Donald y Melania Trump están celebrando su 20º aniversario de boda y para ello el magnate que se convirtió en político ha publicado dos imágenes: en su cuenta personal, ha compartido una foto del día de su boda, que ¡HOLA! publicó en exclusiva entonces, y la otra, a través de su cuenta oficial como Presidente de los Estados Unidos, que pertenece a su primer mandato presidencial. Esta foto, en la que el matrimonio camina de espaldas con trajes de gala y aires de "retorno", puede tener otras interpretaciones que están ocultas. Esa imagen no fue tomada en Estados Unidos y no hay que olvidar que, te guste o no, ya que posiblemente sea una de las personalidades más polarizantes de este siglo, Donald Trump, maneja la comunicación con métodos, en ocasiones controvertidos, pero efectivos para conectar con su audiencia. Entonces, ¿qué mensaje quiere trasladar Trump aprovechando sus veinte años de matrimonio?
La imagen es esta y originalmente tenía una bandera a cada lado: la de los Estados Unidos y la del Reino Unido. Esta imagen fue tomada el 4 de junio de 2019 durante el viaje oficial de tres días que Donald y Melania Trump hicieron al Reino Unido, una visita en la que se reunieron con los miembros de la Familia Real británica y las máximas autoridades del Estado. No faltó un paseo en carruaje por Londres y un banquete en el Palacio de Buckingham, es decir, los Windsor desplegaron la pompa que les caracteriza y brindaron al mandatario y a la Primera Dama el recibimiento que Trump demandaba en el viejo continente. Eso sin olvidar que el ambiente estaba algo tenso: Donald Trump había mostrado su antipatía por el alcalde de Londres (que sigue siendo Sadid Khan) y por Meghan Markle, que en ese momento estaba convenientemente de baja por el nacimiento de su primer hijo.
El lugar de la foto es Winfield House, la residencia del embajador de Estados Unidos en el Reino Unido desde 1955. Tal y como cuenta la propia embajada, Winfield House es única entre las residencias estadounidenses, ya que no solo fue un regalo, sino que desde entonces ha sido colmada de riquezas en forma de muebles antiguos, pinturas, porcelana, loza, vidrio, candelabros y objetos de arte. Una espectacular mansión en el centro de Londres, que presume de tener los jardines más grandes después del Palacio de Buckingham, residencia oficial de la monarquía británica en la capital, además Casa Winfield está catalogada como parte del Patrimonio Nacional, aunque fue vendida (por un euro) después de la Segunda Guerra Mundial al Gobierno de los Estados Unidos. No hay que pasar por alto el contexto histórico: los británicos habían necesitado a los estadounidenses para ganar la guerra y su ayuda posterior fue clave para reconstrucción de la economía británica.
La embajada estadounidense en el Reino Unido cuenta que recibían la visita de Diana de Gales cuando quería enseñarle a los niños, los príncipes Guillermo y Harry, el helicóptero presidencial
Por otro lado, la casa, que durante la guerra albergó batallones de la Real Fuerza Área, pertenecía a la estadounidense Barbara Hutton, la mujer más rica del mundo en los años cincuenta y que se casó, entre otros, con Cary Grant. Hutton la compró en 1936, el año en el que los Windsor estaban mucho más preocupados por la abdicación del rey Eduardo VIII (duque de Windsor), para casarse con la también estadounidense Wallis Simpson, que por el futuro de sus propiedades y es que Winfield House se encuentra en Regent’s Park, que es propiedad del Crown Estate, el conjunto de bienes e inversiones que pertenece a la Corona británica. Es decir, la propiedad sí fue donada al Gobierno de Estados Unidos, pero el terreno sigue siendo parte de la amplia cartera de bienes, propiedades, terrenos, residencias e inversiones que tiene la Familia Real británica, agrupada en el Crown Estate.
En una mansión levantada sobre terrenos reales, los Trump ejercieron de anfitriones de la realeza
El día en el que se tomó la foto que ahora comparte Donald Trump, él y Melania ejercían de anfitriones en esa residencia. La Primera Dama con un diseño capa de Givenchy, que recordó mucho a las "royals" europeas, mientras que Ivanka Trump, que entonces era la "Primera Hija" del presidente, hizo un guiño a Diana de Gales. En esa imagen salían a la puerta principal de la mansión de ladrillo rojo y revestimientos de piedra de Portland para recibir, entre otros, a los futuros reyes del país, Carlos y Camilla, y a la primera ministra de entonces, Theresa May. De algún modo, en una mansión que se levantó sobre terrenos reales, los Trump estuvieron más cerca que nunca de mimetizarse con la realeza. No hay que olvidar que el magnate neoyorquino mostraba su admiración por la difunta Isabel II, de quien resaltaba su dignidad y honor, y también ha hablado positivamente sobre Carlos III, aunque en algunos temas, como el cambio climático, sus posiciones sean radicalmente opuestas.
Al margen de los otros comentarios controvertidos que Trump hizo, en un momento o en otro, sobre miembros de la Casa Windsor (Diana de Gales, la princesa Kate o los duques de Sussex), lo que es la iconografía real es evidente que le encanta, ya que para su boda mandaron construir un salón de eventos dentro de su finca de Mar-a-Lago que se llamara Salón Versalles y que estuviera inspirado en el estilo Luis XIV del palacio francés. Es más, el banquete de boda de los Trump, en cuanto a decoración y estilo de las mesas, era muy parecido al que se dispuso en Winfield House en esa tarde de junio del 2019 en la que Donald Trump y Carlos III, entonces príncipe de Gales, brindaron por unos lazos de amistad que tenían una cara oculta, al menos así trascendió un año después cuando The Times publicó que "el interés de Trump en el Reino Unido más que en la política estaba en el sector inmobiliario".
El supuesto interés 'real' de Trump en la Casa Winfield
El citado medio británico aseguró en octubre de 2020 que Donald Trump quería garantizar que esa residencia privilegiada en uno de los parques más grandes de Londres fuera para siempre de los Estados Unidos. "El contrato de arrendamiento de 99 años de Crown Estate sobre Winfield House, la residencia en Regent's Park del embajador de Estados Unidos, expirará en 2053 y fuentes bien informadas dijeron que el presidente está maniobrando para extenderlo", publicó The Times en un artículo en el que recogían "presiones personales" para "obtener el consentimiento de la reina Isabel II para un nuevo acuerdo". Citando fuentes presentes en una de las reuniones, publicaron que el mandatario estadounidense "estaba dispuesto a usar Winfield House como moneda de cambio en las próximas negociaciones del acuerdo comercial". De allí el titular del artículo: Aquí está el trato Ma'am (forma que se usaba para dirigirse a la reina Isabel II): Donald Trump quiere un contrato de arrendamiento de 1.000 años o no negociará. De esta cuestión, de su interés en la Casa Winfield y de que fuera un peaje para los británicos, no se volvió a hablar: "No hacemos comentarios públicos sobre negociaciones relacionadas con arrendamientos en el extranjero", dijo entonces un portavoz de la embajada al rotativo británico y un mes después Donald Trump perdía las elecciones contra Joe Biden.
Cuatro años después, Donald Trump ha regresado a la Casa Blanca, y la idea que recogen los medios británicos es que el plan de su Gobierno es "aprovechar el cariño que Trump siente por la Familia Real" o lo que es lo mismo: desplegar el legendario "poder blando" de la Casa Windsor. Hay tensiones políticas y personales entre los líderes actuales de ambos países. Por ejemplo, el primer ministro británico, Keir Starmer, y su gabinete hicieron comentarios críticos sobre Trump en el pasado y hay preocupaciones sobre cómo las políticas de Trump podrían afectar las relaciones del Reino Unido con la Unión Europea y otros aliados. En lugar de un enfoque directo, el Gobierno Británico podría usar a la realeza, con su larga trayectoria en la diplomacia suave, para destensar las relaciones y evitar confrontaciones directas.
Esta misma semana, distintos medios de comunicación del Reino Unido publicaban que Downing Street (residencia del Primer Ministro) había alertado al Palacio de Buckingham de que este era un tema prioritario. Casualidad o no, la Casa Winfield (que según la embajada recibía a Diana de Gales cuando llevaba a los niños, los príncipes Guillermo y Harry, a ver el helicóptero presidencial, el Marine One) ha regresado a escena con la felicitación por el 20º aniversario y bien podría ser una señal, que seguro los británicos sabrán interpretar, de que Donald Trump está dispuesto a retomar las cosas justo donde las dejó.