La infanta Elena se caracteriza por su gran corazón y su empatía. Muchos son los proyectos humanitarios a los que, a lo largo de su vida, ha brindado apoyo, ganándose el cariño de sus beneficiarios y consiguiendo, gracias a su proyección pública, una mayor repercusión para aquellas causas que necesitan un altavoz para alcanzar sus metas.
El pasado fin de semana, la hermana mayor del Rey pudo encontrarse con un joven matrimonio, cuya historia conmueve a la sociedad desde hace más de un año. Doña Elena se volcó con Ana, José y sus dos hijos, consciente del drama familiar que se les presentó, en un momento que tendría que haber estado lleno de dicha.
La mujer del torero se encuentra en estado vegetativo, a consecuencia de las complicaciones derivadas del parto de su segundo hijo
El torero José Ruiz Muñoz —sobrino nieto del legendario Curro Romero— y su mujer, Ana, se encontraban en una etapa de enorme felicidad, a la que se sumó la noticia de que pronto sumarían un miembro más a la familia. Ya eran padres de una preciosa niña, Manuela, que nació durante la pandemia; darle un hermano era su mayor ilusión.
La alegría por el nuevo embarazo quedó condicionada a partir del cuarto mes de gestación, cuando los médicos le aconsejaron a Ana interrumpir el embarazo: habían detectado complicaciones que podían poner en riesgo la vida de la madre y del bebé. No obstante, en un acto de fe, valentía y amor, decidieron seguir adelante. En octubre de 2023, el bebé nació con una hidrocefalia de la que fue intervenido con éxito: casi un año y medio después, se encuentra en perfecto estado de salud. "Nuestro hijo es un milagro, un regalo del cielo", en palabras de su padre, "y guapísimo porque es igual que su madre. La niña se parece a mí".
Lamentablemente, las complicaciones del parto derivaron en un daño cerebral irreparable para Ana, que, desde entonces, permanece en estado vegetativo. Los médicos, prudentes, creen que hay margen de mejora. "Lo importante es que está muy bien cuidada, atendida a todas horas. Ella es el centro de mi hogar".
Esta historia, cargada de amor y lucha, de tristeza y esperanza, como decíamos, impactó en el corazón de la infanta Elena desde que llegó a sus oídos. A partir de entonces, apoya la causa de Ruiz Muñoz, causa que va incluso más allá de Ana, pues se ha convertido en abanderado de la asociación DACE Sevilla, una institución dedicada a los pacientes con daño cerebral adquirido y a sus familias, es decir, a quienes cada día luchan por el bienestar de aquellos que más quieren, bajo el lema: "Una vida salvada merece ser vivida con dignidad".
Por estos motivos, doña Elena no faltó a la corrida benéfica organizada por el torero, en la plaza de toros de la localidad sevillana de Guillena, en la que asumió la presidencia de honor del festejo. Fue ovacionada por todo el público y por las autoridades, apenas hizo acto de presencia en el coso, antes de tomar asiento en la barrera, desde donde recibió el brindis del primer toro al que se enfrentó Ruiz Muñoz.
Antes de poner rumbo a la plaza, la hija mayor de don Juan Carlos y doña Sofía acudió a la casa de Ana para conocerla. Profundamente conmovida, pasó un rato con ella y con los familiares que en esos momentos la cuidaban. Muy sensibilizada con la situación del joven matrimonio, y de tantos pacientes que necesitan ayudas como las que presta la asociación DACE, volvió a demostrar su sensibilidad y compromiso.
Los fondos recaudados en la tarde de toros (Ruiz Muñoz contó con el apoyo y la aportación de sus picadores y banderilleros, de los ganaderos y de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla) serán destinados íntegramente a las instalaciones de DACE, que prestan una delicada atención a Ana y a otros numerosos pacientes.