"Ha sido una experiencia maravillosa". Difícilmente podrá olvidar Judit Mascó su último viaje a Mozambique. Una visita en la que, nos cuenta, "se han unido dos de mis pasiones en la vida: mi trabajo, que me encanta, y el compromiso social, con el que estoy volcada desde hace muchos años".
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No era la primera vez que volaba al país africano. Allí vivió su primera experiencia humanitaria y, más tarde, regresó de nuevo junto a su marido -entonces 'noviete'-, Eduardo Vicente. En esta ocasión, lo ha hecho de la mano de ISDIN, para unirse a la quinta expedición que organizó la firma junto a la fundación 'África Directo' para concienciar y luchar contra el cáncer de piel entre la población con albinismo.
Una acción necesaria, nos desvela Judit, puesto que los datos hablan por sí solos: el 98% de la población con albinismo en este país muere antes de los 40 años a causa de esta enfermedad. "Con una buena prevención, no tienes por qué morir de esto. Esta atención dermatológica hacia el albinismo es un desafío contra el cáncer de piel y era algo que yo desconocía".
- ¿Cuantos días estuviste allí en Mozambique?
- Yo estuve apenas una semana. ISDIN hace dos expediciones al año, mandando a doce dermatólogos, de diferentes lugares del mundo. Todos ellos voluntarios, que se dedican a actuar y concienciar (que es muy importante) en una comunidad -las personas con albinismo- que tiene un problema de piel que acaba provocándoles cáncer de piel. Estuve en la mayoría de las consultas, viendo cómo, además, donaban los productos protectores. Para que todas estas expediciones dejen de ser imprescindibles, de cara al futuro, es vital la formación médica local en el Hospital Central de Maputo, la capital de Mozambique. También fui testigo de cómo se organizaban para formar a los médicos de allí. Creo que Mozambique tiene más de 30 millones de habitantes y 20 dermatólogos. No es una especialidad, por lo que se estaba intentando hacer una formación con una universidad online para que los médicos de cabecera, sin ser especialistas, tuvieran los conocimientos básicos para actuar en Dermatología.
- Por lo que cuentas, entiendo que allí todavía no existe esa conciencia del daño que puede hacer el sol
- No la tienen. Si me preguntaras qué es lo que más me impactó, fue eso. Las personas con albinismo tienen una incidencia muy alta de cáncer de piel por la elevada exposición al sol, por la falta de medidas de protección, y la mayoría muere antes de los 40 años. Esto sí que es un titular impactante. Horrible. A todo esto, hay que sumar que el albinismo, ancestralmente, era una 'enfermedad maldita'. Los chamanes asesinaban a los niños nacidos con albinismo. Esto, quizá, sólo pasaba en alguna aldea rural apartada, no en la capital, pero, aun así, hay muchísima estigmatización. Suelen tener trabajos (no todos) muy inferiores, están en la parte más baja de la escala social. Otra de las cosas que más me impresionó fue la desinformación absoluta y total cuando les enseñaban los productos protectores. En algunas ocasiones, preguntaban si había que aplicarlos por la noche, en qué momento, si era todos los días… En el caso de los hombres, por ejemplo, no querían ponérselo en los labios porque pensaban que era como un pintalabios con color. El trabajo por hacer es enorme. Este equipo de doce dermatólogos visitó alrededor de unas mil personas, ¿y cómo se pudo hacer esto? Trabajando con la contraparte local porque, si no, es muy difícil convocar a todas estas personas… muchas de ellas uno o dos días antes estaban saliendo de sus poblados para ir a este hospital. Así que, fíjate, es una realidad que nos queda muy lejos, pero, por otro lado, piensas: ¡Madre mía! ¡Qué afortunados somos de haber nacido aquí! Me siento orgullosa de ser embajadora de una marca con propósito, con valores, que da sentido al trabajo que hago. Por eso me apunté.
"En este viaje se han unido dos de mis pasiones en la vida: mi trabajo y el compromiso social. Me hizo mucha ilusión volver a Mozambique. La segunda vez que viajé fue con mi marido, que en ese momento era mi 'noviete'... Son cosas que unen e hizo que cambiaran cosas en mi vida que aún tengo presentes"
- ¿Hubo alguna historia que vayas a recordar siempre?
- No me daba mucho tiempo a conocer a todos, pero sí me impactaban algunos casos. Por ejemplo, el de una mujer que tendría unos 35 o 38 años. Cuando se quitó la ropa, los tumores que tenía… Claro, estando ahí, no dices nada… Pero me di cuenta de lo avanzado que estaba su cáncer de piel. Se la invitó a pasar a quirófano en esas condiciones (aunque sea el hospital central de la capital). Era, prácticamente, poner un poco de cremita para que no duela mucho, pero no hay mucha medicación y es 'a pelo'. Es espeluznante ver cómo no se quejan y parece que no padezcan. Y yo pensé (esta es mi opinión), que tendrán dolor, pero al ser una población que ha sufrido tanto en tantos aspectos, su índice de dolor debe ser muy distinto al de cualquier otra persona. Salió de ese quirófano con todas esas gasas y esos parches, andando, sin nadie que la acompañara. Cuando pregunté a la entidad de 'África Directo', me dijeron que probablemente se iría a buscar el autobús para volver a su pueblo. Este era un caso extremo… también había otros más bonitos, de niños pequeños, con mejor prevención, con mamás ya tienen información y que van contentas y tranquilas a la consulta porque saben que hay esta expedición. Se llevan todas sus cremas, labiales, gorras... y saben que, con un seguimiento, no habrá ningún problema.
- ¿Era la primera vez que viajabas a Mozambique?
- Ya había estado. Me hizo mucha ilusión también porque estuve en el año 93 y repetí en el 94. Fue mi primera experiencia humanitaria de voluntariado y en ese caso fue con Oxfam Intermón. En ese momento, Mozambique era un país que acababa de salir de una guerra civil y había muchos niños huérfanos. Construyeron orfanatos, talleres de formación de carpintería, de zapatería… para formar a niños y familias. La segunda vez fui con mi marido, que en ese momento era mi 'noviete'. Son cosas que, además, unen más conceptos de vida y cambiaron nuestras vidas. También como pareja. Así que tengo un recuerdo… quizás porque fue la primera vez, me impactó y me cambió. Hizo que cambiaran cosas en mi vida que aún tengo presentes.
- Tú siempre has estado muy involucrada en causas solidarias, pero, después de un viaje como este, ¿es difícil volver a la realidad?
- Yo creo que no… porque llegas con la euforia de querer cambiar el mundo. Luego la realidad se impone y es difícil, pero siempre tiene que quedar esa semilla de lo que has vivido y has visto. Tienes información, te ha tocado el corazón y eso te tiene que hacer cambiar a ti y tienes que hacer cambiar las cosas hacia los demás. Por eso yo siempre digo que, aunque sea una vez en la vida, hay que hacer voluntariados de los que te tocan la fibra porque te cambia y al final eres muy efectivo. No sé, a lo mejor para unos esto es la felicidad, para otros no. En mi caso se retroalimenta perfectamente con mi trabajo de modelo, que es tan hacia fuera, y con mi vida familiar y personal. Si no, me parece muy vacío. Esa otra parte, la que quizás se ve menos, es la que hace que mi puzle sea completo.
- Eres incombustible porque sigues sin parar, y, además, presentabas, hace unos meses, un libro de ficción, The forever girls 1: Amistad en peligro
- ¡Sí! Es un libro infantil-juvenil, pensado para los o las preadolescentes. Un libro en el que cuatro amigas viven una aventura muy divertida, con sus dificultades, y que me ha servido como excusa, maravillosa para hablar de valores, como la autenticidad, la sororidad… que es lo que yo quería plasmar. Es bonito porque son cuatro chicas y, por encima de todo, la amistad entre todas ellas. El altruismo, la sensibilidad medioambiental de su entorno, la valentía de querer cambiar las cosas… Porque, bueno, no podemos cambiarlas muchas veces, pero intentándolo ya estamos haciendo mucho, y seguro que estamos poniendo esa semillita para sentirnos útiles.
"No me daba mucho tiempo a conocer a todos, pero sí me impactaban algunos casos, como, por ejemplo, el de una mujer que, cuando se quitó la ropa, me di cuenta de lo avanzado que estaba su cáncer de piel. Salió de ese quirófano con todas esas gasas y esos parches, andando, sin nadie que la acompañara"
- ¿Tiene algo de autobiográfico?
- Tiene muchas cosas mías, pero no es autobiográfico. También es cierto que somos una familia muy femenina en casa. Cuatro hijas, todas tan distintas, como plasmo también en este libro, con sus hobbies… Todo ocurre en una estación de esquí (yo soy muy de esquiar, desde pequeña, porque tenemos una casita en los Pirineos)... pero también está detrás una escritora muy joven, Mar Picó, que es quien le ha dado la forma. Porque yo no sé escribir ficción ni tenía tiempo... Fui muy sincera sobre esto. Yo he escrito dos libros, uno sobre mí y otro sobre las modelos, pero ficción, no... y también necesitaba una ilustradora que fuera la bomba, Noemikado. Claro que ha sido una pequeña aventura, de prueba, y me ha divertido mucho. Eso es lo que más me gusta de todo. Ahora que ha pasado un tiempo desde que nos pusimos a hacerlo, a escribirlo, a pensarlo… empiezo a recibir los primeros feedbacks, sobre todo de chicas, que me han encantado. Ojalá pueda publicar el siguiente. Hay una ilusión tremenda. Lo diferente me ilusiona y lo cuento con mucha ilusión.
- ¿Tienes algún nuevo proyecto con el que nos vayas a sorprender?
- Con la operación de mi pie, empecé este año cansada. De hecho, estoy intentando (y esto es muy importante y que no se malinterprete) hacer un poquito menos… Una de mis pasiones y uno de los ámbitos en los que más vuelco mi tiempo es en la presidencia de la Fundación Ared, otra faceta menos pública, pero con la que yo siento un compromiso tan alto que me lo preparo todo muy bien, porque quiero dar lo mejor de mí. Y sin olvidar, tampoco, que al final tengo una vida…
- Y eres madre…
- También me quiero ocupar un poco de los míos. A veces las cosas no son tan fáciles y hay dificultades, aunque todo parezca bonito y positivo, así que también quiero estar y pienso estarlo. Tengo mucho trabajo como modelo, de imagen, pero también tengo otros aspectos, otras facetas, a las que dedico mucho tiempo. Y precisamente me he planteado empezar el año con un poquito más de calma. Voy muy acelerada.
- ¿Te propusiste algo para este año?
- No, y además, no soy muy de propósitos. Porque, a grandes propósitos, luego tienes grandes frustraciones, así que más vale pequeños y focalizar. No soy muy de esperar tampoco a que empiece el año. De hecho, mi año natural empieza en septiembre, después de unas largas vacaciones en las que he tenido tiempo para descansar, desconectar y pensar si hay algún cambio que quiero hacer o añadir algo en mi vida. Pero, bueno, lo que te he dicho: el objetivo es bajar un poquito el ritmo para ser más consciente, disfrutar de lo que hago y no ir acelerada porque me entusiasmo muchísimo.
- Pero eso es muy bueno
- Ya… pero tampoco hace falta entusiasmarse tanto con todo, ¿verdad? (se ríe) Soy una persona muy entusiasta, pero eso también desgasta, así que tengo que encontrar un poco el equilibrio a estas alturas de la vida.