Irrumpió en la escena musical con una fuerza arrolladora. Bajo el brazo, su primer disco, Lujo ibérico, al ritmo de canciones con letras desenfadadas y directas que no dejaban indiferente a nadie. Hace veinticinco años, la Mala Rodríguez nos propuso un ‘trato’ y, ahora, quiere celebrar aquel debut por todo lo alto.
Este miércoles, cinco de marzo, se sube al escenario del Palau de la Música, en Barcelona. Un concierto que, quizá, se antoje como el más especial que ha hecho hasta el momento. Porque aquella rapera y cantante andaluza que abrió camino en el género urbano puede presumir de haber construido una carrera que ya suma más de dos décadas.
Junto a la Orquestra Simfònica del Vallès e invitados de lujo (Israel Fernández, María Terremoto, Jorge Drexler…), María nos dice que esto, en realidad, es un “regalazo” que se ha hecho. “Estoy súper nerviosa, la verdad”, nos confesaba antes del gran día, con una gran sonrisa.
“Siempre he sido muy de seguir hacia delante con mi vida, pero nunca me paro a echar la vista atrás, a reflexionar un poco… Y creo que ese disco ha marcado mucho en la historia de la música, aquí, en España, fuera… y también a mí, como ser humano”. “No me doy ni cuenta de lo rápido que pasa el tiempo… Veo la carrera de un artista como un árbol que te da frutos y si tú te comprometes con tu público, es algo muy hermoso”.
- Lujo ibérico fue, además, disco de oro, y la canción de Tengo un trato un auténtico boom…
- Tengo un montón de suerte. Dios me dio esa oportunidad de darme a conocer y no he parado de trabajar. No he perdido ni un poco de ilusión en esta carrera, con lo difícil que es… Porque es duro, se pasa mucho tiempo sola, tienes dudas, es complicado construir una familia y cotejarlo todo… Pero es un regalo tan grande que no puedes decir ‘no’. Hay que estar muy agradecido.
- Tiene que haber sido difícil llegar hasta aquí. Tardaste cuatro años en sacar tu segundo disco
- Nunca me he puesto la meta de: cada año, un disco. Siempre me he tomado mi tiempo para vivir, para poder contar qué vivo y qué siento, seguir evolucionando. Hay personas que se lo han tomado bien y otras no. A lo mejor he perdido gente, pero también he encontrado a muchos otros que se enganchaban a lo siguiente que hacía. Creo que es importante ser fiel a uno mismo y reflejar quién eres tú en cada momento. No somos planos. Pienso que, en mi caso, mantengo la esencia. Tengo cosas de mi infancia, pero, como mujer, como ser humano, he ido creciendo y el sonido va cambiando, igual que las referencias y los mensajes.
- Es normal… la vida avanza
- Es ridículo (se ríe) Si yo hiciera siempre la misma música, sería una persona ‘loca’, ¡estaría viviendo el día de la marmota!
De sus primeros ‘shows’ con los vecinos del bloque al ‘precio’ de la fama
- Empezaste a escribir tus propias canciones con sólo 7 años. ¿Cómo tenías ya ese impulso de componer? ¿Cómo vía de escape, para contar cosas…?
- Yo creo que sí. Como pasaba mucho rato sola, sentía una necesidad de comunicar, de contar lo que sentía y todo eso. Me acuerdo que le escribía muchas cosas a mi madre, también escribía mucho en mi diario. Es un hábito que le recomendaba a mis amigas, y que mantengo a día de hoy. Te hace expresar lo que sientes, te ayuda a visualizar tus metas y te vas conociendo a ti mismo. Es muy bueno.
- Y en qué momento das el paso de subirte al escenario… Porque una cosa es escribir en casa y otro hacerlo en público, ¿no te dio reparo?
- Recuerdo que los primeros shows los hacía con los vecinos del bloque. Mis amigas y yo les dábamos entradas: metíamos las invitaciones en el buzón para que nos fueran a ver a la azotea. Imagínate la fantasía. Después, cuando era adolescente, sí que me colaba en los micros libres que se hacían. Me daba mucha vergüenza, pero quería hacerlo; y creo que lo de improvisar me ayudó mucho a soltarme porque no es nada fácil estar encima de un escenario… Es como: ‘wow’, cuesta. Todo se aprende. No sé qué hubiera hecho si no hubiera tenido a mis primas y a mi familia porque hemos hecho mucho teatro, hemos cantado… Ha sido muy bonito.
- ¿Cómo llevaste (y sigues llevando) lo de la fama? Hubo un momento en el que lo dejaste, te fuiste a trabajar a una pastelería, y, después, volviste
- Hace pocos días vi a Aitana hablando sobre esto mismo. A veces te puede la presión y no sabes qué hacer. Yo la entiendo perfectamente porque piensas: ¿cómo voy a decir que no a este gran regalo? Es algo tan grande y, sin embargo, a mí me cuesta respirar o me siento mal… Hay como un bloqueo que es inexplicable. Imagínate yo, con veinte años, sin ningún apoyo psicológico, directamente dije: ‘Chao, cierra la cortina, voy a parar’. Porque no sé cómo se gestiona esto, cómo se gestiona el que la gente te conozca por la calle, te diga, te hable como si te conociera de toda la vida, te pidan fotos… Hoy en día creo que hay profesionales que están especializados en esto. No es ni una locura ni un antojo, es algo realmente chocante y, si no lo gestionas bien, puedes tener problemas. Cuando escucho hablar a Aitana, a Mimi… veo que han afrontado todo de una forma muy madura.
"Yo, con veinte años, sin ningún apoyo psicológico, directamente dije: ‘Chao, cierra la cortina, voy a parar’. Porque no sé cómo se gestiona esto... No es ni una locura ni un antojo, es algo realmente chocante. Hay un bloqueo que es inexplicable. Entiendo perfectamente a Aitana"
- Es lógico, también ahora hay más herramientas y se ha normalizado hablar de salud mental
- Gracias a personas que han decidido hablar y decir ‘no me siento bien, no estoy todo el rato riéndome…’. La gente ahora es más valiente, también te lo digo. Antes había más miedo a la hora de expresarse. Gracias a Dios, todo esto ha cambiado.
- También por mujeres como tú, que habéis abierto camino
- Cuando volví, hice mi segundo disco y pensé en todo lo que podía hacer: Estados Unidos, promocionar en México… Pensaba: tengo que confiar y seguir creciendo, no quiero quedarme en una maceta pequeña, quiero seguir. A veces, veía que era la única chica en algunos festivales y me sentía como un bicho raro.
- Además tú vienes del género urbano, que fue siempre muy masculino
- Era mucho rock, la mayoría eran bandas de chicos… Y yo me plantaba en el escenario, era femenina, hablaba de todo tipo de cosas, daba mi opinión y en las entrevistas igual. Fue algo curioso.
- Muchas artistas dicen que a vosotras se os exige mucho más sobre el escenario y se os juzga más
- Era una locura, la verdad. Yo también veía grupos como Bomba Estéreo… Poquito a poquito también han ido apareciendo talentos en América Latina y se ha ido destacando el discurso de la mujer. Considero que lo más importante es que las mujeres hablemos, escribamos nuestras letras y contemos lo que nos pasa.
- ¿A ti en algún momento te han cuestionado la autoría de tus letras?
- (Niega con la cabeza) No. Ahora hay un modo de trabajar pop, como, por ejemplo, el de Rihanna, un equipo de gente detrás trabajando, que todo sea en un mood muy rápido… Dios mío, Rihanna, ¿cuántos discos seguidos hizo? Cada año, sacaba uno. Si no hay un equipo detrás, no es posible hacer esto. Es el método de la industria. Por eso te digo que, cuando entiendes que necesitas vivir para poder contar, comprendes que no puedes seguir ese ritmo. No sé si sólo lo hace El Chojin (se ríe)… muy poca gente creo que yo que puede escribir tantísimo.
- He leído que, de pequeña, te gustaban mucho Madonna, Rocío Jurado…
- Madonna fue la que empezó mezclando géneros, era muy atrevida, una diva súper moderna, como Rihanna, que hace lo que le da la gana. Me acuerdo de tener algún disco suyo y quedarme alucinada porque no había visto nada parecido antes. Y mis tías escuchaban la música de las folclóricas: la mujer, cantando ahí, con muchísima pasión… Imagínate. (Se ríe)
- Y puedes presumir de Grammy
- Tengo dos Grammy, por Mejor álbum de música urbana y por Mejor canción. Y eso para mí fue… Te juro que no me esperaba que me dieran ningún premio porque estaba nominada con artistas súper grandes, muy mediáticos. Lo veía como imposible, como que no había competencia. Al lograrlo, sentí que formaba parte de toda esa familia de artistas, de autores. Fue muy bonito, para mí, marcó un antes y un después. Muy emocionante porque ves, también, tantos artistas que día a día viven, malviven, lo dan todo por la música… Porque un artista no puede dejar de ser artista. La música, las canciones… te salen, no puedes dejarlo. Es demasiada pasión, así que tener el reconocimiento de la gente de la profesión es algo muy grande.
Madre y artista
- Eres madre y has dicho alguna vez que es muy difícil conciliar. ¿Lo llevas mejor?
- Es complicado porque tú quieres ser siempre la mejor madre del mundo y no puedes serlo porque tu trabajo te hace ser un poco ausente. Cualquier artista que sea madre, te lo dirá, que es difícil. Una lo intenta… Si es un bebé, se va contigo, pero llega un momento en el que entiendes que necesita calma, rutina, tranquilidad… A veces es mejor que yo tome quinientos vuelos y que todos estemos más tranquilos a que ande por ahí, con la vida loca de estar de gira.
- ¿Y ellos son conscientes de que eres famosa? ¿Te lo han dicho alguna vez?
- No ha sido una cosa de un día para otro, sino que han ido viendo, poco a poco, la repercusión que ha tenido mi música. Es bonito porque a mí me encanta que a ellos también les guste el rap. Les gusta Kendrick Lamar... la música con mensaje. Me hace mucha ilusión porque yo también era así de adolescente.
"Es complicado porque tú quieres ser siempre la mejor madre del mundo y no puedes serlo porque tu trabajo te hace ser un poco ausente"
- ¿Y el resto de tu familia qué te ha dicho sobre este concierto?
- ¡Van a venir todos! ¡Toda mi familia! Están felices y orgullosos. Nuestra familia ha ido creciendo y ya somos muchos. Todo el mundo ha ido evolucionando y es una celebración de la vida. Me gusta porque van a venir muchos fans que me escuchaban desde el principio, también algunos que me han conocido más tarde… Otros artistas más jovencitos también han querido venir y participar. Yo siempre me voy a ver como si tuviera doce años (se ríe). Me fascina sentirme así siempre, como que no desconecto de esa niña a la que le fascinaba escuchar una canción nueva, con un estilo diferente… todavía me pasa. Por eso me encanta la música que hace la gente joven. Pienso también que lo tienen más difícil porque ya está hecho todo.
- Has colaborado con un sinfín de artistas: Juan Magán, Dellafuente, Lola Indigo… pero, ¿qué colaboración te queda por hacer?
- Llevo mucho tiempo diciéndolo, para mí, hacer una canción con Israel Fernández. Sueño con eso. Sería muy especial porque me encanta su música y su disco Pura sangre. Me gusta el flamenco y creo que él se mantiene puro. También me encanta que haya diversidad. Siempre estoy abierta a hacer cosas con gente, y, de hecho, ya tengo muchas preparadas para mi nuevo álbum.
- ¿Eres de las que no te ves bajando del escenario?
- No lo sé, porque lo que yo más disfruto es escribir. Me encanta componer. No sé si algún día no me apetecerá tanto viajar y estar más en casa… Lo pienso muchas veces. El verano pasado, por ejemplo, hice pocos bolos porque me apetecía tener un verano con mi familia. Estas cosas se van viendo, pero creo que no podré dejar de componer porque lo hago cada día. Grabar, crear en el estudio… me apasiona. Lo otro, lo de viajar, sí me provoca más angustia porque tengo que separarme y dejar todo. Cuando hice el programa de Bailando con las estrellas era muy feliz porque aprendía muchas cosas, pero me venía un poco abajo porque quería estar en casa, con mi niña, abrazarla… Es lo que más me costó. Ahí me vine abajo. Se me hizo un poco duro. Ella me animaba y fue una experiencia maravillosa, pero creo que voy a poner a mi familia siempre por delante.