Máximo Pradera ha vuelto a la tele para promocionar su nuevo libro, El cáncer y la madre que lo parió, en el que habla del cáncer de próstata que le fue diagnosticado en 2019. El escritor sorprendió a los espectadores con una imagen totalmente distinta tras pasar de 103 kilos a 82 en cinco años y contó que actualmente se encuentra "bien" de la enfermedad. "Sigo con revisiones oncológicas, pero podría haber sido mucho peor, dentro de la mala suerte de que te toque la china, tuve mucha suerte", aseguró.
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Al principio, los médicos pensaron que por sus síntomas podía padecer prostatitis, sin embargo, los valores tumorales indicaban que había algo más. "Lo primero que me hicieron fue una resonancia magnética, es una prueba cara, que yo me la pude hacer porque tengo la fortuna de tener un seguro privado, porque la sanidad pública no lo cubre", comentó.
Durante su entrevista con Emma García, el que fuera presentador de Lo + Plus afirmó que "la desinformación me ha causado el cáncer porque no está en los protocolos médicos una pregunta clave: '¿Usted qué come al día'". Tal y como desarrollo, "una gran parte de los tumores que estamos viviendo en estos últimos años se deben a causas metabólicas, es decir, a una inflamación corporal mantenida durante mucho tiempo, que también provoca trastornos neurológicos, enfermedades coronarias...". En su caso, aunque había dejado de fumar, seguía comiendo "fatal", "No daba tanta importancia a la comida. Abusaba del azúcar, de los hidratos blancos...", explicó.
En pleno tratamiento contra el cáncer, los médicos le diagnosticaron "hígado graso" y decidió experimentar con el ayuno intermitente. Primero fueron 12 horas, luego 16 y "ahora como entre una y dos veces al día". "No hay que estar todo el rato comiendo", manifestó.
El objetivo de este método, según detalló Pradera, es "no estar hinchado" y adquirir, únicamente, "calorías y grasas saludables". "Adelgazar no es una cuestión de calorías, sobre todo, es una cuestión hormonal, hay una hormona que es la insulina que hay que aprender a controlar y eso te lo tiene que enseñar un médico o un nutricionista", señaló, poniendo el foco en un problema que habría que intentar solucionar. "Cuando digo que hay que cambiar los protocolos médicos me refiero a que no todo el mundo puede pagarse una visita al nutricionista, que son 100 euros cada vez que vas".