Ir al contenido principalIr al cierre de página
Para Donald Trump, su madre siempre ha sido una inspiración© Getty Images

La increíble historia de Mary Anne MacLeod, la madre de Donald Trump que llegó a Estados Unidos con 50 dólares

Descubre la apasionante biografía de una mujer que llegó descalza desde Escocia y terminó codeándose con las élites neoyorquinas


30 de enero de 2025 - 16:11 CET

Nació en Tong, en una de las llamadas Islas Hébridas Exteriores que pertenecen a Escocia, en 1912. Mary Anne McLeod fue una de esas personas que se vio impelida a escapar de su país de origen debido a las desastrosas consecuencias de la I Guerra Mundial, que llevaron a muchos europeos a establecerse como inmigrantes en el país de las grandes oportunidades que era, por entonces, Estados Unidos. De hecho, cuando Mary Anne, cuyo primer idioma era el gaélico (aprendió el inglés en la escuela), decidió marcharse al país que hoy preside su hijo, varias de sus hermanas ya vivían allí. Esta es la historia de superación de la madre de Donald Trump. 

50 dólares y unos orígenes humildes

La madre de Donald Trump llegó a Estados Unidos proveniente de Escocia en 1930© Getty Images
La madre de Donald Trump llegó a Estados Unidos proveniente de Escocia en 1930

Después de una corta estancia en la que visitó a sus hermanas en aquel país, Mary Anne decidió hacer lo propio. Así, en 1930, cuando Estados Unidos y el mundo entero se sumían en la Gran Depresión, puso sus pies (descalzos) en Nueva York tras recorrer el Océano Atlántico desde Glasgow a bordo del RMS Transylvania. Solo un día antes había alcanzado la mayoría de edad, por lo que, tras lograr un visado de inmigrante, declaró querer adquirir la ciudadanía estadounidense, algo que alcanzó doce años después, en 1942. Era lo que entonces se llamaban "inmigrantes económicos", esto es, gente que se desplazaba al país americano para superar sus adversidades. 

En el caso de Escocia, tras la I Guerra Mundial muchos terratenientes expulsaron a quienes vivían en sus tierras. Ese podría ser el caso de su padre (el abuelo de Donald Trump), un pescador padre de diez hijos que vivía en régimen de alquiler en una casa rural en una zona que los historiadores describen como miserable. No es de extrañar que Mary Anne deseara escapar de aquel lugar.

Llevaba 50 dólares en el bolsillo en aquel 1930 que le cambió la vida (lo que, ajustado a la inflación actual, serían algo más de 900 dólares). Se estableció temporalmente junto a su hermana, Christina, en Long Island, y estuvo trabajando como empleada doméstica durante, al menos, cuatro años. Fue por entonces cuando conoció a Fred Trump, hijo de inmigrantes de origen alemán. Los presentó una hermana de Mary Anne, Catherine, y se enamoraron. Entonces, Fred era un hombre que iniciaba su camino hacia el éxito: era un promotor inmobiliario que había comenzado a construir viviendas de bajo coste en Queens, y también introdujo el concepto de lo que hoy conocemos como supermercados bajo el eslogan "¡Sírvase usted mismo y ahorre!", lo que tuvo un éxito inmediato.

Se casaron en 1936 y tuvieron una luna de miel… de 24 horas, ya que Fred tenía que regresar al trabajo. Fueron padres de cinco hijos: Maryanne, Fred Jr., Elizabeth, Donald y Robert. Actualmente, Elizabeth es la única hermana viva del presidente de Estados Unidos. 

Una gran inspiración para Donald Trump

Donald Trump tiene muy presentes cada una de las enseñanzas que le dejó su madre© Getty Images
Donald Trump tiene muy presentes cada una de las enseñanzas que le dejó su madre

Trump recuerda a su madre como una mujer "hermosa, honesta y caritativa", y sí, Mary Anne fue, como su esposo, una mujer que llevó a cabo diversas acciones altruistas, sobre todo hacia personas con discapacidad. Hizo voluntariado en un hospital local, se mantuvo activa todo el tiempo del que fue capaz en escuelas, organizaciones benéficas y clubes sociales; algo que contrasta fuertemente con la mujer que conducía su Rolls-Royce de color rosa para recoger las monedas de las lavadoras de los edificios de apartamentos que los Trump de los que eran propietarios. Su vida social fue, en palabras del hoy presidente, un ejemplo para él, que a su vez siempre habló de su padre como un hombre que "solo se emocionaba con la competencia y la eficiencia".

Si hacemos caso de las veces que Donald Trump ha hablado de ella, Mary Anne representaba la adoración hacia el esplendor y lo majestuoso. Seguramente tuvieron mucho que ver sus orígenes humildes, de miseria y privación. En su libro de memorias titulado Trump: the Art of the Deal (Trump: el arte del trato en español), cuenta un episodio en el que su madre estaba mirando la coronación de la reina Isabel, y se pasó todo el día frente al televisor mientras su padre se paseaba impaciente, hasta que le dijo: "Por el amor de Dios, Mary. Ya es suficiente, apágalo. Todos son un montón de estafadores". 

Trump explica que ambos eran polos opuestos en ese sentido. De hecho, alguna que otra vez el actual mandatario estadounidense ha dejado caer la relación complicada que mantuvo con su progenitor, un hombre que lo presionó mucho durante su juventud. Sin embargo, su recuerdo de Mary Anne es mucho más amable, y reconoce que su vena exhibicionista le viene de ella.

Los últimos años de Mary Anne estuvieron marcados por la osteoporosis. Debido a un atraco que sufrió en la calle en 1991, muy cerca de su casa, tuvo varias fracturas y lesiones que empeoraron su condición. Murió en el 2000, solo un año después que su esposo. No conoció, por tanto, la carrera política de un hijo que a ratos consideraba incorregible y del que, en su juventud, más de una vez se quejó. Según Vanity Fair, llegó a decirle a su entonces nuera Ivana Trump: "¿Qué clase de hijo he creado?". Seguramente ni siquiera imaginó que acabaría siendo presidente del país al que ella llegó un día sin zapatos y con solo 50 dólares.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.