Hablar de Carla Bruni es hacerlo de una mujer que se ha reinventado a sí misma. Saltó al estrellato como top model internacional en los 90, luego probó suerte en el mundo de la música, con un peculiar estilo que combina el pop francés con influencias de folk y jazz, para después sorprender al mundo convirtiéndose en la primera dama de Francia con solo 40 años. Ahora, a los 57 cumplidos, los hizo el pasado 23 de diciembre, se encuentra en un momento de introspección personal. Es hora de hacer balance y aprovecha la entrevista que acaba de conceder a la edición española de Harper’s Bazaar, dónde Bruni es la portada del mes de abril, para abrir su corazón y reflexionar sobre los momentos más significativos de su vida. Además de lucir espectacular. Así se convierte en todo un ejemplo de cómo la verdadera reinvención consiste en desafiar los estándares impuestos y redefinirlos a su manera.
Nacida en Turín, Italia, en 1968, Carla Gilberta Bruni Tedeschi, creció en una familia de artistas y empresarios. Su pasión por la música y la moda la llevó a París, donde comenzó su carrera como modelo en los años 90. Con su elegancia y carisma, se convirtió en una de las figuras más reconocidas de la industria. Sin embargo, Bruni siempre tuvo claro que quería más. “Desde niña quise ser famosa, soñaba con que la gente me quisiera y me respetara”, confesó en esta entrevista.
La vida de Carla Bruni dio un cambio radical cuando conoció a Nicolas Sarkozy. Antes de conocer al político francés, la modelo ya había tenido relaciones con figuras destacadas como Mick Jagger y Eric Clapton, quienes marcaron etapas importantes en su vida. Incluso se la llegó a acusar de ser el detonante de la separación definitiva del vocalista de los Rolling Stones y su esposa Jerry Hall. También se la relacionó con los actores Kevin Costner y Vincent Pérez (La Reina Margot). Pero fue Sarkozy quien se convirtió en el hombre de su vida. La pareja se conoció en 2007, ese año, él ganó las elecciones en Francia y se convirtió en presidente de la República Francesa en el mes de mayo.
Tras un romance breve, pero intenso, se casaron el 2 de febrero de 2008. “El mejor recuerdo de esa etapa fue conocer a mi hombre, porque todo fue maravilloso, fantástico y extremadamente interesante”, declara Bruni en la entrevista. Aunque su papel como primera dama la expuso a críticas de todo tipo, asegura que lo mejor de aquellos años fue “que pude ayudar a mucha gente. La gente te pide ayuda cuando estás en una posición así y lo bueno es que puedes hacerlo (...) Eso fue muy enriquecedor”, reconoce en la entrevista.
Sin embargo, la política también tiene sus sinsabores y ella lo está experimentando en carne propia. Actualmente, Bruni enfrenta una investigación judicial por presuntos delitos de asociación delictiva relacionados con las elecciones presidenciales de 2007, que podría llevarla a la cárcel. Aunque prefiere no comentar sobre el procedimiento y confía en la Justicia gala, sí que deja claro que el mundo de la política no es el suyo. “Aquello lo hice por amor, pero nunca habría entrado en política por mí misma (...) No me gustan las políticas ni el poder. No creo en la acción humana, creo más en el Universo, en lo sagrado”, reconoce en esta publicación.
Mientras su problema judicial sigue su curso, ella está centrada en su negocio de vinos franceses, sin abandonar la música, su auténtica pasión. Eso sí, lleva sin sacar un disco desde 2020, cuando lanzó Little French Songs. Pero por encima de todos sus compromisos, están sus hijos, con los que disfruta de su mejor papel: el de madre. Tiene dos hijos: Aurélien (23 años), fruto de su relación con el filósofo Raphaël Enthoven, y Giulia (13 años), nacida de su matrimonio con Sarkozy. “La maternidad te enseña mucho sobre el amor", ha declarado la cantante y modelo, quien asegura que sus hijos son el motor de su vida.
No cabe duda de que su autenticidad y capacidad de reinvención la han convertido en un ejemplo de resiliencia y elegancia. Y, hoy, a sus 57 años, vive un momento de plenitud total. Y aunque podría terminar en la cárcel los presuntos delitos que se la imputan, prefiere tomárselo con tranquilidad y que la Justicia sea la que dictamine sobre su futuro.