Mientras estamos escribiendo este texto, a Taylor Swift le están ocurriendo en streaming mil millones de cosas. Pero no se apuren, con ella, la mujer de los récords, lo mejor es ir a nuestro ritmo, que seguirla es un imposible. Aquí, en estas líneas, tienen lo último al cierre de esta edición, pero no se preocupen que les hacemos un resumen de lo acontecido hasta este punto: el apoyo incondicional, sin fisuras, enfervorizado y fulgurante (pay attention a esas joyas) de la cantante más mediática y poderosa del mundo a su chico, que tampoco se queda corto. El tight end de los Kansas City Chiefs, recordman Guinness y actor (no se lo pierdan en Grotesquerie, a las órdenes de Ryan Murphy, que van a entender a la buena de Taylor) se enfrentaba a los Houston Texans en un nuevo partido de los playoffs. Una nadería comparada con el que, dicen, será su touchdown más arriesgado: pedir en matrimonio la de Cruel Summer justo cuando el sol comience a calentar.
Pero no adelantemos acontecimientos, que el outfit de Taylor necesita por sí mismo de una parada y fonda. Un total look Chanel de quitar el hipo. Desde el clutch acolchado clásico al cinturón de perlas al estilo Inès de la Fressange. Y aunque les suene hortera, en Estados Unidos se ha tasado pieza a pieza. La de Pennsylvania jaleó a su novio con la friolera de 22.650 dólares puestos encima. Su madre, Andrea Finlay, prefirió llevar, en cambio, algo más casual: un cortavientos y una mantita de felpa, aunque, eso sí, echó mano, como su hija, del 11.12 de la maison parisina. Porque hay cosas que nunca se deben dejar a merced de cualquier cosa. Que, de repente, Bad Bunny te adelanta por la derecha y consigue arrebatarte el Billboard 200, como hay que salir corriendo y un bolsito en bandolera no molesta. Y seguimos con news sobre Taylor: el terrorista detenido en Austria, acusado de atentado frustrado en el concierto de Taylor en Viena, tenía dos cómplices yihadistas para sembrar el terrorismo en otros tres países de manera simultánea.