Dolores Redondo nos presenta Las que no duermen NASH© Carlos Ruiz

Café con letras

Dolores Redondo nos presenta 'Las que no duermen NASH': 'El título de mi novela homenajea la inquietud femenina'

La autora donostiarra vuelve a cosechar un gran éxito con una novela cargada de misterio en el valle del Baztán


7 de febrero de 2025 - 7:00 CET

Dolores Redondo (San Sebastián, 1969), es una de las escritoras más leídas de nuestro país, autora de la muy celebrada Trilogía del Baztán que inauguró un género propio, el mystic noir y que ha contado con adaptaciones exitosas para el cine y la televisión. Ganadora del Premio Planeta en 2016 por Todo esto te daré, ha continuado sumando lectores con sus obras posteriores La cara norte del corazón y Esperando al diluvio (2022). Hoy hablamos con ella sobre su última novela, Las que no duermen NASH(Ed. Destino, 2024), una obra que atrapa desde sus primeras páginas y en la que las mujeres, el misterio y la investigación sobre un crimen ocurrido tiempo atrás son los grandes protagonistas en ese valle del Baztán plagado de enigmas, al que regresa la autora.

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Dolores Redondo nos presenta Las que no duermen NASH© Carlos Ruiz

- La protagonista de tu novela es psicóloga forense, una especie  de policía de los muertos. ¿Cómo surgió esta elección?

He creado a este personaje femenino, la doctora Nash Elizondo, con la intención de refrescar el panorama habitual y salirme de los típicos investigadores a los que estamos acostumbrados en las novelas. Los psicólogos forenses no suelen ser llamados a las autopsias normales, pero en ocasiones, cuando los patólogos no pueden llegar a una conclusión primera, recurren a estos expertos para que les ayuden. Su trabajo consiste en elaborar un informe del estado mental de la víctima al momento de su muerte, y esto que parece tan abstracto puede arrojar muchísima luz sobre cómo estaba, qué pensaba, y qué sentía exactamente esa persona en sus últimas horas. Esto por supuesto puede dar muchas pistas sobre lo que le ocurrió. 

Por eso digo que son los psicólogos de los muertos, pero tienen otras muchísimas aplicaciones como la de ayudar a personas que no pueden comunicarse, por ejemplo, quienes son muy ancianos, o los niños muy pequeños. Su labor en nuestra sociedad es impagable, y muy interesante.

- La novela transcurre en apenas 18 días de 2020, los días previos al  confinamiento por el COVID-19 y los primeros de encierro. ¿Buscabas con ello añadir agilidad y dramatismo a la narración?

Se produce un curioso efecto meta literario mientras lo lees, porque todos tenemos grabado en nuestra mente que ocurrió en aquellos días, pero no es así para los protagonistas de mi novela. 

El lector vive de una manera muy consciente que el tiempo se acaba, porque saben lo que va a ocurrir según avancen los días y creo que esa sensación de agilidad y dramatismo del que hablas es algo que aporta el lector y enriquece la novela.

© Editorial Destino

"He creado a este personaje femenino, la doctora Nash Elizondo, con la intención de refrescar el panorama habitual y salirme de los típicos investigadores a los que estamos acostumbrados en las novelas"

- Resulta desgarrador visualizar aquel crimen del año 1936 que recuerdas en tu novela. ¿Bajo la acusación de “bruja” se escondía a menudo la envidia y el temor a quien se mostraba diferente?

Sí, se trata de una historia real en la que una mujer muy joven fue arrojada al interior de un pozo de más de 60 metros junto a sus seis niños menores. Ocurrió en los primeros días de la Guerra Civil Española, aunque los dos hechos no estén relacionados. No fue un crimen por pertenencia a bandos, pero, sin duda, la confusión reinante en esos primeros días de la guerra sirvió como excusa para llevar a cabo venganzas personales. En el caso de esta mujer, todo apunta a que ella practicaba la antigua religión común en estos valles antes de la llegada del cristianismo, era alguien que no encajaba en los cánones de la época, una mujer de la que dicen que era muy hermosa, una hechicera que preparaba sus propias medicinas y una mujer muy espiritual, muy mística. 

Lo que me fascinó de esta historia es lo reciente que resulta en el tiempo, ya que podía haber sido mi abuela o mi bisabuela, Y el hecho de que, aunque afortunadamente en nuestro país las acusaciones de brujería parecen algo del pasado, en muchos lugares del mundo siguen siendo en la actualidad una justificación para segregar e incluso matar.

- El matriarcado está muy presente en esta novela de mujeres y de  secretos, de amor de madre y misterios sin desvelar…

Yo misma nací y me crie en un matriarcado donde casi todos los hombres del lugar eran marinos y las mujeres eran quienes administraban la casa, la vida y la educación de sus hijos. Las alianzas entre las mujeres de la propia familia y las amigas eran fundamentales para poder llevarlo a cabo. Me encantan los matriarcados. 

Por otra parte, la maternidad es absolutamente un tema central en mis novelas, todo tipo de maternidades, las deseadas, las no deseadas, las de adopción, las putativas, e incluso las maternidades tóxicas.

© Carlos Ruiz

- Las Mitxelena es el hogar que encuentra la protagonista, mujeres alegres e independientes que duermen cuando tienen sueño, no cuando toca. ¿Quizás deberíamos aprender de ellas?

Las que no duermen, el título de mi novela, homenajea la inquietud femenina, esa que en tantos momentos nos mantiene despiertas de madrugada, esa que en algunos momentos de la historia estuvo limitada para las mujeres hasta el punto de que el deseo, la inquietud creativa, o las ansias de libertad, llegaron a costarles a algunas, su propia vida. 

Las Mitxelena son una familia  matriarcal que regenta un pequeño negocio de funeraria rural, y como dices, son absolutamente anárquicas, viven como quieren, hacen lo que les da la gana, pero representan sobre todo la amistad entre mujeres, la sororidad auténtica, de mujeres que ayudan a otras, las aconsejan, pero no las juzgan, simplemente les muestran que hay otra manera de ejercer tu libertad, incluso en el ámbito de lo privado en tu propia casa, en la que a menudo dejamos que entren normas impuestas por la sociedad, que no estamos obligadas a cumplir en la intimidad de nuestro hogar. 

Estoy convencida de que ser libre empieza por romper cadenas que tú misma te pones, absurdas reglas, rituales aprendidos, y normas sociales que, si te oprimen, puedes romper dentro de tu domicilio.

- La gastronomía local también está muy presente en la novela. ¿Qué tal cocinas? ¿Algún plato del que te sientas particularmente satisfecha?

Soy donostiarra, estudié cocina, trabajé algunos años en ese mundo y sigo cocinando, sobre todo como hobby. Creo que soy bastante buena y en todas mis novelas menciono recetas, porque considero la gastronomía un puntal de la cultura. 

La cocina tiene un papel fundamental en esta novela. Hay un personaje, una chica muy joven, que se dedica a recrear todas las recetas de la zona, y creo que contribuye a que el lector comprenda en qué clase de territorio está, uno en el que las tradiciones, las canciones, las leyendas, y las recetas se han mantenido vivas.

"Desde que era pequeña, la lectura ha sido una evasión para mí, pero escribir es infinitamente más, es un refugio, un lugar de acceso ilimitado a mi imaginación, y siento que podría escribir en cualquier lugar y circunstancia" 

© Carlos Ruiz

- ¿Qué le quita el sueño a Dolores Redondo?

Me temo que la respuesta a esa pregunta me la voy a guardar para contarlo en una de mis próximas novelas. 

Porque si algo sé es que a menudo lo que nos quita el sueño es común a todos los seres humanos, que no somos tan distintos, que la mayoría tenemos sueños muy parecidos, relativos a nuestra seguridad y a la de los que queremos, a que no nos falte el pan, y a que no vuelen aviones de guerra sobre nuestras cabezas

- En Las que no duermen NASH, hasta las protagonistas leen a “La Redondo”. ¿Cómo llevas la fama y el hecho de ser una de las autoras más leídas de nuestro país?

Sinceramente es algo en lo que procuro no pensar. Por supuesto, soy consciente de ello y siento un enorme agradecimiento hacia todas las personas que eligen mi trabajo cuando quieren leer un libro, pero lo cierto es que mi vida transcurre entre la escritura de un libro, el momento en que llega al lector y lo presento ante ellos, y un nuevo proyecto en el que me sumerjo, casi inmediatamente.

A menudo trabajo en más de una historia a la vez, mientras escribo documento otros libros, o leo sobre otros temas que aparecerán en ellos en el futuro. Creo que el éxito y la fama, deben servir para darle alas a nuevos proyectos, para ser agradecido, y por ello más tenaz y comprometido en el siguiente trabajo. El afecto de mis lectores, es leña para el invierno, es lo que calienta el corazón cuando trabajas en soledad.

- Siempre nos gusta saber cómo escriben nuestras autoras favoritas, conocer sus ritos o manías. ¿Eres muy de lugares y horarios fijos? Cuéntanos un poco…

Desde que era pequeña, la lectura ha sido una evasión para mí, pero escribir es infinitamente más, es un refugio, un lugar de acceso ilimitado a mi imaginación, y siento que podría escribir en cualquier lugar y circunstancia. Creo que sólo hay algo indispensable, una puerta, una puerta que no tiene que ser física, es una puerta mental que yo cierro para dejar el mundo atrás y centrarme sólo en lo que quiero contar. Sé que funciona porque he escrito en lugares insólitos, y en ocasiones, en circunstancias de aparente estrés exterior. 

Escribí buena parte de Todo esto te daré, la novela con la que gané el premio Planeta, durante las noches que pasé junto a mi madre en el hospital. Éste es sólo un ejemplo de cómo, en ocasiones, una situación de estrés en el exterior es el perfecto caldo de cultivo para empujarme hacia el sitio de mi recreo, hacia ese lugar en mi mente, que es mi salvación, mi refugio, y mi bien más preciado.

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