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La abogada y defensora de los derechos humanos Amal Clooney se convirtió en una celebridad para el gran público cuando se convirtió en la pareja del actor y director George Clooney. Hace siete años dieron la bienvenida a sus mellizos, Ella y Alexander. Un cambio en las vidas del matrimonio que los impulsó a tomar grandes decisiones. Una de ellas, la de establecer su residencia principal en el Reino Unido. Allí, la pareja tiene una propiedad y cuenta con un nivel de privacidad del que no gozan en Estados Unidos.
Sin embargo, la abogada británico-libanesa, al igual que su marido, viaja constantemente a causa de su trabajo. Se da la circunstancia de que, actualmente, George está pasando en estos momentos la mayor parte de su tiempo en Nueva York por motivos profesionales, ya que actúa en Broadway, en la versión teatral de Buenas noches y buena suerte. Esta pieza parte de la película escrita y dirigida por él hace ya veinte años; si en el filme Clooney tenía un papel secundario, en esta versión asume el protagonismo, lo que lo obliga a permanecer en en la ciudad estadounidense.
Así las cosas, Amal ha encontrado la manera de poder pasar más tiempo junto a sus pequeños. Ha sido nombrada profesora visitante en Derecho Internacional en la Escuela de Gobierno Blavatnik de la Universidad de Oxford. La abogada, que es exalumna de la prestigiosa universidad británica, declaró sentirse: "honrada de estar de regreso en Oxford, esta vez no como estudiante, sino como profesora", y añadió: "Es un privilegio tener esta oportunidad de interactuar con la próxima generación de líderes mundiales y contribuir a la vibrante comunidad académica de Oxford. Espero colaborar con profesores y estudiantes para promover el acceso a la justicia en todo el mundo".
Un reto profesional que la permite conciliar trabajo y familia
No cabe la menor duda de que, de esta manera, los Clooney, que cumplieron hace unos meses diez años casados, han logrado un equilibrio que parecía imposible. Dado que para el actor no es viable pasar mucho tiempo en Gran Bretaña actualmente, y que es el país que han elegido como residencia principal, Amal logra un poco de tranquilidad y, de paso, estar de forma más permanente en el territorio que durante muchos años fue su casa.
Evidentemente, hay un motivo de índole personal y familiar en la toma de esta decisión, pero es una maravillosa manera de demostrar cómo se puede seguir prosperando en el terreno profesional sin renunciar a estar cerca de sus hijos. Recordemos que Amal es una mujer que ha impartido clases en la Facultad de Derecho de Columbia en la ciudad de Nueva York, que ha hecho lo propio en la de la SOAS (School of Oriental and African Studies) en Londres y también en la Academia de Derecho Internacional de La Haya.
La prestigiosa abogada ha representado además a diversas personas y colectivos como periodistas de Al Jazeera en Egipto, al ex presidente de Maldivas, Mohamed Nasheed, o al fundador de WikiLeaks, Julian Assange. Desde luego, nadie puede poner en duda su nivel de excelencia al margen de su relación afectiva con uno de los grandes de Hollywood.
© GtresonlineUna casa acogedora muy cercana a su lugar de trabajo
George y Amal Clooney cuentan con numerosas propiedades por todo el mundo y adoran especialmente Europa. Durante un tiempo se establecieron en el sur de Francia, donde tienen una de sus casas. Otra, quizá una de las más espectaculares, es la que poseen en Italia junto al lago Com, Villa Oleandra, una mansión del siglo XVIII con vistas al mencionado lago, tiene veinticinco habitaciones y hasta un teatro al aire libre. Villa Margherita, adyacente a la anterior, selló el amor del actor hacia este país, donde pasa junto a su familia la mayor parte de los veranos.
Sonning Eye es la propiedad que poseen en Reino Unido. Se encuentra entre Berkshire y Oxfordshire (condado en el que se ubica la universidad de Oxford). Se trata de una mansión del siglo XVII que, además de su espectacularidad, ofrece un nivel de privacidad a la familia difícil de conseguir en Estados Unidos. Se alza en una finca de más de 16.000 metros cuadrados, lo que la hace impenetrable para paparazzis y posibles curiosos.
Además, tiene una gran cantidad de dormitorios que les permiten recibir visitas de amigos de uno y otro lado del Atlántico, además de numerosas comodidades para los cuatro: casita de invitados con piscina, salón para juegos y hasta su propia sala de proyecciones. Un auténtico lujo por la que George pagó, en el año 2014, la nada despreciable cifra de 12 millones de euros, como regalo a su pareja. Una pareja a la que prometió, cuando decidieron unir sus vidas, no pasar nunca más de una semana separados. ¿Lo estarán logrando ahora?
