más que un gran mago, es un referente para mí. Lo admiró por la valentía que demostró a la hora de hacer lo que realmente quería, incluso en momentos en los que no existía su profesión, por la coherencia y honestidad con que lleva su carrera y por su arrojo para ser él mismo y llevar su propia estética. Fue muy revolucionario.
-¿Qué emociones personales surgen en ti mientras compartes algunos diálogos con tu padre?
-Va a a sonar un poco cliché, pero me parece un momento muy mágico porque está y, al mismo tiempo, no está. Es un diálogo entre la realidad y la ilusión muy especial. Después está lo de compartir con cariño algo tan íntimo en un lugar público. He tenido la suerte de poder hacerlo y de que la gente lo haya agradecido. Ha sido un regalo.
-Después de esta experiencia. ¿cómo sientes que es tu relación con él, tanto como padre como artista? ¿Ha evolucionado?
-No lo había pensado, pero supongo que sí. Hay una interrelación nueva, como si hubiéramos creado algo juntos. A mi padre le entusiasma y alegra que pueda hacer cosas tan bonitas y originales.
-¿Cuál es la principal lección que te ha enseñado, no solo sobre la magia, sino sobre la vida misma?
-Una de las que se me ha quedado más grabada es la de no juzgar a las personas. Siempre me dice que la culpa no existe, que el motivo de que las personas actúen erradamente es porque no están centradas. Esa forma de pensar es necesaria para que haya más paz en el mundo.
-¿Crees que has heredado alguna de sus habilidades para conectar emocionalmente con el público, aunque tu arte sea la música en lugar de la magia?
-Tenemos conceptos afines a la personalidad, pero, en los escenarios, yo soy más introspectiva, suave y dulce. Mi padre es más extrovertido y estrambótico. Últimamente estoy desarrollando más la parte de la comunicación, algo que supongo habré aprendido de él.
-¿Cómo describirías a tu padre fuera del escenario, en su vida cotidiana? ¿Es tan carismático y enérgico como lo vemos en los escenarios?
-Aunque no lo exprese elocuentemente, tiene carisma y es magnético, pero en la vida real, es bastante tímido y muy tranquilo. No es una persona loca ni desbocada o desmadrada. Y tiene su propio orden. Desde que era joven, duerme durante el día desde y pasa las madrugadas estudiando, trabajando y reuniéndose con otros magos.
-Tu padre es conocido por su ingenio y su capacidad de sorprender a todos con su magia. Pero, ¿qué es lo que más te sorprende de él a nivel personal?
-La pasión que tiene. Es tan grande que no se le acaba nunca. También su afán para que los demás disfrutemos siempre y sus ganas de compartir sus hallazgos y sus nuevas ideas. Ha conseguido que la magia no sea solo un entretenimiento de cabaret o de circo antiguo, sino un arte más en mayúscula.
-¿En algún momento has considerado explorar el mundo de la magia, siguiendo los pasos de tu padre o siempre supiste que la música era tu pasión?
-Hace quince años, intenté hacer una especie de fusión de la música con la magia, pero la disfruto más como espectadora. La música, en cambio, ha sido un lenguaje que me ha acompañado desde que era una cría. No he sido una estudiante de conservatorio, pero sabía que era un canal de comunicación muy natural para mí.
-Como cantante, pianista y compositora, ¿què tipo de música te ha atraido más y cómo defines tu estilo personal?
-El momento clave fue cuando conocí el jazz a mis dieciocho años. Me enamoré por completo de esa música y de la energía que me transmitían en vivo los músicos. Era una sensación muy hermosa de libertad e introspección. Y también me siento muy identificada con la música folclórica, que transmite mucha alegría.
-Fuera de los escenarios y de tu carrera artística, ¿cómo te gusta pasar tu tiempo libre? ¿Tienes alguna afición o pasatiempo que te apasione?
-Ahora mismo tengo menos tiempo, porque tengo dos hijos de diez y tres años que ya son una gran afición y ocupación para mí, pero lo paso muy bien. Vivo en plena naturaleza, muy tranquila y mi profesión y mis hobbies son lo mismo: crear e idear cosas bonitas para que lo pasemos bien.
-¿Alguna vez te ha interesado aprender trucos de magia o has practicado algunos por diversión?
-Sí, con siete años hacía algún juego de magia que me había enseñado mi padre y él me dice que lo hacía muy bien, que me veía muy metida en el rol. Luego, con veinte años, picoteé un poquito más en el mundo de la magia, pero, como te decía antes, no me engancha tanto como verla. Creo que soy una buena espectadora.
-¿Tus hijos han heredado alguna inclinación hacia la magia o alguna de las artes que forman parte de su vida?
-Ahora son muy libres y no les enseño nada que no me pidan, no les fuerzo para nada, pero tienen dotes artísticas. Los dos son muy cómicos y la música la llevan ya dentro. A mi hijo pequeño le encanta la percusión y tiene un ritmo increíble y la mayor, improvisa.
-A pesar de los años, tu padre sigue siendo una figura fundamental en el mundo de la magia. ¿Cómo ves su energía y su entusiasmo a esta edad?
-Físicamente está más tranquilito, pero el entusiasmo y la pasión no se le agotan. Ahora mismo está escribiendo tres o cuatro libros a la vez porque dice que tiene que compartir muchas ideas.
-¿Qué le deseas en este nuevo capítulo de su vida, tanto en su carrera como en su vida personal?
-Tranquilidad, paz y salud. Todos envejecemos, pero lo que no quiero es que sufra.
-Después de la experiencia única de Los siete velos del Arte, ¿qué proyectos tienes en mente para el futuro? ¿Hay algo nuevo en lo que estés trabajando actualmente?
-Están surgiendo ya algunas ideas hermanas del espectáculo, como un libro/disco para inmortalizar toda esta música, y otras que no tienen nada que ver, pero por ahora quiero centrarme y enfocarme plenamente en Los Siete Velos del Arte porque todavía le queda vida y vuelo.