El pasado sábado, los equipos de El 47 y La infiltrada habían coincidido, por casualidad, en un restaurante de Granada, para comer sin saber que, horas después, volverían a encontrarse sobre el escenario para celebrar. El reloj marcaba la 1:30 de la madrugada cuando un inesperado giro de guion —dónde mejor que en la fiesta del cine— provocó un momento de confusión que terminó resolviéndose de la mejor manera, aunque en la mente de muchos afloró la sombra de aquellos Oscar de 2017 en los que Faye Dunaway y Warren Beatty dieron por vencedora a La La Land para desdecirse unos segundos después a favor de Moonlight. No pasó eso y el final de los Goya 2025 fue tan extraño como sorprendente y emocionante, un inédito éxito compartido entre las dos películas, que ya forma parte de la historia de los galardones. Nunca había sucedido en las 38 ediciones anteriores. Los filmes de Marcel Barrena y de Arantxa Echevarría empataron en los votos de los cerca de 2.000 académicos, de ahí que ambos resultaran ganadores 'ex aequo'.
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Ese fue el The End (Richard, va por ti) de una gran fiesta que comenzó tras la larga escalinata de 46 peldaños por la que se accedía al Palacio de Congresos de Granada y dejó a más de uno sin aliento. La ciudad de Lorca recibió entre aplausos y con toda su magia y el duende puestos en el candelero a las estrellas de la gran pantalla. Cada vez nos gusta más esto de los Goya viajeros, buena idea lo de ir cambiando de destino; ya van seis años y la ceremonia parece, desde entonces, una divertida excursión donde el buen rollo se respira en el ambiente ya varios días antes. Encuentros en trenes, hoteles, restaurantes, visitas, paseos turísticos…
Del olimpo a los infiernos
La explosión de la buena cosecha del cine patrio —355 producciones— reunió a todos con ganas de celebrar. Y en esta fiesta de cine español, en la que todos se juntan para hacer historia y contar historias, triunfaron las películas basadas en hechos reales, desde la vida de Aránzazu Berradre Marín, seudónimo con el que se infiltró una agente de la Policía Nacional en la banda terrorista ETA durante ocho años, logrando la desarticulación del comando Donosti, al movimiento vecinal de la clase trabajadora de Torre Baró, que ayudó a crear la Barcelona moderna, o el filme ambientando, precisamente, en Granada, en la década de los 90, que narra los avatares del grupo Los Planetas, entre muchas otras. Si la pasada edición de los Premios Goya fue la de la inclusión y la diversidad y el rechazo a los abusos, el 39 cumpleaños de los cabezones fue el de la (interminable) reivindicación social y política, sí, pero si un tema sobrevoló la ceremonia fue el de Karla Sofía Gascón, su ascenso al olimpo y su caída a los infiernos, en cuestión de una semana, por sus polémicos tuits.
La actriz española nominada a los Oscar, que ha sido fulminada de la campaña de Emilia Pérez y se enfrenta al ostracismo de Hollywood —que la adoraba el 23 de enero y la detestaba el 30— fue objeto de debate en la alfombra roja, aunque nunca ha estado y tampoco se la esperaba en los premios del cine español. Al recoger el galardón al mejor filme europeo, los codistribuidores españoles del filme, Enrique Costa y Miguel Morales, mencionaron a Gascón y afirmaron: "Ante el odio y el escarnio, más cine y más cultura". Rondaban ya las 12:45 de la madrugada. Aunque ya antes, según la opinión de muchos, C. Tangana podría haber dado un velado apoyo a Karla Sofía (pero sin nombrarla) en su breve discurso al recoger el Goya a mejor película documental por La guitarra flamenca de Yerai Cortés: "Es una película que va sobre la comprensión y sobre el perdón. No sé vosotros, pero yo me equivoco constantemente. Vosotros también. Seamos comprensivos y dejemos que la gente se equivoque. Cuanto mayor es el error, más necesitamos el perdón de los demás".
'Mi verdadero amor'
Los otros dos grandes protagonistas de la noche, estos sí presentes, fueron los dos únicos premiados que llegaban a la gala sabiéndose ganadores: Aitana Sánchez-Gijón, el Goya de Honor más joven de la historia, y Richard Gere, Goya Internacional. Y encima —qué suerte la nuestra— nos hicieron partícipes de un reencuentro de película en la alfombra roja.
Aitana, toda elegancia con su Carolina Herrera bicolor, estuvo rodeada por sus hijos, Teo y Bruna, y su madre, Fiorella de Angelis, "el motor de mi vocación, mi gran cómplice", a quien dedicó el premio, tras un discurso imponente. Entró en el escenario sonriente y emocionada para recibirlo de manos de su buena amiga Maribel Verdú, que, con lágrimas en los ojos, le hizo toda una declaración de amor: "Te quiero porque eres luz y talento. Compañera perfecta, cómplice y leal. Llevas 40 años en un mundo donde resistir más de un rato en lo más alto es un completo milagro, de verdad. Así que, Aitana, este para mí no es un Goya de Honor, sino un Goya de Amor", le dijo la conductora de la velada junto a Leonor Watling. "Gracias, Maribel, era un sueño recibir este Goya de tu mano. Cuánto camino juntas", comenzaba diciendo emocionada la actriz nacida en Roma tras recoger el galardón: "Este premio me llena de felicidad y aún más sabiendo que la academia también premia hoy —Alejandra, con tu permiso— al amor de mi vida, Richard Gere".
Hace tan solo unos días, en un programa de televisión, recordaba que de adolescente colgaba sus pósteres en las paredes de su dormitorio y cómo llegó a conocer al protagonista de Pretty Woman, en un hotel de Madrid, en 1988. Tras conversar durante una hora, el actor le ofreció que desayunaran juntos, pero ella estaba demasiado nerviosa como para comer algo. Entonces, él le ofreció un kiwi y, desde aquel día, los desayuna a diario. "Mi escuela constante es el trabajo. Soy de ese pequeño porcentaje de actores que puede vivir de su profesión", reconocía entre aplausos. "Gracias al teatro. El escenario es el gran maestro del actor. Si tengo herramientas ante la cámara, es gracias a todos los teatros que he pateado. Me lleno de asombro por el talento ajeno. Con muchos de vosotros he compartido cientos de aventuras, delante y detrás de las cámaras". La expresidenta de la Academia de Cine no quiso obviar el duro camino que han recorrido las mujeres en su profesión, recordando que durante su carrera ha trabajado con 40 directores, pero solo cuatro de ellos han sido mujeres. Una situación que, afortunadamente, está cambiando gracias a la visión de nuevas directoras, guionistas, productoras, etcétera. Entre las personas a las que también quiso recordar se encontraban Bigas Luna, "a quien cada año que pasa echo más de menos", y la recientemente fallecida Marisa Paredes. Ovacionada, se despidió diciendo: "Nos vemos en el cine".
¡Bienvenido, Mr. Gere!
En esta noche de amores y amistades, les tocaría después el turno de los halagos compartidos a Antonio Banderas y Richard Gere. El malagueño, encargado de entregar el reconocimiento honorífico a su colega de Hollywood —estaba previsto que lo acompañara Penélope Cruz, pero causó baja por una inoportuna gripe—, contó a su llegada la divertida anécdota de cómo se conocieron, en 1984. Iban a cenar juntos en Madrid por cuestiones de agentes americanos, Antonio se comenzaba a mover en Estados Unidos y "tenía una moto enorme. Entonces, llegué al restaurante donde me habían citado y, de repente, siento que alguien se sienta detrás en la moto, mientras estaba aparcando, y era este hombre y digo: 'Pero bueno'. Y me dice: 'Dame una vuelta'. Y le metí una vuelta por la Castellana a tope", contaba divertido ante las cámaras de RTVE. El reconocimiento al 'american gigoló', por el que ya suspiraban muchas en la alfombra antes tan siquiera de cruzárselo, llega el año que se cumplen 50 de su debut en la pantalla y pocos meses después de instalarse a vivir en España junto a su mujer, Alejandra, y sus hijos. Fue, por lo tanto, la bienvenida del cine español por la puerta grande a la estrella americana. ¡Bienvenido, Mr. Gere!
"¡Es fantástico! Gracias a todos", dijo en castellano el veterano actor, tras recibir el Goya de la mano de su best friend, como se refirió a Banderas. "España es mi nueva casa ahora y sé que me dan este premio porque me he casado con esta bella mujer de Galicia. Llevamos once años juntos y ella es quien se merece un premio", dijo cariñosamente mirando al patio de butacas, donde Alejandra inmortalizaba el momento ya con cierta tranquilidad, después del huracán de su paso por la alfombra roja, donde nos desvelaba que a Richard "le encanta la paella" y que "está muy contenta" de nuevo en España "y además tengo mucho trabajo, porque tengo que enseñarle todo y este país tiene tanto qué ofrecer… Estoy encantada". No terminó Gere su discurso sin hacer alusión al "abusón y matón de Trump y su autoritarismo" (igual lo deporta). Alejandra se coronó como una de las invitadas más elegantes, con un soberbio vestido joya de los archivos de Armani, llegado de París unos días antes, cuajado de incrustaciones de pedrería sobre tul de plumeti, con el que evocó sofisticación y delicadeza; piezas de alta joyería de Bulgari; sandalias de terciopelo negro de Aquazzura, y clutch de Roger Vivier. Su marido, también con traje de Armani, contaba a la cámara de ¡HOLA! que "España probablemente será el futuro, está surgiendo muy fuerte. Estamos encantados de vivir en Madrid, la gente es estupenda y encantadora", y sobre Banderas comentaba: "Nos conocimos hace 40 años, es amigo de toda la vida". Precisamente, una de las mejores cosas de mudarse es hacer nuevas amistades. Y el matrimonio Gere ya comienza a crearse un nuevo círculo. La víspera de la gala, de hecho, tras la comparecencia de Richard ante la prensa y la visita privada a la Alhambra, 40 años después de la primera vez que pisó el Patio de los Leones, cenaron con un grupo de amigos entre los que estaban Alejandro Sanz y su novia, Candela Márquez, en el conocido restaurante Ruta del Veleta, donde parece que el actor tomó "una de las mejores cenas de su vida", según ha relatado su chef, Marcos Padraza.
Salva Reina, el más romántico
El matrimonio, que se conoció en la costa amalfitana en 2014 y se casó en 2018, fue de nuevo una de las parejas más románticas, aunque al seductor de Hollywood por excelencia le salió un duro competidor de Málaga. Y no, no era Antonio Banderas, sino Salva Reina, flamante ganador del Goya a mejor actor de reparto por El 47. Su premio fue el primero y más efusivo de la noche, tras un inicio de gala al ritmo de 'rock and roll', con un Miguel Ríos imparable a los 80 años y rodeado, entre otros, por Amaral y Luis Tosar. El artista granadino hizo vibrar a la platea mientras versionaba su tema más universal: "Buenas noches. Bienvenidos. A los hijos del cine español… os saludan los aliados de Granada…". En fin, inolvidable, a pesar de los fallos de sonido. Un momentazo al que siguió el de Salva, otro de esos que hacen historia: de sus lágrimas a su dedicatoria de amor a Kira Miró: "Te amo. Gracias a la vida por aquella ola, por tu mirada, por tu mano siempre, por estar siempre con tanto, por elegirme; ojalá despertar todas las mañanas contigo. Te quiero muchísimo, mi amor", le dijo. La actriz de Machos Alfa no podía mirarle con más orgullo, desde luego. "Estoy atacada de los nervios y muy ilusionada y llena de amor y de esperanza por Salva", nos decía minutos antes. "Desde que llegó a mi vida, es mucho más feliz, mucho más serena, he descubierto un amor sano y un amor donde los dos nos potenciamos el uno al otro y somos un equipazo", confesaba.
Alejandro Sanz debutó en los Goya con su actuación y puso de largo su relación con Candela Márquez
De amor también nos habló Nieves Álvarez, nuevamente espectacular con un diseño de la última colección de alta costura de su buen amigo Stéphane Rolland, que llevó ella misma en coche hasta Granada, inspirado en la bailarina y actriz Josephine Baker y en la obra del escultor Constantin Brâncuci. El broche final a este look de impacto lo añadían unos guantes largos de piel negros y las joyas de Bulgari. "Para mí, San Valentín es todos los días, no hace falta que sea 14 de febrero. Estoy muy feliz", nos dijo de su relación de más de tres años con Bill Saad. Con eso de que Cupido andaba cerca, Hiba Abouk tampoco escondió sus sentimientos por el empresario Antonio Revilla: "Estamos muy enamorados. El amor ha llegado así a mi vida y me ha roto todos los esquemas de manera muy positiva y estoy disfrutándolo mucho. Nos divertimos mucho juntos y estoy muy feliz". Para parejas exultantes, Alejandro Sanz y Candela. Increíblemente, era la primera vez que el artista acudía a la Gala de los Goya, donde actuó y aprovechó para poner de largo su noviazgo con la actriz. Se les vio de lo más unidos y cómplices. Como suelen aparecer siempre Luis Tosar y su mujer, Luisa Mayol, una pareja de lo más simpática en la que "no hay competencia, sino admiración", que acudía por la nominación del actor al que podría haber sido su cuarto Goya. No lo fue, pero igualmente celebraron reencontrarse con amigos y compañeros. La actriz chilena, además, compartió con hola.com el paso a paso de sus preparativos antes de la ceremonia: desde su maquillaje en código soft gothic, de Iván Gómez para Lancôme, a su vestido de Michael Costello, el diseñador favorito de estrellas como Lady Gagá y Beyoncé, y los pendientes y el anillo de 'Panthère' de Cartier.
En 'un momento de cambio'
Solo paseó por la alfombra roja Miguel Ángel Silvestre, encargado de presentar uno de los galardones, pero su novia, Rebeca Toribio estaba por allí, aunque, como es habitual en ellos, en un discreto segundo plano. Y con misterio, Juana Acosta comentó que en el plano personal está "en un momento de cambio". Días antes, en la cena de presentación de la colección Fancy Love, de José Luis Joyerías —en páginas previas—, nos desvelaba que ha terminado su relación con Pablo García-Andrade. La actriz está centrada en su trabajo y en su hija, Lola, que sigue sus pasos y debutará junto a ella.
De rojo pasión, como Hiba Abouk, vistió Chiara Ferragni en su aparición estelar en España, en medio del huracán de su polémica con Fedez. Un look con mensaje, de firma española Ze García, que evocaba "amor, fuerza y valentía". La empresaria e influencer, encantada de estar en nuestro país, que siente como su segunda casa, reconoce que 2024 ha sido un año duro para ella, pero que ahora "estoy tranquila" y su corazón, recuperado y "feliz junto a Giovanni Tronchetti Provera". Eso sí, de su exmarido no quiere saber nada.
Desde que los Goya se van de periplo por España, Belén Rueda suele elegir vestidos con un guiño a las ciudades donde recalan. En esta ocasión, y de nuevo de la mano de Atelier Valenzuela, su traje estaba inspirado en «la Alhambra, los colores, esa piedra desgastada por el tiempo… La verdad es que es un juego, pero, al mismo tiempo, es un resultado único». La actriz, que rodará pronto con Arantxa Echevarría, nos habló de la boda de su hija Belén Écija en los próximos meses: "Estoy viviendo este momento con ilusión porque ellos están ilusionados. Lo que pasa es que te hace darte cuenta de que es otra etapa de la vida, aunque si sigue habiendo relación y cariño, avanzar y evolucionar está bien". Parece mentira, pero han pasado ya 20 años desde que se alzara con el Goya por Mar adentro —la película más laureada de la historia de los premios— y el reencuentro de sus protagonistas fue uno de los momentos destacados de una gala que rindió homenaje a Federico García Lorca con las voces de Estrella, Soleá y Kiki Morente —desde la Alhambra y a la luz de la luna—, Lola Índigo y Dellafuente. Por cierto, insistimos, como otros años, qué interminables algunos discursos, ¿no habría manera de elegir un portavoz cuando suben 4.000 al escenario? Eso de poner música tranquila no funcionó… A lo mejor si hubiera sido Melody con su poderoso chorro de voz… ¡Qué simpática es nuestra representante en Eurovisión y qué recorrido por la alfombra, entonando todas las canciones que la prensa le iba pidiendo sin perder la sonrisa! Muy a pesar de algunos.
Más allá de polémicas y algunas ausencias —y hasta su sorprendente final—, la ceremonia discurrió con sus presentadoras divertidas, amenas y cercanas (aplauso para el momento en el que Leonor Watling se acerca a su pareja, Jorge Drexler, en el patio de butacas, para preguntarle por los niños), aunque un pelín ausentes. Nos quedamos con ganas de más. Emocionante fue cuando Eduard Fernández recogió su nuevo Goya, esta vez por Marco, de manos de su hija Greta, con la que se fundió en un gran abrazo. "Voy a dar el de guion original, me ha dicho", comentó el actor entre risas de la pequeña mentira que le contó para mantener la sorpresa. Y aún más el recuerdo más sentido de Marisa Paredes, fallecida el pasado diciembre, con su hija, María Isasi, sobre el escenario, para después escuchar la voz y la música al piano de Dora (Postigo). Entre recuerdos, emoción y la alegría de dos equipos, los Goya bajaron el telón hasta el próximo año. ¿Dónde nos volveremos a ver? Ya nos sorprenderá la Academia.
Maribel Verdú y Leonor Watling derrocharon mucha complicidad y humor como presentadoras de la ceremonia