La noche del pasado miércoles, el mundo se vio sacudido por un trágico accidente aéreo cuando el vuelo 5342 de American Airlines, un Bombardier CRJ700, colisionó en pleno vuelo con un helicóptero militar Black Hawk del Ejército de los Estados Unidos sobre el río Potomac, en Washington DC. Este desastre ocurrió poco antes de la aproximación final del avión al Aeropuerto Nacional Ronald Reagan. El choque se cobró la vida de 67 personas: 64 pasajeros y cuatro miembros de la tripulación a bordo del avión, y tres soldados que viajaban en el helicóptero. Entre las víctimas se encontraban ciudadanos de diversos países, como Rusia, China, Alemania y Filipinas, así como varias figuras del patinaje artístico internacional, lo que hizo aún más conmovedor el impacto de la tragedia.
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¿Faltó un controlador aéreo?
Las investigaciones sobre las causas que pudieron haber provocado esta trágica colisión ya están en marcha, y aunque las conclusiones finales podrían tardar en ser reveladas, un informe preliminar de la Administración Federal de Aviación (FAA) ha puesto al descubierto fallos graves en la gestión del control del tráfico aéreo que habrían contribuido al desastre.
En el momento del accidente, el control del tráfico aéreo estaba siendo gestionado por un único controlador, a pesar de que, según los procedimientos estándar, esta tarea debería haberse dividido entre dos personas, especialmente en un aeropuerto tan concurrido como el de Washington DC. Esta alteración en la asignación de personal se realizó antes de la hora establecida, lo que generó serias preocupaciones sobre la capacidad de supervisar adecuadamente el tráfico aéreo en ese momento crítico. El informe preliminar de la FAA señala que la configuración del personal en ese turno "no era acorde con la hora del día ni con el volumen de tráfico".
Dificultades por la oscuridad
El helicóptero Sikorsky H-60 Black Hawk, que estaba realizando una misión de entrenamiento con tres soldados a bordo, también pudo haber realizado una maniobra errónea. Se confirmó que el helicóptero volaba a una altitud superior a la permitida, habiendo sido autorizado para mantenerse a no más de 70 metros a lo largo del río Potomac. Sin embargo, según fuentes citadas por el New York Times, el piloto desvió el curso de su vuelo y ascendió por encima de los 92 metros, lo que pudo haber causado la fatal colisión con el avión de pasajeros.
La oscuridad de la noche desempeñó un papel crucial en la dificultad para evaluar la distancia entre las dos aeronaves, complicando la labor de los pilotos al intentar identificar con precisión la ubicación de otros vuelos. El capitán Jonathan Campos, de 34 años, y el primer oficial Samuel Lilley, de 29, quienes comandaban el vuelo 5342, también perdieron la vida en el trágico accidente.
Estrellas del patinaje entre las víctimas
Entre los pasajeros fallecidos se encuentran los jóvenes patinadores Spencer Lane (16) y Jinna Han (13), quienes regresaban de un evento de patinaje artístico en Wichita, Kansas, cuando perdieron la vida en este trágico accidente. También fallecieron los renombrados patinadores rusos Evgenia Shishkova (53) y Vadim Naumov (56), campeones mundiales en 1994, quienes viajaban con sus familiares. A ellos se suman las madres de Lane y Han, quienes también fueron víctimas de la tragedia, dejando un vacío irreparable en sus familias.
Entre los pasajeros también se encontraba Brielle Beyer, una joven patinadora que había superado un cáncer a los 4 meses de edad. Desde pequeña, su sueño era formar parte del equipo nacional de patinaje. Su madre, Justyna Magdalena, también falleció en el accidente. En un desgarrador testimonio, su padre, Andy Beyer, relató cómo, al enterarse de la tragedia, se dio cuenta de lo que había sucedido cuando no pudo recibir mensajes de texto de su hija, algo que nunca antes había ocurrido.
Una familia que sufrió una dolorosa pérdida fue la de Roger y Stephanie Haynos, quienes viajaban con su hijo Cory, un prometedor patinador artístico. Cory, considerado un futuro talento olímpico de los Estados Unidos, perdió la vida demasiado pronto. La comunidad de patinaje y sus seres queridos, devastados por su partida, encontraron consuelo en las palabras de su primo, Matthew LaRaviere, quien pidió oraciones por la hija que dejaban atrás, Emily, que no se encontraba en el vuelo.
Las hermanas Everly y Alydia Livingston, de 14 y 11 años, también figuran entre las víctimas. Ambas, apasionadas por el patinaje artístico, formaban parte del Club de Patinaje Artístico de Washington, y compartían su amor por este deporte a través de sus redes sociales, como la entrenadora Inna Volyanskaya, quien también iba en el vuelo, al igual que otros muchos amantes y profesionales del patinaje.
Historias personales desgarradoras
Otro nombre que destaca entre los fallecidos es el de Kiah Duggins, una exconcursante de belleza y abogada de derechos civiles, quien regresaba a Washington tras visitar a su madre en Wichita. Duggins, quien fue finalista en los certámenes de Miss Kansas en 2014 y 2015, estaba a punto de comenzar una nueva etapa como profesora de derecho en la Universidad Howard. Su muerte ha dejado consternados a sus seres queridos.
Grace Maxwell, estudiante de ingeniería biomédica en la Universidad de Cedarville, también estaba a bordo del vuelo. Grace viajaba de regreso a Washington después de asistir al funeral de su abuelo en Kansas. Además, Sarah Lee Best y Elizabeth Keys, colegas en el bufete de litigios Wilkinson Stekloff, murieron en el accidente. Ambas eran reconocidas por su excepcional habilidad profesional en su campo.
Otro nombre que ocupa la fatal lista de fallecidos el de Casey Crafton, un querido miembro de la ciudad de Salem, Connecticut. Casey, padre de tres hijos, era un voluntario activo en la liga local de fútbol y en la Little League, querido por todos. Su muerte ha provocado una gran tristeza entre los habitantes de Salem, quienes lo recuerdan por su generosidad y dedicación.
A pesar de los esfuerzos de los equipos de rescate, aún quedan cuerpos por identificar, lo que añade un dolor adicional a esta tragedia de magnitudes incalculables.
Víctimas del helicóptero
En cuanto al helicóptero, el suboficial jefe 2 Andrew Eaves y su compañero Ryan O'Hara también fueron identificados entre los fallecidos. La esposa de Eaves, Carrie, expresó su dolor tras la tragedia y pidió oraciones por su familia y por todas las víctimas. Además, O'Hara, quien dejó atrás a su esposa y un hijo de un año, fue recordado como una persona excepcional por sus amigos del club de tiro.
El accidente ha suscitado críticas sobre la dotación de personal en las torres de control aéreo del Aeropuerto Nacional Reagan, un tema que ha sido recurrente en los últimos años debido a la escasez crónica de controladores. En el momento del accidente, solo había 24 controladores en servicio, de un total de 28 puestos disponibles, según reportes de CNN.
Cajas negras recuperadas
La investigación sobre las causas del accidente continúa, y las autoridades están analizando las dos cajas negras recuperadas del vuelo de American Airlines, que se espera proporcionen información crucial sobre lo sucedido antes de la colisión. Mientras tanto, la comunidad internacional ha expresado sus condolencias, y países como China han confirmado la muerte de dos de sus ciudadanos en el trágico accidente.
El presidente Donald Trump también se pronunció sobre el incidente, especulando sobre posibles problemas relacionados con las prácticas de contratación de la FAA. Sin embargo, el presidente también expresó su dolor por la tragedia y señaló que se reuniría con las familias de las víctimas. La tragedia ha dejado un profundo vacío y ha aumentado la preocupación sobre la seguridad aérea en un aeropuerto tan importante como el de Washington DC.
La Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) ha señalado que emitirá un informe preliminar dentro de 30 días, pero la comunidad sigue en espera de respuestas claras sobre lo que salió mal esa noche en el aire de Washington DC.