En México, decir Carlos Slim equivale a decir empresario hábil, con un olfato extraordinario para detectar los nichos de oportunidad, especialmente en las telecomunicaciones, pero también mecenas del arte, hombre altruista que, entre otros hitos, abrió en la Ciudad de México el Museo Soumaya para que todos los ciudadanos puedan disfrutar de su inconmensurable colección de obras de arte, entre las que se encuentran lienzos de Rubens, Murillo, Van Gogh, Monet y Degas, y esculturas de Rodin. En la actualidad, se halla entre los veinte hombres más ricos del mundo, aunque entre 2010 y 2013 alcanzó el primer puesto de este ranking de riqueza estratosférica. Estos días, este hombre discreto y muy alejado del escándalo, se ha visto salpicado directamente por las palabras que le dedicó quien ha comenzado el 2025 como el hombre más rico del planeta, Elon Musk, el multimillonario elegido por Donald Trump para liderar el Departamento de Eficiencia Gubernamental. Pues bien, el propietario de X compartió un mensaje incendiario contra Carlos Slim, un fragmento del extenso artículo escrito en el medio digital Wall Street Mav, insinuando que el dinero del mexicano proviene de sus vínculos con el narcotráfico. Estas palabras resonaron tanto que hasta la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se precipitó a desmentir estas acusaciones asegurando que son infundadas, ya que no hay ningún procedimiento abierto contra Carlos Slim: "Primero, es falso. No hay ninguna investigación contra el empresario Carlos Slim o sus empresas. Entonces, ¿de dónde sacan eso?”.
Con este ambiente enrarecido, y a pesar de la inmensa alegría que vivió el empresario en la boda de su nieta Johanna –la hija de su hija Johanna y del también empresario Arturo Elias Ayub–, Carlos Slim cumplió, el pasado día 28, ochenta y cinco años. Repasamos, en las siguientes líneas, algunos hitos de la larga y apasionante vida de un hombre eminentemente optimista, a pesar de los golpes que ha recibido con el paso de los años.
CARLOS SLIM, EL HOMBRE FIEL
Hijo de inmigrantes libaneses, Julián Slim Haddad y Linda Helú Atta, Carlos Slim aprendió desde su infancia la disciplina del trabajo, pero también la asunción de riesgos en las empresas, y el fortalecimiento personal a través del fortalecimiento familiar. Se graduó como ingeniero civil en la Universidad Nacional Autónoma de México, dio clases de matemáticas, pero su olfato de comerciante le llevó a ver en las telecomunicaciones su área de oportunidad.
A los veinticinco años se casó con quien fue el amor de su vida y la madre de sus seis hijos, Soumaya Domit, quien tenía diecisiete años cuando le dio el “sí quiero”. Su boda se celebró el 28 de mayo de 1966, en el templo de San Agustín, en Polanco, una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México. Sin embargo, la celebración fue excesivamente discreta porque Antonio Domit, el padre de la novia, había fallecido hacia apenas cuatro semanas y decidieron no realizar ningún tipo de celebración pública. Según entresacó de la hemeroteca el periodista Diego Enrique Osorno, un artículo de la época describía de la siguiente manera a los novios: “La bella novia es hija de don Antonio Domit, el finado industrial libanés, y de doña Lily Gemayel viuda de Domit, distinguida dama, ampliamente conocida y estimada en nuestros círculos sociales […] El novio es, por su parte, un magnífico muchacho que honra a la colonia libanesa. Respondiendo al prestigio intelectual de sus antepasados maternos, entre quienes se encuentran brillantes juriconsultos y literatos, que han dado brillo a nuestra amada patria. Carlos Slim, ingeniero, es también brillante profesor en la UNAM. Su reputación como talentoso matemático va en aumento”.
Se casaron y fueron profundamente felices durante más de tres décadas hasta que, en 1999, ella fallecía a causa de las complicaciones renales con las que tuvo que batallar a lo largo de toda su vida y que eran hereditarias. De hecho, uno de los hijos de la pareja, Patrick, heredó la misma dolencia. La primera gran crisis de salud la sufrió Soumaya a los treinta años. Por fortuna, un trasplante de riñón le permitió vivir dos décadas más, pero a los treinta años, cuando aún era muy joven y disfrutaba enormemente de ver a sus hijos crecer y desarrollarse personal y profesionalmente, ya no pudo más y murió.
La muerte de su esposa sumió a Carlos Slim en una profunda tristeza. Hombre de una discreción exquisita –apenas da entrevistas y, si lo hace, no habla de su vida privada–, vivió durante años volcado en su trabajo y en sus hijos: Carlos, Marco Antonio, Patrick, Soumaya, Vanessa y Johanna. Sin embargo, no pudo evitar que, muchos años después de la muerte de Soumaya, corrieran algunos rumores que apuntaban a que entre él y Sophia Loren podía haber algo más que una amistad. Se conocieron en 2011 en el Festival de Cine de Acapulco y, desde entonces, se hicieron buenos amigos. Es cierto que llamó poderosamente la atención la gran fiesta de cumpleaños que el magnate mexicano organizó por el ochenta cumpleaños de la diva del cine italiano, en México, hace una década. Coincidió su cumpleaños, con la fastuosa muestra que se le dedicó a la actriz titulada “Sophia Loren: ayer, hoy y mañana”.
En una ocasión que a Sophia Loren se le preguntó por él, contestó con toda amabilidad: "Es un gran hombre, muy sensible. Es un gran amigo y tiene muy buenos modales. Él no se parece a nadie, es único".
Sin embargo, su relación se mantuvo a lo largo de los años solo como una amistad. Distinto ha sido el caso de Mercedes Sánchez Navarro, heredera de una millonaria familia mexicana y quien, desde hace muchos años, vuelca todos sus esfuerzos en la filantropía. Al parecer, se conocieron en una celebración familiar. Mercedes Sánchez Navarro, al igual que Carlos Slim, era viuda. Aunque los rumores sobre su posible relación comenzaron a correr en la primavera de 2022, no se confirmaron hasta octubre de ese mismo año, donde sin hacer ningún tipo de declaración, pero sin esconderse, acudieron juntos al Gran Premio de México, en el Autódromo Hermanos Rodríguez, una de las citas sociales más importantes del año en México. Se dejaron retratar tomados del brazo. Eran plenamente conscientes de que allí habría cámaras, y que se les captaría, pero decidieron acudir juntos. El 25 de octubre de 2023, se notó que Mercedes Sánchez Navarro estaba perfectamente integrada en la familia Slim, cuando viajaron a España para un acontecimiento muy especial. El ingeniero recibió el Premio Enrique V. Iglesias al Desarrollo del Espacio Empresarial Iberoamericano de manos del Rey Felipe VI.
Un año después, Carlos Slim fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Anáhuac de México. En esta ocasión, ya no iba del brazo de Mercedes Sánchez Navarro, sino que aparecieron, cómplices y relajados, de la mano. En este contexto, Carlos Slim pronunció un discurso, dedicado a las jóvenes generaciones, cargado de significado: “El éxito no es el reconocimiento de los demás, no es una opinión externa. Es un estado interior, es la armonía del alma con nuestras emociones que son alimentadas por el amor, la familia, la amistad, la autenticidad y la honestidad”. Y añadió: “Recuerden que Dios perdona nuestros pecados, pero nuestro sistema nervioso no […] La vida es un camino largo, que se transita muy rápido. Vivan el presente intensa y plenamente; que el pasado no sea un lastre, y que el futuro sea un estímulo. Vivan con un sentido de urgencia cuando estén creando, innovando, resolviendo o construyendo”.
A lo largo de los años, Carlos Slim ha ido adquiriendo una sabiduría que comparte en las charlas que concede. En cuanto a la clave de su éxito, él no ha dudado en compartirla: “Lo que vale es tener los pies en la tierra, el concepto de la familia, los amigos; apreciar las cosas que tienen valor verdadero, no solo material, no solo físico”. Con su familia numerosa arropándolo (seis hijos y veintitrés nietos), Carlos Slim no responde a las provocaciones. Simplemente, sigue haciendo lo que ha hecho desde los doce años: trabajar e invertir: “Todos los tiempos son buenos para quienes saben trabajar y tienen con qué hacerlo”.