Aún no se ha digerido bien una noticia de este calibre. No solo por la noticia en sí –que una niña de diecisiete años apuñale a otra con semejante saña–, sino por todo lo que subyace en el fondo. ¿Cómo afecta a la salud mental de las personas el estar tan expuestas a las opiniones ajenas y amanecer cada día reclamando “likes”, una aceptación visible y cuantificable? Por supuesto, que hay cientos de miles de personas capaces de manejar esta presión de las redes sociales y que, lejos de traer oscuridad, traen luz a muchas personas que los siguen. Es decir, no hay que condenar sin más las consecuencias de vivir en un mundo cibernético, pero tampoco se puede obviar que algo pasa para que en las últimas semanas dos influencers mexicanos, como punta del iceberg de otros casos en todo el mundo, hayan sido detenidos por delitos graves de agresión. Está, por una parte, el caso de Fofo Márquez, quien golpeó recientemente a una mujer de cincuenta y dos años, por una discusión en la vía pública, y se jactó de ser intocable. El joven, de veintisiete años, ya ha recibido una sentencia de diecisiete años y seis meses de cárcel por un delito de feminicidio en grado de tentativa. Por otro lado, el caso de Marianne G., que ahora mismo mantiene en vilo a la opinión pública. ¿Cómo es posible que una niña de diecisiete años acumule tanto odio y casi mate a una niña como ella? Entre medias de estos dos extremos, casos como el del tiktoker español, Naim Darrechi, detenido en la Ciudad de México por protagonizar un escándalo en el aeropuerto de la capital mexicana y agredir a periodistas. O acusado en España, y condenado a seis meses de cárcel, por un forcejeo con la policía, en Palma.
La agresión de Marianne
El pasado 5 de febrero, Marianne G. –quien solo en Instagram acumula más de doscientos mil seguidores– entró a una urbanización del sur de la capital mexicana, Park Pedregal, con unas macabras intenciones: encontrar a Valentina Gilabert, otra influencer y, al parecer, nueva novia de su “ex”. Según la indagatoria CI-FJPA/AEJPA/UI-1C/D/0192/02-2025, la adolescente aprovechó un momento en el que su exnovio y un amigo salieran a la calle para introducirse en el apartamento donde se encontraba Valentina y enzarzarse con ella en una discusión, que acabó con una escena dantesca: Marianne le asestó más de diez puñaladas en mano, tórax y cuello. Eran, aproximadamente, las diez de la noche. Jornada triste. Violenta. De milagro, Valentina Gilabert sobrevivió al ataque, aunque aún permanece en el hospital con un diagnóstico grave.
Morin, la madre de Valentina, quien aún no da crédito a la brutalidad de los hechos, manifestó en un principio que su hija llegó al hospital “en un estado más que grave, gravísimo. Su vida desde un inicio estuvo en riesgo, sigue en riesgo. Las próximas horas van a ser claves. Sigue en terapia intensiva. Esperemos que pueda pasar a terapia intermedia en los próximos días”. Unos días después, pudo compartir que a su hija “le están apenas bajando la sedación –la indujeron a un coma–; poquito a poquito. Está como despertando, con mucha ansiedad, por obvias razones: por el trauma. Se le ha realizado una cirugía reconstructiva y tenemos la esperanza de que pueda recobrar el uso completo de su mano. No hay certeza”.
Por su parte, el padre de la joven, el fotógrafo Ernesto Gilabert, reveló para el programa Radio Fórmula que las lesiones más graves de su hija son las que afectan a sus pulmones: “Tiene neumonía y el cuadro médico es bastante preocupante”, confesó, mientras pedía que se rezase por su salud.
Al igual que Marianne, Valentina Gilabert también es influencer. La joven tiene en tiktok más de trescientos mil seguidores. Como modelo contaba con la representación de New Icon Models Management y Haabooh PR & Management. Además, Valentina Gilabert nació en el seno de una conocida familia de artistas. Sus abuelos, Mario Casillas e Iliana de la Garza, eran actores. Iliana de la Garza, de setenta y cuatro años, falleció el pasado enero.
Los siguientes pasos
Marianne G. fue detenida, poco después del ataque, conforme a Derecho. Tras una audiencia, que se prolongó por más de cinco horas, el juez Francisco Olivares Moreno, especialista en impartir justicia a adolescentes, determinó un internamiento preventivo de la adolescente, al menos de dos meses que, como máximo, se podría prolongar a cinco. La joven, que habitualmente reside en Cancún, ha sido acusada de un delito de lesiones dolosas y, en principio, permanecerá recluida en un Centro Especializado para Mujeres y Adolescentes. Mientras familiares y amigos de Valentina Gilabert exigen justicia, el círculo cercano a Marianne G. mantiene un sepulcral silencio, y solo el abogado de la joven, Héctor Ponce, ha alzado la voz para asegurar, por un lado, que la adolescente está muy arrepentida por sus acciones. Otro abogado, Fernando Pineda, ha cuestionado la posible reclasificación del delito cometido por Marianne. Ayrton Marín, abogado de los Gilabert, manifestó que podrían pedir un cambio: de “lesiones dolosas” a “tentativa de feminicidio”. Al tratarse de una menor de edad, Ayrton Marín también recordó que existe una ley de protección para los menores de edad: “La ley no permite que exista una pena privativa de la libertad mayor a cinco años para la imputada”.
Para mayor inri, Marianne, desde el 26 de julio de 2024, es madre de una bebé de poco más de seis meses que, por el momento, está siendo atendida por su familia paterna, la del joven José Said, exnovio de la agresora. La “influencer”, según han informado distintos medios mexicanos, por el momento no ha solicitado ver a su hija.
La pequeña se llama Emma. Su nacimiento hizo que Marianne diera un giro a sus redes: “Acabo de tener a mi bebé Emma, así que la mayoría de mi contenido en redes sociales se basa en artículos de bebé o madre”. Con su ataque irracional de celos, y su violencia inusitada, Marianne ha perdido demasiadas cosas, además de la libertad y a su hija –aunque, en caso de reclamarla, en principio sí podría vivir con su madre en el centro penitenciario–. Ha perdido su fuente de ingresos. Sorprende como alguien tan joven, sabía desenvolverse perfectamente en la parte financiera de las redes sociales, y sabía siempre la manera de monetizar sus contenidos. A las firmas y marcas, les ofrecía un paquete de servicios que, según las tarifas que colgó hace apenas un mes, podrían llegar a ascender a noventa y nueve mil pesos (unos cinco mil euros). Incluía un reel, un tiktok, un set de historias, y contenido pautado y exclusividad de veinte a treinta días.
Mientras Valentina Gilabert lucha en el hospital para recobrarse de sus graves heridas, y la familia agradece las continuas muestras de cariño y solidaridad que está recibiendo, Marianne permanece internada en un Centro Especializado para Mujeres y Adolescente de la CDMX y, según reportan medios mexicanos, aunque no recibió la visita de sus familiares al centro, su madre, Cynthia Cortinas y su hermano, sí acudieron el pasado día 11, a las instalaciones del Poder Judicial para conocer la situación legal que enfrenta Marianne, en internamiento preventivo desde el día 5 de este mes.
Cabe mencionar que, aunque Valentina Gilabert ya había recibido una amenaza de muerte de Marianne, según reveló el abogado Ayrtón Marín, el ataque fue una auténtica sorpresa. Probablemente, Valentina imaginó que, como mucho de lo que sucede en las redes, aquella bravuconada de Marianne no sería más que virtual, irreal, pero en esta ocasión Marianne trasladó la historia a la realidad. Cegada por la ira, atacó a una niña como ella hasta casi matarla.