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Madison Keys aterrizaba hace dos semanas en las antípodas sin hacer ruido y, ahora mismo, acapara los titulares del deporte mundial tras alzarse con el triunfo en el primer Grand Slam de la temporada. Muy pocos apostaban por ella, ya que ocupaba el puesto número 14 del ranking WTA cuando llegó al torneo, por lo que su victoria en la final ha supuesto toda una sorpresa y, de paso, coloca su nombre dentro el Top 10 del tenis a nivel internacional.
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© Getty ImagesLa jugadora estadounidense, que casi no podía creérselo, se impuso contra pronóstico a la número uno del circuito, la bielorrusa Aryna Sabalenka, en tres sets por 6-3, 2-6 y 7-5. La emoción de su rostro lo decía todo al concluir el duelo, hecho que contrastaba claramente con la frustración de la favorita, quien incluso llegó a romper su raqueta a golpes de la rabia que sentía al verse superada, de manera inesperada, en el choque que decidía el título del Open de Australia.
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© Getty ImagesOtra de las imágenes que nos dejó este vibrante desenlace del sábado en el Melbourne Park fue el beso que su entrenador y esposo, el extenista norteamericano Bjorn Fratangelo, le dio a su mujer y flamante ganadora cuando esta tenía ya el ansiado trofeo en su manos. La pareja, que no paró de regalarse gestos de cariño una vez finalizó el partido, contrajo matrimonio hace apenas dos meses -el pasado noviembre- tras años de noviazgo.
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© Getty Images“Siento que esta ha sido la mejor luna de miel posible. Es perfecta", dijo Madison Keys en rueda de prensa tras el enfrentamiento que había vivido sobre la cancha central del Rod Laver Arena. Se refería así a la imposibilidad de haber viajado a algún destino paradisíaco juntos para festejar el 'sí, quiero', debido a la exigente y obligada preparación que suponía el Abierto australiano para afrontar con garantías la competición.
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© Getty Images"Tengo el mejor y más comprensivo marido del mundo... que de hecho no quería entrenarme, pero siempre creyó en mí”, apostillaba con una sonrisa al hablar del hombre de su vida. Sobre sus comienzos, fue una joven precoz que con solo 4 años quedó fascinaba por dos iconos del tenis como son Venus y Serena Williams. A los 7, comenzó a dar clases y a los 10 se mudó a Florida para entrar a formar parte de la prestigiosa academia propiedad de la familia del mítico Chris Evert.
© Getty ImagesJunto a su madre Christine y sus hermanos Sidney, Montana y Hunter como grandes apoyos, la tenista nacida en Rock Island (Illinois) ya ganaba importantes duelos con 14 años, si bien no ha sido hasta lo 29 que tiene ahora cuando ha logrado la gran hazaña de su carrera deportiva. “Pienso que todo ocurre por una razón. He tenido que pasar por cosas difíciles y lesiones, lo que me ha obligado a mirarme al espejo e intentar trabajar en la presión que me impongo a mí misma", señaló ante los periodistas.
© Getty Images“Creo que en el último año empecé a tener la cabeza más clara, ya que antes sentía que no podía conectar bien mi cerebro con mi cuerpo", explicó la tenista sobre su estado físico y mental a la hora de saltar a la pista. En este sentido, dio las gracias la WTA por la ayuda profesional psicológica con las que cuentan las jugadoras en cada torneo: “Están haciendo muy buen trabajo al tener a una persona con quien puedes hablar y desahogarte (...) La terapia es algo que seguiré haciendo el resto de mi vida", sentenció.
