Hablamos con Ruth Lorenzo sobre el equilibrio entre lo personal y lo profesional: 'En mi vida privada soy feliz y no me escondo de nada'

Su camino no ha sido fácil: tuvo que enfrentarse a quienes no creían en ella y a las dificultades de una industria musical que no siempre es amable con los soñadores


6 de febrero de 2025 - 17:43 CET

'Una estrella nunca descansa'. No es solo una frase hecha, es una realidad en la vida de Ruth Lorenzo. Al empezar nuestra conversación, nos confiesa que lleva dos años sin cogerse vacaciones, siempre inmersa en nuevos proyectos, nuevos retos, nuevos sueños por cumplir. Como broche final de esta intensa semana que hemos vivido en el Benidorm Fest, nos sentamos a hablar con ella de su trayectoria profesional, pero también de la persona que hay detrás de los focos. Con un total look negro, nos recibe en su suite del Hotel Don Pancho, una habitación que huele a su perfume tan característico. La emoción en sus ojos es palpable mientras nos habla. Su risa, su energía y su forma de expresarse demuestran que sigue siendo aquella niña rebelde que soñaba con dedicarse a la música. 

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Desde pequeña, Ruth supo que su destino estaba sobre un escenario. Nació en Murcia, pero pasó parte de su infancia en Estados Unidos, donde descubrió su amor por la música a través de los musicales y las grandes voces de la época. Su camino no ha sido fácil: tuvo que enfrentarse a quienes no creían en ella y a las dificultades de una industria musical que no siempre es amable con los soñadores. Sin embargo, su determinación la llevó a abrirse camino, desde cantar en bandas de rock hasta adentrarse en la ópera, pasando por su salto a la fama en el Reino Unido gracias a The X Factor. Hoy, con una carrera consolidada, sigue desafiándose a sí misma, explorando nuevos sonidos y demostrando que su talento no tiene límites.

—Naciste en Murcia. Vamos a recordar un poquito esos momentos de infancia. ¿Cómo recuerdas tu niñez?

Feliz, descalza, salvaje, rebelde. Y mala estudiante, pero muy lista, jajajaja. Como ahora, creo.

—¿Recuerdas esa canción que cantabas sin parar cuando tenías seis o siete años?

Recuerdo mucha música de pequeña, pero no una canción en concreto porque en mi casa éramos muchos. Había música de mis hermanas, de mis padres... Por ejemplo, temas de Mocedades. Recuerdo mucho a Michael Jackson, como grabado en la mente. Y luego una de mis hermanas es súper rockera, así que Led Zeppelin sonaba todo el día. Imagínate a una niña de cinco años cantando Led Zeppelin.

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—¿Crees que la pasión de tu hermana por el rock te ha influido en esa faceta rockera de subirte al escenario y darlo todo?

Puede ser. En casa se escuchaban muchos estilos diferentes, pero la ópera y el rock siempre fueron lo que más me gustaba. Supongo que porque ambos tienen mucho rango vocal, pasión y drama. El rock es súper dramático, y siempre me ha gustado muchísimo Meat Loaf, Janis Joplin, Guns N' Roses... Dentro del rock, tanto de los 70 como de los 80, hay un rango muy interesante. Sí, sí.

'He cantado en estadios y en bares vacíos, pero siempre con la misma entrega'

—Empezaste muy joven en la música. ¿Cómo han sido estos años? ¿Has tenido altibajos o momentos en los que has pensado en rendirte?

Nunca he tenido un plan B, jamás. Solo ha habido un plan A. Pero dentro de ese plan, nunca he tenido miedo de hacer de todo. Empecé cantando ópera y estudiándola porque quería dedicarme a eso cuando era más joven. Luego, cuando regresé de Estados Unidos, una profesora me dijo: 'Jamás cantarás, nunca te vas a dedicar a la música, mejor dedícate a recoger patatas'. La rebelde dentro de mí pensó: 'Ya verás'. Así que me metí a cantar heavy. Tenía una banda, dormía en el camión, montaba y desmontaba el escenario, ayudaba al técnico de sonido... Viví los comienzos desde abajo y poco a poco fui aprendiendo cada parte del oficio.

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He cantado en lugares con muchísima gente y en bares vacíos con 50 personas, pero cantando como si estuviese en un estadio. Luego vino X Factor, donde de repente no podía caminar por la calle ni salir a ningún sitio. Tenía feedback de gente como Judi Dench, Prince, el primer ministro británico... Canté en estadios. Y al día siguiente dejé el contrato discográfico y empecé de nuevo desde cero. Pero nunca me he planteado dejarlo, porque sé que es lo que quiero hacer. Ahora, por ejemplo, he montado mi primera banda de rock, vamos a sacar nuestro primer disco y lo hemos grabado en cinta analógica. Es un trabajo precioso. Supongo que esta es la carrera de alguien que realmente quiere dedicarse a la música.

© X Factor

En 2008, Ruth Lorenzo decidió probar suerte en el Reino Unido, participando en la quinta edición del programa de talentos británico The X Factor. Su poderosa voz y carisma la llevaron a obtener el quinto lugar en la competencia, ganándose el reconocimiento del público británico. Durante su estancia en el Reino Unido, Ruth colaboró con destacados músicos y grabó en estudios emblemáticos, enriqueciendo su carrera y ampliando sus horizontes musicales.

—Viviste en Reino Unido. ¿Cómo fue esa época?

Fue una etapa increíble, muy intensa. Allí aprendí algo muy valioso: la fama no es real, es circunstancial. En Reino Unido era súper conocida, pero me cogía un avión, llegaba a Murcia y... "Acho, qué". Aprendí que lo importante era ser artesana de mi música y buscar longevidad en mi carrera. Hice cosas maravillosas: trabajé con gente a la que admiro, grabé en Abbey Road, compuse para Jeff Beck, tuve sesiones con Richie Sambora... Ha sido una etapa muy enriquecedora.

Alexandra Burke y Ruth Lorenzo en la fiesta de 'The X Factor' en Londres

—¿Qué hubiese sido de ti si no hubieras ido a Reino Unido?

No lo sé, pero lo más seguro es que estaríamos aquí hablando igualmente, porque habría encontrado la manera de hacerlo.

—¿Desde pequeña tenías la visión de que ibas a ser alguien importante?

Siempre lo supe. Cuando volvimos de Estados Unidos, yo era un bicho raro. Pero el primer día de clase me presenté y dije que me dedicaría a la música. Mis amigos eran los profesores y los conserjes. En clase practicaba mi firma porque sabía que un día tendría que firmar muchos autógrafos. Mis profesores fueron a mi primera firma y me dijeron: 'Tanto practicar, al final sirvió'.

© ruthlorenzomusic
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—¿Cuál ha sido tu actuación más icónica?

Tengo dos. Mi primera actuación potente en televisión en X Factor con Purple Rain, y mi última actuación con Dirty Love, presentando mi nuevo trabajo.

En 2014, Ruth Lorenzo no solo representó a España en el Festival de Eurovisión con la canción Dancing in the Rain, obteniendo el décimo puesto en la final y consolidando su presencia en la escena musical europea, sino que también lanzó su álbum debut Planeta Azul el 27 de octubre de ese año. Este trabajo incluyó, además de su éxito eurovisivo, temas como Gigantes y Renuncio, mostrando su versatilidad artística.

—De este año tan intenso ¿qué aprendiste?

A confiar en mi intuición. En Eurovisión hice cosas a escondidas de la delegación porque sentía que era lo correcto. Aprendí que en directo es donde realmente puedes hacer lo que quieres y que el trabajo bien hecho es lo que perdura. 

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—¿Has sacrificado mucho por la música?

No lo siento como sacrificio. Cuando estás alineado con lo que quieres, no es un sacrificio. Nunca he sacrificado el tiempo con mi familia, porque ellos están por encima de todo.

—¿Cómo ha sido vivir Eurovisión como presentadora y como concursante?

Como presentadora, intento que la gente en casa disfrute y entienda lo que está pasando. Pero mi instinto es cuidar a los artistas. Me gustaría llevarlos a mi habitación, hablar con ellos, aconsejarles... porque sé por lo que están pasando.

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—¿Qué es lo más complicado de ser presentadora del Benidorm Fest?

Lo más complicado de ser presentadora del Benidorm Fest… No dormir, ¿no? (Ríe) La intensidad, la falta de descanso. Eso es lo más complicado. También asumir los tiempos, adaptarse al ritmo frenético del festival.

Pero la verdad es que este año, con mis dos compañeras, Inés y Paula, está siendo una gozada. Somos tres tías súper críticas, nos lo estudiamos todo, lo analizamos, intentamos mejorar constantemente, y creo que eso es de agradecer. Trabajar con ellas es lo más, nos vamos cuidando un montón.

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Ruth Lorenzo siempre ha sido muy reservada con su vida personal, manteniéndola alejada del foco mediático desde que se hizo conocida. A lo largo de los años, apenas han trascendido detalles sobre su intimidad, ya que prefiere que su música hable por ella. Sin embargo, hay algo de lo que presume con orgullo y que lleva por bandera: su familia. Para la murciana, sus seres queridos son su refugio y su mayor fuente de apoyo, una conexión que mantiene viva incluso en los momentos más frenéticos de su carrera.

'No sacrifico nada por la música, porque cuando haces lo que amas, todo tiene sentido'

Dentro de ese círculo íntimo también ocupa un lugar especial su perro, Rudy. Adoptado tras haber sido abandonado en Navidad, este grandullón se ha convertido en su fiel compañero y protector. 'Es el niño de mis ojos', nos confesaba, sin oculatar el amor incondicional que tiene por él. Durante esta intensa semana en la que ha estado como presentadora en 'Beniyork', nombre con el cual llama a la ciudad costera, Rudy disfruta de su propio espacio en un hotel para perros, donde se ha ganado el liderazgo entre sus compañeros, reflejando el carácter fuerte y determinado de su dueña.

—Siendo una persona tan reconocida, ¿cómo logras equilibrar tu vida personal y profesional?

La clave del equilibrio está en mi familia. Mi madre, sobre todo. Tengo una madre que es un pedazo de cañón, tiene 82 años y es impresionante. Mis hermanos, mis hermanas, mis sobrinos… Soy tía abuela. O sea, ¡tía abuela! Es muy fuerte. Mi sobrina ha tenido una hija y soy abuela por partida doble. Y luego, al final, también trabajo con gente que considero amiga y familia. Así que el equilibrio se da solo. Mi banda es mi familia, mi repre es mi familia, mi director artístico es mi familia, y trabajamos juntos. Mi gran sueño es tener un autobús de esos dobles, con camas arriba y abajo, espacio para trabajar, todos de gira con las mujeres, los hijos, las mascotas… ¡Todos! Vámonos de concierto. Ese es mi gran sueño.

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—¿Todavía sigues teniendo esa sensación de querer que tu madre se sienta orgullosa cuando sales al escenario?

Siempre me pongo muy nerviosa antes de salir a cantar. Siempre. La última llamada que hago es a mi madre. Hacemos una videollamada, le enseño el look… 'Oye, mamá, que te mandamos un beso', y tal. Y la primera llamada después de que pase todo también es a ella.

Pero, más allá de eso, yo soy Ruth de Murcia. Me da igual el escenario en el que esté, siempre he sido así. No soy celosa de mi vida privada porque no me gusta exponer a los niños de la familia, ni siquiera a mi perro. Soy muy reservada en lo personal, pero al mismo tiempo soy muy natural. Vivo en mi tierra, la gente me conoce.

El otro día vi unas imágenes preciosas de Dua Lipa con su chico bailando frente a la Torre Eiffel y pensé: 'Es eso, vivir la vida con naturalidad'. ¿Qué me diferencia de ti? Absolutamente nada. Que yo canto, ya está. En mi vida privada soy feliz y no me escondo de nada. Tampoco voy vendiendo exclusivas porque mi carrera nunca ha sido eso.

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