No hay nada que guste más en Hollywood que el hecho de que dos estrellas solteras se encuentren y enamoren en la constelación adecuada. Como si fuera el combustible necesario, la Meca del Cine se mueve en buena parte impulsada por rumores. Algunos crecen hasta que se convierten en una realidad que se confirma oficialmente. Otros, sin embargo, se desinflan y muestran que bajo su apariencia de verdad no había más que una maniobra cuidadosamente diseñada por los publicistas. En este 2025, dos rumores circulan con fuerza y, por el momento, no dejan de generar expectación. La amistad especial entre Barack Obama y Jennifer Aniston –aunque la actriz lo ha desmentido categóricamente– sigue apasionando, como otras historias que enlazan el poder político con el mundo del espectáculo. A bote pronto podríamos mencionar el romance que protagonizaron Kennedy y Marilyn Monroe, pero también, en otras partes del planeta, el romántico “sí quiero” de Nicolas Sarkozy y Carla Bruni; la unión de Xi Jingping, presidente de China y su esposa, Peng Liyuan; el amor de telenovela, y ruptura de ídem, entre Enrique Peña Nieto, expresidente de México, y la actriz Angélica Rivera; o la rendición de Carlos Menem, exmandatario argentino, ante la belleza de Cecilia Bolocco. Pero si la combinación amor/poder dispara la imaginación y las ganas de soñar dela mitad de la población, hay otra combinación que está funcionando a las mil maravillas: la que apunta a estrellas inalcanzables, que llegan a una edad madura, pero están mejor que nunca, y se dan una enésima oportunidad en el amor. Dentro de esta categoría está la rumorología que pone a Kevin Costner en el centro de la noticia.
El encanto del 'Guardaespaldas'
No podemos pasar por alto que Kevin Costner acaba de cumplir setenta años…muy bien llevados. Y que más allá de su larga carrera como intérprete y cineasta– ha conseguido ser un director aclamado y multipremiado por su Bailando con lobos, y denostado por su fallida Waterworld–, su vida sentimental (más bien, sus rupturas amorosas) han generado ríos de tinta en la Ciudad de las Estrellas. El divorcio de su primera esposa, Cindy Silva, se convirtió en uno de los más caros de la historia hollywoodiense: la mitad de su patrimonio o, lo que es lo mismo, algo así como ochenta bárbaros millones de dólares. Y el divorcio de Christine Baumgartner también resonó en los medios por las rocambolescas exigencias de ella, que alegaba que sus hijos llevaban impresa la vida lujosa en su ADN.
A finales de 2024, todo apuntaba a que Kevin Costner había hallado consuelo en los brazos de Sharon Stone. Al menos, se les vio cómplices, divertidos y acaramelados en los Governors Awards, celebrados el 17 de noviembre. Ya sea que la noche les confundió, o que tenían la alegría en el cuerpo de “que nos quiten lo bailao”, lo cierto es que en esa velada no ocultaron que se sabían divertir juntos y que se ponían el mundo por montera. Ella tenía sesenta y seis flamantes años y él, en ese momento, sesenta y nueve. Su disposición al romance ponía en entredicho el culto a la juventud que se rinde en el mundo del espectáculo. Meryl Streep, a los setenta y cinco años, y Martin short, de setenta y cuatro, habían dado previamente una lección de jovialidad más allá de la edad que marca la identificación oficial.
Quizá lo de Kevin Costner y Sharon Stone fuera cuestión de una noche, o quizá se dieron cuenta de que cualquier movimiento suyo alimenta el chisme, y optaron por ser más discretos, pero después de aquella noche poco más se supo de un amorque pudo ser, o no, fugaz. Poco después, llegó el siguiente bombazo con Kevin Costner de coprotagonista. En diciembre, el actor fue captado en las nevadas montañas de Aspen disfrutando de unas vacaciones… muy cerca de donde descansaba Jennifer Lopez. De hecho, se encontraron en una tienda y, desde entonces, según se precipitaron a glosar los medios estadounidenses “han estado hablando prácticamente todos los días”.
Es más, esa espiral de fuentes cercanas al actor que refieren a otras fuentes aún más cercanas aseguran que Jennifer Lopez se ha convertido en “una de las personas que lo inspiran a ir al gimnasio y demostrar que la edad es solo un número”. Los cincuenta y cinco años de Jennifer Lopez son los antiguos treinta y, si no, basta con verla en la reciente ceremonia de los Grammy, puro glamour, lozanía y curvas bien trazadas en una misma persona.
En ese afán por bautizar cada fenómeno que acontece en Hollywood, esta hipotética unión entre Jennifer Lopez y Kevin Costner se ha dado en llamar Kennifer, poco imaginativo apelativo que viene del manido Bennifer (de Ben Affleck y la Diva del Bronx). Sin embargo, más allá de todo lo anterior, estos últimos romances que tanta tinta y caracteres remueven en la Meca del Cine tienen algo en común: reclaman que la veteranía es un grado. Es decir, frente al conocido edadismo (practicado por el bueno de Leonardo DiCaprio) que considera que pasados los veinticinco años, uno está de capa caída, la nueva tendencia dela gran fábrica de construir sueños es demostrar que, como bien piensa J.Lo, la edad es solo un número y que cada quien construye el contenido de esa cifra.
Romances reales vs Guiños publicitarios
Si siendo un simple mortal muchas veces cuesta trabajo definir qué tipo de relaciones se mantiene, en el caso de Hollywood la complejidad se triplica cuando publicistas y productores buscan estrategias para posicionar sus películas y estrellas en lo más “top” de la lista. Desde que comenzó el “star-system”, se tejen esos ovillos de verdades a medias y mentiras parciales.
Se les llama (un nuevo nombre compuesto en el glosario más cinéfilo) fauxmances, falsos romances, o showmances, todo por el espectáculo. Con el paso de los años, se descubren como una de las actuaciones más memorable y continuada de sus protagonistas. En la prehistoria, en los locos años veinte del siglo XX, se habló mucho del extraño matrimonio formado por el galán Rodolfo Valentino y la actriz Jean Acker. La misma noche de bodas, Jean Acker cerró la puerta en las narices de Valentino, lo que no cuadraba mucho con la pasión de los recién casados. Años después, Elizabeth Taylor, con apenas dieciocho años, protagonizó El padre de la novia, una película de la Metro-Goldwyn-Mayer. Los todopoderosos ejecutivos de la MGM tuvieron la “genial” idea de promocionar la película a través del sonado matrimonio de su protagonista, y arrojaron a Elizabeth Taylor a un desdichadísimo matrimonio con el heredero Conrad Nicky Hilton.
En las últimas décadas, dos de estos showmances aún siguen resonando con fuerza. ¿Cómo olvidar aquel amor adolescente que se propagó a la velocidad dela luz entre Kristen Stewart y Robert Pattinson, los protagonistas de Crepúsculo?Cuando en 2011, Edward Cullen y Bella Swan (los personajes que ambos actores interpretaban en la vampírica saga) gritaron al mundo su amor fuera de la pantalla, los fans del filme sintieron una gran alegría, que se empañó a los dos años, cuando la pareja de actores rompió para siempre. Al parecer, ese amor nunca fue del todo natural, sino que ambos accedieron al diseño trazado por los publicistas. Eso no quita para que entre ellos no existiera un genuino cariño. En The New York Times Style Magazine, la propia Kristen Stewart reveló que “la gente quería tanto que Rob y yo estuviéramos juntos que nuestra relación se convirtió en un producto”.
¿Y qué hubo de amor real y de amor apañado, en este caso por la Cienciología, entre Katie Holmes y Tom Cruise? El 23 de mayo de 2005, en el mítico programa de Oprah Winfrey, Tom Cruise saltó por los sofás del plató entusiasmado por su amor hacia la joven actriz. ¿Qué pensar de esta escena que, a día de hoy, parece el paradigma de la sobreactuación? Tal vez, la necesidad del actor de volver a ser el héroe romántico que todas sus fans querían encontrar en él. Sin embargo, ese amor siempre estuvo bajo sospecha. The New York Times no se cortó en ponerlo en duda y llegó a afirmar que “el romance entre Cruise y Holmes está resultando menos creíble para los americanos en 2005 que la invasión de marcianos en1938” (se referían al mítico programa radiofónico de 1938 en el que Welles leyó La guerra de los mundos). Como siempre ocurre, solo los protagonistas conocen la verdad que esconde sus vidas de película.