Quizá los más jóvenes no conozcan a fondo la historia de Bill Gates, pero él es el responsable de que hoy todo el mundo tenga en su casa un ordenador. El hoy magnate, filántropo y cofundador de Microsoft fue una de las personas que hizo posible que los ordenadores se democratizaran y pasaran de las élites o de las grandes corporaciones a los hogares. Su influjo ha sido poderoso en las últimas décadas y, quizá por eso, se ha animado a escribir sus memorias de infancia y adolescencia, Código fuente: mis inicios (en el original Source Code: my Beginnings9, que pronto estarán a la venta (el libro ya está en pre-order en tiendas online y librerías). The Wall Street Journal accedió al contenido en exclusiva y hemos podido conocer algunos secretos muy bien guardados de este genio de la programación.
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"Codificaba mientras caminaba"
En la década de los sesenta, cuando Bill (nacido en 1955) pasó de ser niño a adolescente, la palabra "neurodivergente" no estaba en boca de nadie, simplemente porque no existía (el término se le atribuye a una socióloga de los noventa, Judy Singer). Hoy se sabe más acerca de estos cerebros que funcionan de manera diferente a la que se puede considerar como normal. Entre las neurodivergencias comúnmente aceptadas está el trastorno del espectro autista (TEA). "Codificaba mientras caminaba", explica Bill Gates en sus memorias de cómo transcurrió su vida antes de ser adulto, y añade: "Si yo estuviera creciendo hoy, probablemente me diagnosticarían un trastorno del espectro autista", confiesa Gates, quien recientemente expresó su arrepentimiento por su divorcio de Melinda.
Y es que el pequeño Bill no fue el niño más fácil de criar en un mundo en el que poco o nada se sabía del TEA. "Durante mi infancia, no se comprendía bien que el cerebro de algunas personas procesa la información de manera diferente a otras". Eso lo convirtió en un niño a menudo obsesivo hasta la extenuación "con ciertos proyectos", y exonera de culpas a sus padres, que "no tenían guías ni libros de texto" que les ayudaran a comprender a un hijo que podía llegar a ser, reconoce, "grosero e inapropiado" y que parecía no entender "las señales sociales", características típicas de una persona que está en el espectro del autismo.
'No cambiaría mi cerebro por nada'
En el extracto del libro al que ha tenido acceso The Wall Street Journal también explica que sus padres, Bill y Mary Gates, supieron combinar con precisión el apoyo a su manera de ser y de pensar con cierta presión para que, poco a poco, desarrollara las habilidades sociales que parecían faltarle. Bill Gates tuvo, aun así, dificultades: "Incluso con su influencia, mi lado social tardaría en desarrollarse, al igual que mi conciencia del impacto que puedo tener en otras personas", comenta en Source Code: My Beginnings.
La edad, la experiencia y convertirse en padre fueron factores que terminaron ayudándole a comprender mejor el mundo que lo rodeaba, a llevarse mejor con él. "Soy mejor por ello", escribe, y añade: "Desearía que hubiera llegado antes, aunque no cambiaría el cerebro que me dieron por nada".
El autismo, un trastorno fuera del radar cuando Gates era pequeño
El espectro autista se descubrió a comienzos del siglo XX, pero fue un problema neurológico seriamente estigmatizado hasta bien entrados los años ochenta, cuando se cambia el paradigma y se deja de hablar de autismo para hablar de "espectro autista", lo que supuso una revolución en el tratamiento y diagnóstico de estas personas. Jonathan Alpert, psicoterapeuta de Nueva York, confirmó a la cadena de televisión Fox News que, en efecto, el trastorno del espectro autista estaba por completo "fuera del radar" en los años en que Bill Gates fue niño. Era un trastorno incomprendido, cuyos criterios de diagnóstico eran limitadísimos incluso entre los profesionales sanitarios.
De hecho, en la actualidad se estima que, solo en España, puede haber unas 450.000 personas que respondan al patrón de TEA (aproximadamente una de cada cien). Bill Gates no es la única personalidad que padece o podría estar en el espectro autista: también ha hablado de este problema Elon Musk, cuyo perfil profesional (un gran magnate de la tecnología) podría coincidir en gran parte con el del cofundador de Microsoft. Otros son Dan Aykroyd, Greta Thunberg o Sir Anthony Hopkins, que reconoce que su neurodivergencia ha facilitado su inmersión y conocimiento de los personajes que tenía que interpretar.
Pero es que al parecer el trastorno del espectro autista es relativamente común en personas que triunfan en el mundo de la informática. Temple Grandin, una prestigiosa etóloga y zoóloga estadounidense con TEA, llegó a decir hace años que, seguramente, la mitad de Silicon Valley, cuna de los genios de la computación y las nuevas tecnologías, tiene algún TEA sin diagnosticar. No hay estudios que respalden esta afirmación; sin embargo, es cierto que los niños con este espectro destacan más a menudo en el mundo de la informática y la computación (es un entorno lógico, previsible y con una gran carga de aprendizaje visual). Con estos datos, la afirmación de Bill Gates acerca de su posible pertenencia a este grupo de personas extraña mucho menos.