Entre las islas de Java y Timor, en aguas del océano Índico, la isla Sumba representa la más pura esencia de las etnias malayas y melanesias, así como un sorprendente paraíso perdido donde hay paisajes que escapan de lo habitual. El más insólito de entre todos estos tesoros naturales está en los manglares de Walakiri, donde hallamos una de las estampas más icónicas de la isla y, al mismo tiempo, más impactante. Allí, los árboles adquieren inusuales y extrañas formas que, al juntarse unos con otros, crean siluetas que se asemejan a bailarines en plena danza. Da la sensación de que los árboles han quedado congelados en mitad de una coreografía. Con la marea alta, a última hora del día, el reflejo en el agua vuelve a devolverlos a la vida y se crea la ilusión de que se mueven al son de una música imaginaria.
Los 'árboles de marea' congelados, una maravilla natural única del río Qiantang
En este río de China, se produce un espectáculo único. Allí tiene lugar un sorprendente fenómeno protagonizado por la naturaleza, que ahora podemos contemplar gracias a las imágenes registradas con ayuda de drones: el conocido como 'árbol de marea' por su parecido con los troncos y ramas de los árboles. La rareza se produce en el estuario del río, antes de desembocar en el Mar de China Oriental, cuando las mareas que se originan en ese enclave socavan, en los bancos de arena, figuras intrincadas que recuerdan a la forma de un árbol. El resultado es extraordinario y, a veces, estos 'árboles' aparecen teñidos de blanco cuando el agua se congela, a causa de las bajas temperaturas.
El singular 'árbol seta' con un tronco 'tejido' a base de ficus
A simple vista puede parecer un tronco frágil, pero aguanta perfectamente el peso de sus ramas, que tienen forma de una original seta, y se mantiene fuerte ante las inclemencias del tiempo. En esta ocasión, el diseño de este original árbol que se encuentra en China no es obra de la naturaleza, sino de la creatividad y habilidad humana, para ir dándole esta peculiar forma con el paso del tiempo. Y el secreto para conseguirlo es que no se trata de un árbol único, sino de diez ficus perfectamente unidos.