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Con su tercer y último concierto en Madrid, acaba de demostrar que es uno de los más grandes dentro del género urbano y que sabe cómo montar una macrofiesta para adolescentes y veinteañeros. Un escenario convertido en pasarela, en el centro de la pista del Movistar Arena, y alrededor de 15 mil fans asisten al inicio de su espectáculo enmarcado en la gira Buenas Noches Tour: son las 21:14 horas y se oye el sonido de un reloj... tic, tac... el ídolo canario hace que el recinto se venga abajo con Kassandra y Duro. Vestido con un elegante traje de chaqueta, gafas de sol, pendientes de lujo y demás joyas en el cuello y en sus dedos, Pedro Luis Domínguez Quevedo ha desatado la locura durante dos horas de concierto en un recinto casi lleno. ¿Su setlist? Un total de 33 temas que incluyen La 125, Los días contados, Piel de cordero, Ahora y siempre, Dame, El tonto, El estribillo, Buenas noches, o el esperadísimo MR Moondial / Quédate (con el que definitivamente el público se vuelve loco). Hay un tema de entre todos, que las que asistimos como meras acompañantes de nuestras hijas adolescentes, agradecemos que tenga en el repertorio: Quevedo canta La flaca, el mítico tema noventero de Jarabe de Palo, que el canario interpreta con su inconfundible estilo y con muchísimo respeto, acompañado a la guitarra por uno de los miembros de la banda, Jordi Mena. La noche continua con explosiones lumínicas de diferentes colores, sin grandes decorados, cuatro pantallas gigantes en el techo del recinto, sin presencia de músicos, pero sí de un elenco de bailarines que pocas veces les dejan solo. "Buenas noches, Madrid, qué ganas tenía de estar aquí de nuevo", confiesa la estrella.
© RedfernsEl compositor, que el pasado mes de diciembre ha cumplido 23 años, se ha convertido en un fenómeno para los más jóvenes, solo hay que fijarse en los looks de los chavales que ayer veían de cerca a su cantante favorito: los mismos cortes de pelo, outfits, la misma forma de cantar y de moverse con sus letras. Uno de ellos ayer cumplió el mayor de sus deseos, Pablo, el fan que el artista de Quédate sacaba de entre el público para hacer realidad el sueño de cualquier adolescente: cantar con su ídolo sobre el escenario ante miles de seguidores como él. Momentazo.
© Europa Press via Getty ImagesA estas alturas nadie duda de su éxito entre las nuevas generaciones, ya no es el cantante de la canción del verano que fue en 2022, el compositor ha pasado a ser algo mucho más grande. Tiene pose de estrella urbana y juega con esa imagen; sin embargo, hay algo en Quevedo que cala más profundo, que va más allá, y le hace conectar de lleno con su público. A pesar de su juventud, cuenta con un atormentado pasado, ha batallado con los demonios que no le dejaron disfrutar del éxito: las alfombras rojas, las multitudes, la frenética vida que le llevó a la ansiedad..."Nadie sabe lo que pienso cuando digo buenas noches", confesaba anoche a sus miles de fans en relación con todo lo que ha tenido que superar. Quevedo forma parte de una generación que habla de salud mental, sin medias tintas, sin estigmas, y eso le engrandece como al resto de sus coetáneos. Bravo, Quevedo.
