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Ana Boyer y Fernando Verdasco viven en Doha con sus tres hijos, Miguel, Mateo y Martín, desde 2016. El matrimonio, tal y como contó la hija de Isabel Preysler en ¡HOLA!, reside en una zona llamada La Perla, famosa por sus múltiples parques y actividades para niños. "Tenemos una vida tranquila y muy familiar", dijo Ana. "Nos encanta pasar tiempo juntos y hacemos planes como los haríamos en cualquier sitio. Nos encanta la seguridad, privacidad y tranquilidad que sentimos", añadió.
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Al tener a sus seres queridos a miles de kilómetros, la pareja mantiene un vínculo muy fuerte con los españoles que viven allí, como el matrimonio formado por el futbolista del Al-Gharafa Sports Club Joselu Mato y su esposa Melanie Cañizares, madre de sus dos hijos, Leo y Lucas.
En estas imágenes vemos a Ana y a Joselu sentados en un banco al sol mientras sus respectivos hijos juegan y en esta otra observamos la gran conexión que existe entre la hija de Isabel Preysler y Melanie. "Empezando la semana en buena compañía", publicó Ana Boyer en sus redes sociales.
Boyer y Verdasco también son amigos de Marc Muniesa Martínez, jugador del Al Shahania SC, y la esposa de este, Sara Campeny. Con ellos y sus tres hijos, Pau, Biel y Roc, disfrutaron a finales de año de un divertido fin de semana en un parque acuático.
Cuando sus respectivos maridos están entrenando, Ana, Melanie y Sara aprovechan para salir juntas de fiesta o navegar al atardecer. Las tres tienen numerosas cosas en común. Además de ser mujeres de deportistas de élite, tienen hijos de edades muy similares que han congeniado de maravilla.
Boyer y Verdasco viven con sus tres hijos en un apartamento con vistas al mar y sienten que Doha es su hogar, a pesar de sus continuos viajes alrededor del mundo. "Ojalá podamos quedarnos aquí muchos años más", dijo el tenista en ¡HOLA!. "Estamos totalmente adaptados a la ciudad y a Catar en general y nos encanta", aseguró.
Aunque sus nuevos amigos ya son parte de su familia y cada vez hacen más planes juntos, el matrimonio echa mucho de menos a sus seres queridos. "A veces se hace duro", reconoció Ana. "Les echamos de menos, pero intentamos que nos vengan a visitar cuando pueden, e ir nosotros también a verlos. No nos cuesta nada coger aviones, nuestros hijos se adaptan a todo y son muy fáciles para viajar", declaró.