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No le falta detalle. Y todos, se lo aseguramos, son musts de temporada, casi casi tan pasajera como la caléndulas de su despampanante ramo de flores. O no. Porque Jeremy Allen White lleva ya unas cuantas (temporadas) siendo 'el chico de moda' y, a la vista está, también es un chico 'a la moda'. Moda urbana a vuela pluma porque, si vamos a lo concreto, el actor apuesta por lo retro. Porque si bien cuando se viste —y eso que en ropa interior nadie le pondría tampoco un pero— es de los que se calza un gorro de lana cashmere con un sol de justicia y mangas de camiseta, luego, para todo lo demás, su armario es vintage. Al de The Bear le sientan bien los aires mid century, sabia elección cuando se araña con suerte el 1,70.
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Ya saben, chinos de cinturilla alta, sneakers de bolera y cinturón de cuero sin tratar. Como si compartiera litera con Montgomery Clift y se acabara de escapar del campo de tiro de De aquí a la eternidad. Así al menos es como lo retrataron los fotógrafos en un mercadillo callejero de Los Ángeles. Como un entregado papá trendy, tirando de su 'caravana de mujercitas'.
O sea, de su carrito infantil para dos: Ezer Billie y Dolores Wild, las pequeñas que tuvo durante su matrimonio con la también actriz Addison Timlin. El actor, que ya recibe elogios del mismísimo Bruce Springsteen —del que va a protagonizar su biopic, 'Deliver Me From Nowhere'—, parece haber olvidado ya a Rosalía. Lo ha hecho en los brazos de Molly Gordon, su compañera de reparto en los fogones de la HBO. ¿Si las flores eran para ella? No necesariamente. Como en su camiseta (y en la peli), las mariposas son libres.
