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El pasado 28 de noviembre, Silvia Pinal, una de las grandes divas de la Época de Oro del Cine Mexicano, carismática musa de Luis Buñuel –bajo cuyas órdenes rodó Viridiana–, moría rodeada de los suyos. Llevaba una larga temporada demostrando que tenía una frágil salud de hierro, pero finalmente su avanzada edad ganó la batalla y a los noventa y tres años dejó este mundo dejando una estela de profundo amor por su profesión. Dos meses después, el periodista mexicano Pepe Origel, uno de sus amigos más cercanos en la última etapa de su vida, aseguró que el testamento de la actriz aún no ha sido abierto: “Todavía no lo abren. Yo sé muchas cosas, pero nunca las voy a decir”. Sus palabras contradicen la versión anterior, aquella que había determinado que el 17 de diciembre de 2024 se procedió a la lectura del testamento de Silvia Pinal y que los herederos ya sabían qué les había correspondido.
© Getty imagesEn su día, Sylvia Pasquel también había negado que se hubiera procedido a la lectura y señaló que los juzgados de México no se abrirían “hasta el día 15 de enero”, con lo cual señalaba una fecha como posibilidad. Por su parte, la albacea de la mítica actriz, María Elena Galindo, reveló, por esos días, que “todavía tengo que ver al notario”, y poco después confirmó, según Televisa, que la última voluntad de la actriz se sabría “dentro de tres meses”. Entre medias de este baile de cifras, un hecho ha provocado que los retrasos sean inevitables, según Martha Figueroa, conocida periodista mexicana de espectáculos: el notario responsable de certificar la autenticidad de los documentos habría fallecido y, por lo tanto, todo el proceso se demoraría.
© Getty ImagesDe esta manera, llegamos al punto de origen, a las dudas e incógnitas que surgieron incluso antes de que Silvia Pinal falleciera, cuando una neumonía le arrebató el último aliento. ¿Quiénes son sus herederos? ¿El reparto de sus cuantiosas propiedades será parejo entre todos ellos? Las respuestas aún tardarán en llegar y las especulaciones crecen a medida que pasa el tiempo.
© HOLAEL HISTÓRICO CUADRO DE DIEGO RIVERA
Quienes tuvieron la fortuna de visitar la residencia de la actriz, ubicada en la zona de El Pedregal, en la Ciudad de México, contemplaron el maravilloso retrato que Diego Rivera había realizado de Silvia Pinal, en 1956. El 3 de noviembre de ese año el famoso muralista, esposo de Frida Kahlo, le regaló a la actriz el lienzo. “Me lo gané”, dijo alguna vez en tono de broma Silvia Pinal, en referencia a las largas sesiones en las que posó inmóvil para que el artista la inmortalizara. En alguna ocasión se ha valuado esta obra de arte, invaluable por otra parte, y se ha concluido que en el mercado alcanzaría un precio de tres millones de dólares.
© @sylviapasqueloficialEn las últimas horas se ha formado un gran revuelo porque, al parecer, el cuadro ya no cuelga del muro en el que estuvo durante cinco largas décadas. Según reportaron diversos medios, entre ellos el diario El Universal y la periodista Maxime Woodside, el cuadro ha sido trasladado a un destino desconocido, pero por el momento nadie ha aportado más información al respecto. Aunque Alejandra Guzmán, según Maxime Woodside, estuvo en el momento de la mudanza, no realizó ninguna declaración al respecto.
© Getty ImagesSilvia Pinal, consciente del valor económico, pero también histórico y artístico, de su retrato explicó en vida de quién sería este cuando ella falleciera: “Es de mis hijos, tiene seguro, pero lo voy a heredar al Museo de Diego Rivera con cierta propiedad para ellos”. En ese sentido, probablemente este traslado tenga que ver con un esfuerzo por parte de sus descendientes para ir cumpliendo poco a poco con la última voluntad de su madre.
© Getty ImagesLos hijos que han sobrevivido a Silvia Pinal –Viridiana Alatriste falleció en un accidente de tráfico, en 1982, a los diecinueve años– son Sylvia Pasquel, Alejandra Guzmán y Luis Enrique Guzmán, su único hijo varón y quien vivió muy cerca de ella por años. Por algunas informaciones que han trascendido, en el testamento de la actriz hay otros beneficiarios, como sus nietas (Stephanie Salas, la madre de Michelle Salas; Frida Sofía, la hija de Alejandra Guzmán; y Schersa y Giordana Guzmán, las hijas de Luis Enrique Guzmán) y sus bisnietas (las dos hijas de Stephanie Salas, Michelle Salas y Camila Valero). En total nueve personas, aunque hay quien apunta que Silvia Pinal pudo incluir en su testamento a dos amigas, pero todo lo anterior está por ver.
© HOLALAS PROPIEDADES DE UNA DIVA
Además del valioso cuadro ya citado, ¿qué más bienes dejaba Silvia Pinal después de una larguísima carrera cuajada de éxitos artísticos, pero también empresariales? Si algo aprendieron de ella sus hijas y sus nietas fue su férrea disciplina de trabajo, el cumplimiento matemático de todos sus compromisos profesionales y las ganas, hasta casi los últimos momentos, de crecer y morir sobre los escenarios.
© Getty ImagesDiversos medios mexicanos calcularon que Silvia Pinal había amasado una fortuna de unos cincuenta millones de dólares y que las inversiones inmobiliarias que había realizado le habían proporcionado la posibilidad de contar periódicamente con cuantiosos ingresos. Además de su residencia habitual, esta mujer, capaz de convencer al tozudo de Buñuel de que la contratara para Viridiana, poseía la Inmobiliaria Periférico, que incluía uno de sus grandes sueños, el Teatro Silvia Pinal (con escenario tipo italiano y aforo de 660), antiguo cine, que reformó a finales de los años ochenta; el Edificio Versalles, el departamento Basurto y dos terrenos en renta para uso de hasta veinte plazas de estacionamiento.
© GTRESMención aparte merecen las joyas de Silvia Pinal, que no han estado exentas de polémica. En diciembre, se informó de que a la hora de realizar un inventario se habían detectado que algunas piezas ya no se encontraban en su casa. Pronto surgieron mil y un rumores sobre qué había ocurrido con ellas, incluso se llegó a poner el dedo acusador frente a algunas personas que negaron categóricamente que tuvieran algo que ver con esta comentada desaparición.
© Getty imagesSin embargo, la verdadera joya de la Corona de Silvia Pinal es su casa de los Jardines del Pedregal antes citada. Ya sea por la consagración de su arquitecto –Manuel Rosen realizó la famosa Alberca Olímpica para los JJ OO de 1968–, ya sea porque sus muros albergan la apasionante historia de una leyenda del celuloide, lo cierto es que su valor en el mercado inmobiliario supera los tres millones de dólares. De 1961 a 2024, Silvia Pinal vivió ininterrumpidamente en esta residencia: “Aquí está construida mi vida entera: vivencias, recuerdos... No me puedo ir de aquí”. Y no lo hizo hasta su último suspiro.
© Getty ImagesOtra de las incógnitas del momento es saber para quién será esa “joya”. En alguna ocasión, Sylvia Pasquel ha asegurado que los gastos de mantenimiento son tan altos que quizá, de todos los hermanos, solo Alejandra Guzmán podría hacerles frente. ¿Alguien de la dinastía Pinal hará de esta casa su residencia? ¿O venderán una propiedad por la que muchos mitómanos adinerados pagarían una fortuna?
© Getty ImagesPero más allá de todos los bienes materiales que dejó Silvia Pinal, su familia conserva con especial cariño las enseñanzas y lecciones de una vida rica y sabia. Michelle Salas, durante los homenajes a su bisabuela, logró ponerse frente al micrófono y expresar el profundo amor, y agradecimiento, que sentía por ella: “Sé que tu amor y tu luz siguen conmigo. Que tu espíritu sigue guiándome y que, con el tiempo, me ayudarás y me enseñarás a poder verte y escucharte de una nueva manera. En un atardecer, en las olas del mar, en la luna llena o en la estrella más bonita y brillante. Te llevo y te llevaré siempre en el corazón, eres mi más grande tesoro. Gracias por todo lo que me diste, por tu tiempo, tu cariño y por tus enseñanzas. Eres mi mayor ejemplo y la mujer que más me inspira”.
© Getty ImagesEn 2015 salió al mercado la autobiografía de Silvia Pinal, Esta soy yo. A lo largo de sus páginas, se descubría a una mujer inquieta, inteligente y que defendía con uñas y dientes en lo que creía. Acabó su vida mirando hacia atrás y sintiéndose tranquila con todo lo que había conseguido: “Me siento muy a gusto con lo que he hecho. Muy orgullosa”. Así nos dejó: con la cabeza muy alta, una larga carrera a sus espaldas y un imperio construido con su fuerza de matriarca de la dinastía Pinal.
