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Cuesta mucho creer que alguien como Ivonne Reyes, que ha sido uno de los rostros más queridos —y solicitados— de la televisión, pueda estar en la ruina. "En Sudamérica, no utilizamos esa palabra. Es verdad que en España sí, aunque “ruina” me suena fuerte. Pero es una realidad, aunque yo diría que me he quedado sin dinero. Estoy buscándome la vida, reinventándome y aprendiendo de las finanzas", nos dice la actriz y presentadora venezolana. A sus 57 años, Ivonne explica a ¡HOLA! su delicada situación económica y sus problemas con Hacienda, tras hacerse cargo de toda su familia y realizar malas inversiones. Pero, ahora, se muestra optimista.
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—¿Te ha costado contar tu situación o has sentido vergüenza?
—Muchísimo. Y la sigo teniendo. Aunque suene exagerado, es como quitarte la ropa y quedarte desnuda delante del mundo. Pero también es como quitarte una carga.
—Supongo que cuando lo has contado es porque ya lo tienes asumido, pero habrás llorado mucho.
—Fíjate que me cuesta mucho llorar. Mucho. Pero cuando uno no llora, el cuerpo habla y aparecen enfermedades. Me acostumbré a tener tantas capas de cebolla… Y eso tampoco es sano. Ni cuando me dio la septicemia y estuve a punto de morir quise contarlo. Lo hice muchísimo después. No me gusta dar pena. Soy muy optimista.
—Ahora te toca empezar de cero, gracias a la Ley de Segunda Oportunidad.
—Me habló de ello una amiga y lo estoy haciendo con el abogado Ángel Díaz Cano. No sabía que existía esto y tampoco cómo hacer las cosas bien. He estado superahogada. Iba pagando, pagando, pero lo que me quedaban eran los intereses.
"Tuve dos casas en Miami y dos en Venezuela. Fui mal asesorada y ni escuchaba"
—¿Se fueron multiplicando y no podías hacer frente a ellos?
—Empezaron a ser más de lo que debía. Cuando caí enferma y, de repente, dejé de pagar unos meses…
—Se ha hablado de que has perdido 10 millones de euros… Incluso, 20 millones...
—Lo de 20 millones yo no sé quién lo ha dicho. Cómo gusta sacar cifras…
—Bueno, 10 millones ya es una cantidad bastante elevada.
—Me empezaron a preguntar si era un millón, dos millones… Hasta diez. Y yo lo que dije es que no sé si podían ser ocho, diez o doce.
—Entonces, ¿has perdido alrededor de diez millones?
—No me gusta poner una cifra porque ni siquiera la sé. Ha sido mucho dinero. Sinceramente, tendría que sentarme a mirar papeles, pero no tengo por qué mostrar nada.
—¿Te pusiste en manos de profesionales y no te asesoraron bien?
—Tampoco quise escuchar. Para tener un negocio o cuidar tu dinero, ya sean diez euros o 100.000, es necesario estar ahí. Hay que saber cuidarlo, como a los hijos y la familia, porque creemos que no se acaba nunca y luego… Si ya enfermas, porque no lloras o te lo guardas todo, viene el otro gran problema. Yo estoy aprendiendo a aprender.
—Al menos, ¿mantienes tu casa?
—Estoy de alquiler.
—Pero tenías casa en propiedad. ¿Tuviste que venderla?
—Tuve dos en Miami y dos en Venezuela. Estuve mal asesorada y tampoco escuchaba. Es que yo de números…
—Tú te encargabas de lo tuyo, que era trabajar.
—Claro. Lo he pasado muy mal y estoy empezando a recuperarme, pero no tengo los mismos ingresos.
Más y más problemas
—¿Cuál es el origen de tu situación? ¿Problemas con Hacienda?
—Eso entre otras cosas. Piensa que una muerte cuesta mucho… —Su hermano David se quitó la vida en 2016 y su hermana Noris falleció el pasado verano—. Luego, también hay que tener ánimo para continuar. Cuando llegó lo de Hacienda, es verdad que dije: 'Guau, ¿qué es esto'. Si lo hubiese sabido… También podía haberme ido y no pagar, pero dije: 'No, no voy a cerrar las puertas a mi hijo'.
—Ahora, ¿tienes resuelta la deuda con Hacienda?
—Prácticamente sí. Me queda muy poco… Es un poquito para la cantidad que era. Lo demás también lo he ido pagando. Lo que ha ocurrido es que, cada vez que pensaba que todo estaba saldado, aparecían los intereses… Otra vez era la misma cantidad, pero eran los intereses, que seguían subiendo y no terminaba nunca…
—Menuda angustia.
—Quieres quedar bien con las personas que han creído en ti. Quería solucionarlo, pero, de verdad, no sabía. Iba repartiendo lo que tenía, pero llegó un momento en el que yo decía: 'Dios mío, ¿qué hago? ¿Qué hago?'. No podía más.
Sus pensamientos más duros
—Se ha dicho que caíste en una depresión y que has estado en tratamiento. ¿Estás mejor?
—He pasado momentos muy difíciles y sí, he tenido mis catarsis, de bajón. Trabajo con psicólogos y psiquiatras que me mandan pastillas para tener más ánimo. Ahora, estoy más estable. Quiero contar cómo he ido saliendo y compartir las herramientas que he utilizado: el deporte, mis coaches, mis psicólogos… También he recibido mucho apoyo de gente y he leído mucho. Pero lo he tenido todo muy negro, literalmente.
—Hasta barajaste quitarte de en medio…
—Sí. Cuando uno tiene depresión, lo llega a pensar… Sabes perfectamente lo de mi hermano, que se quitó de en medio. Pero también hay opciones para salir: párate y pide ayuda. Yo he aprendido a pedirla. Hay personas que dicen: «Un psicólogo cuesta dinero». Donde yo estudié «coaching», que se llama CIVSEM, se buscan pacientes para psicólogos que hacen sus cursos y para prácticas con gente ya certificada. Hay muchos sitios como este a los que se puede acudir. También hay muchas formas de salir y es lo que voy a contar en mi pódcast, La mirada de Ivonne. Antes de pedir el préstamo, también hay que ver otras opciones. De repente, un préstamo te puede llevar, más bien, a que no salgas. Eso lo sé ahora, pero a mí me venían los recibos y decía: 'Paga, paga, paga'. También me hago responsable de mis actos, que debería haber tenido más información y cultura financiera…
—Tu hijo te ha ayudado económicamente. Hasta ha trabajado recogiendo aceitunas.
—Sí. Como hacía deporte y estaba en el campo, le salió recoger. Aparte, quiere hacer un documental para mostrar esas cosas. Mi hijo es muy creativo. Ahora acaba de rodar una película en Estados Unidos.
—Se está haciendo un hueco como actor, pero no tiene reparos en trabajar en lo que sea.
—La interpretación es más seria de lo que la gente se cree. No es solo estudiar y ya. Hay que trabajárselo todos los días y él lo hace con Paco Sepúlveda, que es un actor y director muy bueno.
"Prácticamente, la deuda con Hacienda está resuelta. Lo demás lo he ido pagando. Pero cada vez que pensaba que todo estaba saldado, aparecían los intereses"
—Profesionalmente, ¿a qué te dedicas tú?
—Estoy con La mirada de Ivonne, mi pódcast. Empecé en La Razón y ahora estoy por mi cuenta. Tengo mi equipo, pero yo me hago mi guion, hago llamadas… Le estoy poniendo mucha ilusión. Hace como un mes y algo también me llamaron para un proyecto de teatro. Además, estoy terminando un libro que se llama La comunicación a través de la seducción.
—Tienes proyectos, así que hay luz.
—Luego, hago cursos y estoy con un coach, pero por intercambio… Es que la gente dice: 'Si tiene para las redes y tiene para la belleza…', pero eso es intercambio. A veces, también contratan… Tendré que pagar la casa de alguna manera, ¿no? Si muestro ruina o mala cara o mal cuerpo…
—En tu caso, son tus herramientas de trabajo.
—Y las de todos. Por eso, es muy importante tener la autoestima alta. Si no puedes salir, lo primero que hay que hacer es acudir al médico. Todo empieza por no dormir por las preocupaciones. Y si no duermes bien, no sabes gestionar.