Zoe Saldaña vive el mejor momento de su carrera. Su actuación en Emilia Pérez le ha valido una nominación al Oscar a Mejor Actriz de Reparto, consolidándola como una de las intérpretes más versátiles de Hollywood. Con una filmografía que abarca desde el cine independiente hasta las franquicias más exitosas de la historia, su trayectoria es un reflejo de esfuerzo y determinación. Desde una infancia marcada por la pérdida y la adversidad hasta convertirse en un icono del cine internacional, Zoe ha sabido abrirse camino en una industria llena de desafíos.
Una infancia marcada por la pérdida de su padre
Nacida el 19 de junio de 1978, creció en Queens, Nueva York, en una familia de ascendencia dominicana y puertorriqueña. Su vida dio un giro drástico a los nueve años, cuando su padre murió en un accidente de tráfico. "Cuando mi padre falleció, todos entramos en modo de supervivencia... mi madre no se levantaba de la cama durante más de un par de años", ha señalado Saldaña en una reciente entrevista a Harper's Bazaar.
“El dolor llamó a nuestra puerta muy temprano en nuestras vidas y proyectó una gran sombra”, ha dicho la actriz en New York Times. La tragedia afectó profundamente a su madre, quien, sumida en una profunda depresión, decidió enviar a la actriz y sus hermanas a vivir con familiares a República Dominicana mientras ella trabajaba para mantenerlas. Este cambio fue un golpe duro para Zoe, que nunca encontró el equilibrio en su nuevo hogar. Tuvo que adaptarse a una nueva cultura y enfrentar el rechazo de sus compañeros de escuela. Todo el dinero que su padre les había dejado se destinó a la educación privada de sus hijas, pero sus compañeros ricos la condenaron al ostracismo y la acosaron por ser demasiado pobre. "No puedes hablar inglés, tienes que hablar en español. Y los niños te acosaban porque no te entendían", señala Zoe. "No fuimos pequeñas víctimas. Nosotras respondimos al acoso, pero los niños siguieron acosándonos más fuerte, porque todos se entendían entre ellos", recordó en la entrevista.
Sufrió TDAH y dislexia
A estas dificultades se sumaron problemas de aprendizaje. Zoe sufrió TDAH y dislexia, lo que hizo que la escuela fuera un desafío constante. "Siempre estaba fuera de lugar. Me preguntaba: ‘¿Por qué no encajo?’", confesó en una conversación con Vanity Fair. Sin embargo, encontró refugio en la danza y el teatro, descubriendo una pasión que la ayudaría a superar sus inseguridades. Su talento la llevó de regreso a Nueva York, donde se unió a un grupo de teatro juvenil y poco después obtuvo su primer papel en la película El ritmo del éxito (2000).
De promesa a estrella de Hollywood
A partir de ese momento, su carrera despegaría con velocidad. De Piratas del Caribe a Star Trek, pasando por su icónico papel como Neytiri en Avatar y Gamora en el Universo Cinematográfico de Marvel, Zoe se convirtió en una de las actrices más taquilleras de todos los tiempos. Sin embargo, su camino no ha estado exento de controversias y dificultades. En 2016, su interpretación de Nina Simone en la película Nina generó duras críticas por el uso de maquillaje para oscurecer su piel. Años después, admitió en una entrevista con Entertainment Weekly que nunca debió aceptar ese papel y lamentó no haber usado su influencia para elegir a una actriz afrodescendiente.
Casada y madre de tres hijos
A pesar de los desafíos, Zoe ha encontrado en su familia un pilar fundamental. En 2013 se casó con el artista italiano Marco Perego, con quien comparte tres hijos: los gemelos Cy y Bowie, y el menor, Zen. Su matrimonio ha sido un ejemplo de apoyo mutuo, y juntos han trabajado en proyectos como Absence of Eden, dirigida por Marco. "Lo que más amo de nuestra relación es que nunca nos imponemos roles. Ambos somos socios en todos los sentidos", comentó en una entrevista con People.
Problemas de salud y lucha personal
Más allá de la pantalla, Zoe también ha enfrentado problemas de salud. Padece la enfermedad autoinmune tiroiditis de Hashimoto, lo que la ha llevado a adoptar una dieta estricta libre de gluten y lácteos. Además, ha hablado abiertamente sobre su lucha con la ansiedad y la dislexia, admitiendo que ha tenido que desarrollar técnicas especiales para aprender sus guiones y enfrentar sus miedos. "Me costó mucho, pero aprendí a trabajar con mis diferencias en lugar de luchar contra ellas", confesó.
Hoy, con una carrera imparable y una vida personal plena, Zoe Saldaña es un ejemplo de resiliencia y superación. Su nominación al Oscar por Emilia Pérez, proyecto que estuvo a punto de rechazar, no es solo un reconocimiento a su talento, sino también a su incansable determinación por romper barreras y demostrar que, sin importar el origen o los desafíos, el éxito es posible con pasión y esfuerzo.