Las bodas están evolucionando. Ya no basta con un vestido espectacular, un banquete de lujo y una lista de música que haga bailar hasta a la invitada que lleva los tacones en la mano desde el aperitivo. Ahora, los novios buscan sorprender. Y si algo queda claro después de lo sucedido en una boda en Jaén, es que la originalidad no tiene límites.
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Bea y José, los protagonistas de esta historia, decidieron que su enlace no sería una ceremonia más. Justo antes de pronunciar las palabras mágicas, la novia pidió una pequeña pausa. Un silencio expectante se apoderó del Palacio de Mengíbar hasta que la revelación llegó: había que brindar antes del "sí, quiero". Y no con champán, sino con cerveza bien fría.
Entre la sorpresa y la diversión, camareros aparecieron con botellines en mano, repartiéndolos entre los invitados que, tras un momento de desconcierto, estallaron en risas, aplausos y brindis. Al son de Come and Get Your Love de Redbone, la ceremonia se convirtió en una celebración espontánea, donde cada sorbo era un homenaje al amor y a la alegría del momento.
El gesto se ha vuelto viral en redes sociales, donde las opiniones han llovido como cañas en una tarde de feria. Mientras unos aplauden la frescura de la idea ("Esto sí es una boda que marca la diferencia"), otros prefieren la solemnidad tradicional ("El brindis, las bromas y las risas después, por favor"). Pero una cosa está clara: nadie olvidará el "momento cervecero" de esta boda.
Los novios han defendido su decisión con el mejor argumento posible: querían un enlace a su medida, lleno de momentos distendidos y felicidad compartida. Y lo lograron. Como broche final, los invitados se llevaron un recuerdo que, sin duda, abrirá muchas conversaciones en el futuro: un botellín personalizado con la fecha de la boda.
Y es que, lo importante es celebrar el amor y crear recuerdos inolvidables y si su "sí, quiero" viene con espuma y burbujas, que así sea.