Hay fenómenos televisivos que llegan para quedarse en la memoria colectiva de los televidentes. En 1999, la televisión colombiana exportó al mundo su Yo soy Betty, la fea, del que fuera Rey Midas de las telenovelas, Fernando Gaitán. La serie causó tales índices de audiencia, que la todopoderosa televisión estadounidense –en este caso, la cadena ABC– decidió comprar los derechos y realizar su propia versión, Ugly Betty. Corría el año 2006, y America Ferrera le dio el “sí quiero” al papel que la catapultó a una fama de la que no se ha deslindado. Casi dos décadas después de aquel “boom” sin precedentes, Ugly Betty se está ganando el terrible apodo de “serie maldita” por una suma de trágicas circunstancias que han salpicado directamente a quienes estuvieron involucrados en sus cuatro temporadas. Y no solo Ugly Betty, porque algunos de los protagonistas de la versión original también han vivido situaciones de un dramatismo excepcional.
El último afectado por esta hipotética maldición ha sido Eric Mabius (Daniel Meade para los televidentes). El actor fue arrestado, el pasado 20 de febrero, en el condado de Nassau por un cargo de agresión y resistencia al arresto. Al parecer, Eric Mabius, de cincuenta y tres años, se involucró en una pelea en un bar y su actitud, según la prensa estadounidense, fue “beligerante”, además de ser reportado como “extremadamente intoxicado”.
Del cielo al infierno
En 2006, cuando Ugly Betty “asaltó” los hogares con su propuesta de telenovela amable –chica poco agraciada, pero con un corazón de oro y una inteligencia emocional a prueba de bomba, consigue lo que se propone con paciencia– alcanzó tal éxito que cambió de la noche a la mañana la vida de muchos de sus protagonistas. Algunas, para bien, y otras… no tanto. Producida nada más y nada menos que por Salma Hayek, Ugly Betty puso en el candelero a America Ferrera quien por su interpretación de Betty Suárez se llevó, entre otros premios, el Globo de Oro, el Emmy y el Premio del Sindicato de Actores. Es decir, la actriz de origen hondureño logró que Hollywood se rindiera a sus pies y apreciara su calidad como actriz. Gracias a la visibilización que le dio Ugly Betty, America Ferrara, junto con otras latinas extremadamente poderosas de la Meca del Cine –como la ya citada Salma Hayek, Eva Longoria, Sofia Vergara o Jessica Alba, por poner algunos ejemplos– abrieron puertas y rompieron prejuicios de la industria hacia los actores y profesionales latinos.
Sin embargo, dentro del universo de Ugly Betty el caso de America Ferrera, con su carrera estable, alejada de escándalos y cuajada de éxito (Barbie la reconfirmó como estrella y se ganó una nominación al Oscar), no ha sido el patrón seguido por muchos de los actores que enamoraron, y enfadaron, a los fans de Betty a lo largo de sus cuatro temporadas. Así como siempre se ha dicho que la mítica película de El exorcista (1973) arrastra una leyenda negra de desgracias sufridas por los involucrados, Ugly Betty va por el mismo camino, como trataremos de mostrar en las siguientes líneas.
Michael Brea asesina a su madre
Comencemos por el caso más sonoro, el que nos hace ver que la realidad supera a la ficción. En 2010, justo cuando se emitió la última temporada de Ugly Betty, un titular dejó con el alma en un puño a todos: “Actor asesina con una espada de samurái a su madre”. Ocurrió en Brooklyn, cuando unos vecinos avisaron a la policía porque, en la madrugada del 23 de noviembre, oyeron gritos terroríficos: “Arrepiéntete, arrepiéntete, pecadora, pecadora”. Cuando la policía accedió al domicilio, halló al actor Michael Brea en estado de shock y con una Biblia entre las manos, mientras que una mujer, su madre, yacía en el suelo cubierta de sangre, junto a una espada de samurái. No pudieron hacer nada por salvar su vida. El actor –que había aparecido esporádicamente en Ugly Betty– aseguró que él no había asesinado a su madre, sino al diablo que la había poseído. Es más, en las entrevistas que le hicieron posteriores al sangriento hecho, siempre defendió, con una calma que asustaba a cualquiera, que la violenta muerte de su madre había sido inevitable para acabar con los demonios. Fue acusado de asesinato en segundo grado y de posesión criminal de un arma. Sus amigos y familiares buscaron una explicación lógica para una reacción tan ilógica e inhumana. Al parecer, Michael Brea estaba lidiando con graves problemas económicos y esto le alteró por completo. Tanto que perdió la razón.
Silvio Horta acaba con su vida
Una década más tarde, en 2020, otro hecho dramático impactó a todos cuantos habían hecho posible Ugly Betty. Silvio Horta, guionista y productor, el mismo que ganó en 2007 un Globo de Oro por su trabajo en la popular serie, no pudo más con su vida y se descerrajó un tiro en la cabeza el 7 de enero de ese 2020. Tenía cuarenta y cinco años y se suicidó en la habitación de un hotel de Miami. Su madre, Anna, y su hermana, Hilda, difundieron un emotivo comunicado en el que informaron que Silvio “mantenía una batalla con la adicción y la depresión […] Pero a pesar de todo siempre encontró una forma de convertir sus luchas en risas. Era un hombre amable y hermoso”. En 2008, Silvio Horta concedió una entrevista que revelaba cómo había digerido el éxito tras la lluvia de premios que caían sobre Ugly Betty: “Durante mi primer año, la gente me preguntaba constantemente: ‘¿No eres feliz? Debes de estar emocionado. Tienes un programa exitoso. Debes de estar pasándolo genial’. Bueno, no, no es así. Es algo que me consume por completo. Cuando llego a casa el viernes por la noche estoy tan agotado que me siento paralizado. No quiero salir, no quiero socializar y tengo mucho trabajo que hacer. Eso es todo. Esa es mi vida”.
El dolor de Luces Velázquez
Como mencionamos al principio de estas líneas, la “maldición” también afectó a Yo soy Betty, la fea. Recientemente, Luces Velásquez, quien se pusiera en la piel de Bertha Muñoz en la telenovela colombiana, relató las durísimas circunstancias personales que vivió para lograr cumplir su sueño de ser madre. Perdió tres hijos: “Mi primer embarazo, al séptimo mes, encontramos que la niña tenía un tumor cardíaco. Para mí esto fue un golpe porque yo siempre quise ser mamá, desde niña”, reveló la actriz, de sesenta y cuatro años, durante una entrevista en “La sala de Laura Acuña”. Y justo cuando estaba rodando la famosísima novela se quedó embarazada por cuarta vez… No pudo evitar sentir un miedo, pero decidió seguir adelante con su embarazo, aunque lo ocultó a todos los de la producción… menos a Fernando Gaitán, el guionista, quien le dio un pequeño giro a la trama para justificar el aumento de peso de Luces: su personaje sufría un trastorno de ansiedad que le hacía estar a todas horas comiendo golosinas. Finalmente, esta es la menos dramática de las historias hasta ahora narradas. Luces Velásquez logró ser mamá y su hija Oriana hoy tiene veinticinco años y siguió los pasos profesionales de su padre, Jaime Lozada: la medicina.
Fernando Gaitán, demasiado joven
Por otra parte, el creador de Betty murió cuando aún no había cumplido los sesenta años. Según sus familiares y amigos, Fernando Gaitán falleció el 29 de enero de 2019 por un infarto que le sorprendió haciendo lo que más amaba, escribir. Su nombre siempre estará ligado al personaje de Betty y a una telenovela que, por méritos propios, se incluyó en el libro Guinness de los Récords por las cifras tan desorbitadas que logró: se emitió en más de ciento ochenta países, se dobló en veinticinco idiomas y contó con veintiocho adaptaciones en distintos países del mundo.
Años después del arrollador éxito de Yo soy Betty, la fea algunos de los protagonistas de la serie sintieron que vivían bajo la “maldición” de la telenovela. Muchos de ellos, ya habían sido encasillados con el personaje interpretado en la ficción. Por ejemplo, Ana María Orozco asumió que cada vez que la ven el nombre que aparezca en la mente de su interlocutor sea Betty y no Ana María. De éxito, metafórica, pero también realmente, también se puede morir.