En 1982, Steven Spielberg lanzó al mundo una joyita, en forma de película, llamada “E.T El Extraterrestre”. Entre los niños que trataban de ayudar a un tierno alienígena a volver a casa se encontraba la hermana de Elliot, Gertie. O, más bien, Drew Barrymore, una pequeña actriz de seis años, ahijada del genial cineasta, que conmovió profundamente con su interpretación y se ganó las alabanzas del público y de la crítica. Esa niña cumplió, el pasado 22 de febrero, cincuenta años. Y estos la han encontrado en uno de los mejores momentos de su vida. Triunfando con su The Drew Barrymore Show, y derrochando optimismo –más allá de su tercer divorcio, en 2016, de Will Kopelman–. Allá por los noventa, muchos pensaron que Drew Barrymore sería una más de las “muñecas rotas” que nacen y se pierden en la Meca del Cine. Estaban muy equivocados. Con una fuerza inusitada, y un empeño por mostrar el lado amable y festivo de la vida, la actriz salió de sus adicciones, de sus frustraciones y miedos, y comenzó de cero. De ella es la siguiente frase: “La vida es muy interesante… al final, alguno de los más grandes dolores, se convierten en tus mayores fortalezas”. Conozcamos más de esta leyenda viva de Hollywood (por sí misma, y por el apellido que lleva) a través de cinco anécdotas sorprendentes… y tiernas.
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1.-Creía que E.T era real: Para quienes fueron al cine a ver “E.T El Extraterrestre” cuando fue estrenada puede sonar increíble… pero ya ha cumplido más de cuatro décadas. En 2022, la actriz consiguió reunir al elenco de la película en su programa y contó algunas anécdotas encantadoras sobre aquel rodaje. “Yo creía que era real. Realmente lo amaba de una manera muy profunda”, confesó. Además, contó que le hablaba en los descansos o que se preocupaba por él los días más fríos y pedía a los adultos que estaban en el “set” que le abrigaran. Algunas de sus ocurrencias de niña –como querer cubrirle con una bufanda su largo cuello y sorprenderse por sus enormes pies– le parecieron tan genuinas a Steven Spielberg que las incorporó al guion. Hay fotogramas de ese filme que permanecen pasen los años que pasen en la memoria colectiva de toda una generación.
2.-Los Barrymore, talento y ocuridad: En sus memorias, Drew Barrymore habló del “lado oscuro y temperamental” que heredó de sus antepasados, una saga poderosa de actores con una afición desmedida a la bebida y las fiestas largas. Su tía, Diana Barrymore, escribió una demoledora biografía en la que ponía al descubierto las sombras de su familia, “Demasiado pronto para vivir”. Su abuelo era el mítico John Barrymore y su padre, John Drew Barrymore, un hombre con una fuerte tendencia autodestructiva. Cuando lo perdió todo, y el cáncer se adueñó de su cuerpo, Drew Barrymore fue quien se encargó de él hasta el día de su muerte. El camino de Drew hacia las adicciones empezó demasiado pronto, cuando apenas era una niña. A los siete años, saboreaba sus helados remojados en Baileys; a los nueve, brindaba de tú a tú con las estrellas de Hollywood. Comenzó a consumir sustancias estupefacientes a los diez años, a los doce ya se hizo adicta a la cocaína y, un año más tarde, su madre, la actriz Ildikó Jaid Makó, la internó por primera vez en un psiquiátrico. Precisamente, fue su madre quien, tras divorciarse de John Barrymore, se llevaba a la pequeña a las fiestas en las grandes mansiones de la Meca del Cine y a locales míticos como Studio54. Impactan las declaraciones de Drew en su primer libro biográfico, Little Girl Lost, publicado en 1990, sobre cómo terminaban aquellas fiestas para los más invitados más pequeños: “Nos desmayábamos y nos quedábamos dormidos en el balcón durante horas, y después nos despertábamos con dolores de cabeza monumentales por la combinación del alcohol y de haber estado acostados al lado de los altavoces”.
3.-Una lista comprometida...en manos de Danny DeVito: No hace mucho, la actriz contó que en la filmación de “Dúplex”, en 2003, durante una fiesta en casa de Danny deVito, se le ocurrió hacer una lista a lápiz con el nombre de todas las personas con las que había tenido relaciones sexuales. Pues bien, aquella lista la perdió en la casa del famoso actor. Años después, DeVito bromeó al respecto: “He estado pensando en hablar contigo sobre esto… Algunos nombres en esa lista… ¡Nunca la vi! Tu secreto está seguro conmigo”. Más allá de esta anécdota, la famosa actriz ha estado casada tres veces. La primera, cuando tenía diecinueve años, con Jeremy Thomas, un británico que tenía un conocido bar de Los Ángeles, The Room. Su boda… duró diecinueve días. El novio, doce años mayor que la actriz, aseguró que se casó con ella porque le parecía “linda”. Y ella comentó al respecto: “Me di cuenta de mi error el día que me casé con él”. Al final, ella se fue sola a pasar la Luna de Miel a Hawái. Su segundo esposo, Tom Green, un comediante, le duró un poco más… pero sin exagerar. Un año. Por último, su relación más duradera y amigable fue con Will Kopelman, el padre de sus dos hijas, Olive y Frankie.
4.-18 Meses en un psiquiátrico: La relación de Drew Barrymore con su madre fue difícil y turbulenta. De hecho, cuando Drew tenía trece años, como hemos comentado previamente, su madre la ingresó en un centro psiquiátrico, el Van Nuys Psychiatric, durante dieciocho largos meses. Esto ocurrió después de que Drew y una amiga “tomaran prestado” el coche de Jaid y lo condujeran a toda velocidad con mucho alcohol corriendo por sus venas. Cabe mencionar que Jaid además de la madre de Drew también era su mánager. Los recuerdos de Drew sobre aquella dura estancia son para poner a cualquier los pelos de punta a cualquiera: “Allí no podía perderse el tiempo. Si lo hacías te trasladaban a una habitación acolchada o te sujetaban en una camilla”. Con respecto a por qué su madre tomó esa decisión tan drástica explicó: “Creó un monstruo y no sabía qué hacer con el monstruo […]. Ese fue su último cartucho. Yo estaba fuera de control y la perdono por tomar esta decisión. Probablemente sintió que no tenía a dónde acudir. Estoy segura de que vivió con mucha culpa durante años por haber creado ese monstruo, pero luego creo que vivió con mucho dolor, porque no le hablé durante mucho tiempo”.
Frente a esta infancia atormentada y dura, Drew Barrymore ha procurado ofrecer a sus hijas una vida saludable y, sobre todo, muy alejadas de los focos y la atención mediática. La actriz llegó a confesar que cuando fue madre por primera vez se sintió “aterrorizada y nerviosa” y, sobre todo, “muy sola”. Por fortuna, el tiempo y el saber de qué tenía que huir le dio las claves para mantener una relación muy estrecha con sus dos hijas. Por otro lado, tras su divorcio acordó con Will Kopelman mantener una relación cordial por el bien de sus hijas. Y ambos han cumplido.
5.- El milagro de los Ángeles: Aunque parece que fue ayer, este año se cumplen veinticinco años de la película que volvió a poner el nombre de Drew Barrymore en luces de neón por todo el planeta. Después llegó la secuela, en 2003… y el nombre de Drew, su fortaleza y capacidad para trabajar en equipo se visibilizó en un mundo lleno de competitividad. Ella no. Cameron Diaz, Demi Moore, Lucy Liu y ella derrocharon química en la pantalla. Pero no todo fue miel en aquel rodaje. Hubo un incidente entre el malhumorado Bill Murray y Lucy Liu. El actor se puso de muy mal humor cuando modificaron una escena con respecto al guion y la pagó con Lucy quien se defendió como mejor pudo… y con el respaldo de sus compañeras, quienes aplaudieron el momento en el que la actriz paró al gruñón de Murray. Sin embargo, aquella disputa provocó que durante un largo día se interrumpiera el rodaje de una película extraordinariamente cara. Solo en el guion, Sony Pictures Entertainment gastó seis millones de dólares.
Drew Barrymore ha superado mil barreras para estar donde hoy está: admirada, reconocida y muy muy seguida en su “show”. De ella es la siguiente frase: “Yo nunca me arrepiento de nada, porque cada pequeño detalle de tu vida te convirtió en lo que eres al final”. Y ella tiene un brillo, un optimismo, y un deseo de ver el lado bueno de la vida que su saga familiar, los Barrymore, no supieron ver.