Andrea Bocelli emociona por igual a hombres y mujeres y sus vitrinas se tambalean por el peso de los numerosos premios que ha conseguido a lo largo de sus más de 30 años de carrera. Sin embargo, el paso del tiempo no ha mermado los éxitos del afamado tenor italiano.
Su actual gira mundial lo respalda. A pesar de su apretada agenda, el artista de 66 años ha tenido el gesto de recibirnos en su mansión de Miami junto a su mujer, Veronica Berti, la madre de su hija, Virginia, y su mánager y confidente, que celebró su 42 cumpleaños el pasado 18 de febrero.
Ella ha estado en el centro de su vida tanto en lo personal como en lo profesional a lo largo de estos 23 años que llevan juntos, de ellos, once casados, y ha sido la artífice de este exclusivo encuentro con ¡HOLA! "Verónica es mi compañera, mi mejor amiga, mi amante, mi confidente y la persona que ha criado a mis dos hijos mayores y a mi hija, Virgina. Ella es el pilar de nuestra familia y su cumpleaños ha sido una ocasión especial para recordarle cuánto la valoro y para expresarle mi profunda gratitud y cariño", comparte el maestro.
"Un encuentro de almas"
—¿Cómo la has sorprendido en esta ocasión?
—Le regalé un ramo de rosas rojas y le volví a cantar la misma romanza, Occhi di fata, que le canté la primera vez que nos encontramos. Para hacerlo aún más especial, organicé un espectáculo de fuegos artificiales sobre la bahía, que iluminó la noche y que disfrutamos desde el jardín de nuestra casa.
—¿Cómo definirías tu historia de amor?
—Como un encuentro de almas. Platón, en su "Banquete", explica cómo el alma, dividida en dos mitades antes de nacer, atraviesa la existencia buscando su otra parte para alcanzar la plenitud. Creo que eso es exactamente lo que nos ha sucedido.
Llevamos casi 23 años juntos y, después de todo este tiempo, seguimos eligiéndonos cada día, con el mismo entusiasmo y deseo de compartir la vida en su totalidad. Nos complementamos, nos sostenemos y crecemos juntos.
"Andrea y yo nos complementamos muy bien porque somos maravillosamente diferentes. Esa diferencia incrementa el que nos necesitemos mutuamente"
—¿Y cuál es el secreto para tener una familia tan hermosa como la vuestra?
—Somos una familia completamente normal, con momentos de alegría y desafíos, donde no faltan las discusiones. Nosotros compartimos risas, preocupaciones y aprendizajes, siempre con el deseo de crecer juntos.
—¿Cómo se celebra un día especial en casa Bocelli?
—Con sencillez, alegría y el calor de nuestros seres queridos. No seguimos una tradición fija, pero siempre compartimos el placer de la mesa y, en ocasiones especiales, como esta, brindamos por Verónica acompañando la celebración con uno de sus postres favoritos: un pastel cubierto de fresas, un regalo que nunca falta de su amiga Esther. Como es habitual, la velada continúa alrededor del piano. Esta vez, nuestra hija, Virginia, quiso rendir homenaje a su mamá interpretando Hallelujah y, para cerrar la noche, Verónica y yo nos regalamos un baile al son de Nessum dorma.
—¿Qué actividades realizáis cuando estáis en Florida?
—Florida es uno de los pocos lugares donde realmente puedo desconectar y relajarme. Con Veronica y mis hijos, emprendemos largos paseos al aire libre, explorando la belleza del entorno. También nos encanta hacer excursiones en canoa por las islas cercanas a la casa, donde solemos ver mapaches con sus crías, lo que siempre es un momento especial. Además, aprovechamos para navegar en la moto de agua, un regalo navideño de nuestros productores estadounidenses.
—Tu hijo Matteo ha colaborado con Sebastián Yatra y ha participado en el Festival de Viña del Mar. ¿Qué sientes al verlo comenzar una carrera al otro lado del Atlántico?
—Siento una gran satisfacción... Y me alegra que haya colaborado con Sebastián Yatra, uno de los artistas más populares de la escena latina contemporánea. Ahora Matteo es también colega mío, un artista profesionalmente maduro, que recibe una excelente acogida popular. Y me llena de orgullo que también sea apreciado por un público preparado y exigente.
—Has cantado en momentos muy especiales para la Familia Real británica, como el Jubileo de la Reina, la coronación del Rey Carlos y la boda de la princesa Eugenia... ¿Qué recuerdos tienes? ¿Puedes compartir alguna anécdota?
—Guardo recuerdos vividos, emocionantes y llenos de gratitud por la oportunidad de ofrecer mi modesta contribución a la banda sonora de acontecimientos históricos. Recuerdo una anécdota divertida que ocurrió en el castillo de Windsor, en 2016, durante el concierto que celebraba el 90 cumpleaños de la Reina Isabel II. Mientras me preparaba para la actuación, busqué un pasillo más tranquilo de la residencia real para concentrarme, pero el personal me detuvo amablemente y me indicó que me estaba adentrando en los aposentos privados de la Reina.
—¿Te han hecho alguna solicitud especial?
—En el concierto para la coronación de Carlos III, el Rey solicitó expresamente que cantara, junto con el bajo-barítono Bryn Terfel, You’ll Never Walk Alone, una pieza bellísima que representa una declaración de amor y de unidad en los momentos difíciles.
Habla Verónica
—Veronica, ¿cómo es de romántico el maestro Andrea?
—Mi esposo es un alma romántica, un artista. Su enfoque de la vida es profundamente poético. Lo ha demostrado en mi cumpleaños. Pero lo cierto es que, a lo largo de los años que hemos compartido, las sorpresas pequeñas y grandes, llenas de palabras bellas y cargadas de amor, han sido constantes. Él me dedica tiempo y atención de forma puntual.
A veces me escribe, sobre todo por la noche, correos hermosos, llenos de afecto, reflexiones y, en ocasiones, versos. Y cuando me despierto, lo primero que hago es revisar el correo y leer sus cartas, que siempre terminan con una súplica: "¡No olvides responderme!". Cuando por la mañana le llevo el café a la cama (un pequeño ritual al que ambos somos muy fieles), le doy un beso y le digo: "Gracias, amor". Y él me responde: "¿Crees que me libraré de tu respuesta con ese simple gesto?".
—¿Por qué habéis decidido celebrar tu cumpleaños en Miami?
—Ya es una tradición que la agenda incluya una gira por Estados Unidos coincidiendo con la festividad de San Valentín. Si los compromisos lo permiten, aprovechamos los días libres entre concierto y concierto para disfrutar de la tranquilidad de nuestra casa aquí. En esta época del año, en muchas ciudades estadounidenses, la voz de Andrea celebra el amor (él, que ha dedicado su vida a rendir homenaje al amor a través de la música). Y cuando tenemos la oportunidad, aprovechamos los días de descanso para gozar de nuestro refugio. Ahora tuvimos suerte, ya que mi cumpleaños coincidió con un día libre.
—¿Es en esta residencia frente al mar donde encontráis paz y tranquilidad?
—Es una casa que todos en la familia adoramos. Aquí, Andrea puede recargarse y debo decir que incluso mis ritmos se vuelven más relajados. En realidad, trabajar nunca me resulta una carga, pero, bajo el cálido sol de Miami, disfruto haciéndolo en un entorno de gran belleza y serenidad. Mi oficina, de hecho, es el muelle de la casa.
Como mi trabajo depende en gran medida del teléfono, me gusta esperar mientras observo los manatíes, tortugas, pelícanos, guacamayos e iguanas, criaturas que raramente veríamos en Italia. Además, tengo la suerte de trabajar para mi familia, lo que me da paz y satisfacción. La tranquilidad proviene también del hecho de tener a mi esposo a mi lado y de poder pasar el mayor tiempo posible con el hombre que amo.
—Veronica, ¿cómo definirías esta fase de tu vida a nivel familiar y personal?
—Es una fase intensa y serena: llevo una vida muy llena junto a él. Han sido años profundos, tanto a nivel familiar como de pareja y de trabajo. Generalmente, la felicidad solo se percibe al mirar atrás, pero yo tengo la sensación de estar viviendo una etapa verdaderamente inolvidable. Avanzamos juntos, mi esposo y yo, siempre mirando hacia el horizonte.
Si te concentras demasiado en lo cercano, las olas pueden parecer grandes y turbulentas, pero si miras hacia lo lejos, el mar parece tranquilo. Me siento muy afortunada porque Andrea es una persona calmada y reflexiva. Y cuando (afortunadamente rara vez) no he logrado mirar hacia adelante y he estado demasiado enfocada en lo cercano, él ha tenido la sabiduría de recordarme que no es el enfoque correcto.
—¿Qué es lo que más te gusta de compartir tu vida con él?
—Andrea y yo nos complementamos muy bien porque somos maravillosamente diferentes. Esa diferencia incrementa el que nos necesitemos mutuamente, ya que la fortaleza de uno puede ser la debilidad del otro, y viceversa. Ambos somos apasionados y luchadores. Sin embargo, Andrea nunca se enoja, es una persona muy moderada (y yo soy todo lo contrario). Vivir juntos significa superar juntos cualquier tipo de prueba o adversidad, apoyándonos mutuamente, y, además, me gusta la imagen de dos personas que caminan una al lado de la otra.