Nos temblaron las canillas, pero, obviamente, era una falsa alarma. O no tan obvia, que tanto va el cántaro a la fuente que termina rompiéndose. Ana de Armas era fotografiada con Tom Cruise la noche de San Valentín, en el Soho londinense, saliendo de un restaurante y compartiendo taxi con la estrella de Hollywood. Y la noticia daba la vuelta al mundo. Porque si bien la teníamos emparejada, la vida sentimental en el mundo del espectáculo va a 45 revoluciones, mientras que la del resto de mortales, como mucho, ronda las 33. Y cuando decimos "emparejada", decimos con novio y residentes en Madrid, como presentaba Mayra Gómez Kemp a los concursantes de Un, dos, tres.
Porque así siguen la actriz y el político Manuel Anido Cuesta, el "hijastrísimo" del Presidente de Cuba, aunque, a la vista de los aguaceros de estas imágenes, en vez de la capital de España, bien podría ser Venecia a punto de verse sumergida por el acqua alta. Muy enamorados (ay, ese brazo de él en la cintura de ella; ay, esa mano helada de ella metida en el cálido bolsillo de la cazadora de él). Y muy de incógnito, aunque no se escondan. Porque a la hispanocubana la vimos la semana pasada en la portada de ¡HOLA! por la ceremonia de los Oscar, donde entregaba la estatuilla al mejor cortometraje de ficción, con un Louis Vuitton en crepé de seda negro y escote halter, de tul bordado en pedrería; pero un viernes al mediodía, con este tiempo de perros, en las inmediaciones de El Prado, pues... como que no: un abrigo de paño y unas sneakers y andando.
Por cierto, lo de Tom tiene explicación. Según parece, la actriz busca expandir su red de contactos en Hollywood para acceder a mejores oportunidades en la industria y el de Nacido el 4 de julio, para eso, es como un interfono categoría "supra".