Este 2025, la familia Martínez-Bordiú (o al menos una parte de ella), volverá a darse cita en una boda. Si hace unos meses eran Inés Ybarra y Jaime Ardid Martínez Bordiú los que pasaban por el altar en una discreta boda celebrada en Segovia, ahora le toca el turno a otro Jaime Martínez-Bordiú, según adelantan personas de su entorno a ¡HOLA! en primicia.
Se trata de Jaime Martínez-Bordiú Aznar, el pequeño de los tres hijos de José María Martínez-Bordiú y Cubas y la empresaria Rocío Aznar Sáinz y por tanto sobrino nieto de Carmen Franco. Por parte de padre, es nieto del conde de Morata de Jalón y, de madre, del marqués de Lamiaco.
Con un perfil tan discreto como el del resto de su familia, comparte su vida desde hace años con la guapísima Andrea García, asociada en Savills España, una de las consultoras inmobiliarias más importantes de Europa.
Tras varios años de convivencia, ambos están de lo más integrados en ambas familias por lo que la noticia de su compromiso no sorprendió a nadie si lo que vivieron como un paso natural que tarde o temprano darían. La fecha será, tal y como confirman, el 26 de septiembre. Un día que familiares y amigos ya tienen fijada en el calendario desde hace meses, cuando comenzaron con los preparativos del que será su gran día.
Lo celebrarán en la Finca El Gasco, la misma donde se rodó parte de la serie La Casa de Papel y que se encuentra en Torrelodones, a media hora en coche del centro de la ciudad donde podría celebrarse la ceremonia religiosa.
La última publicación de la novia en redes nos da pistas de quién podría estar diseñando su vestido de novia. Claudia Llagostera, una de las más demandadas por las novias más sofisticadas, firma el look que lleva en ese post, combinado con joyas de M Paulet, con quien la diseñadora acaba de lanzar una nueva colaboración.
Emprendedor desde los 25
Él es un emprendedor consumado. Con tan solo 25 años había creado de cero dos empresas mientras trabajaba como asesor financiero en uno de los principales bancos de este país. Ahora, trabaja como asesor financiero en la empresa Timewalls que él mismo fundó hace seis meses y que se dedica a la venta de fotografías enmarcadas.
“En un mundo donde las fotos se deslizan frente a nosotros al ritmo intenso del scroll y los recuerdos quedan atrapados en la nube digital o el carrete del móvil, decidimos hacer algo diferente: darles a las historias que valen la pena, un espacio para ser admiradas y compartidas”, aseguran en su manifiesto. “Aquí, cada foto es mucho más que un simple elemento decorativo. Es un puente entre quien la hizo y quien decide hacerla suya”. Una de ellas, ya cuelga de una pared de la casa de Madrid de María Pombo, ni más ni menos.