La icónica casa de la película Up de Disney Pixar tiene una historia real aún más emotiva. En el filme, un anciano viudo utiliza globos para elevar su hogar y evitar que la construcción de una moderna urbanización termine con él en una residencia. Sin embargo, se dice que la inspiración para esta conmovedora historia proviene de la vida de una mujer real que, a pesar de recibir ofertas millonarias, se negó a ceder su hogar ante el imparable avance del capitalismo. Esa mujer fue Edith Macefield, quien vivió en soledad en Seattle y se convirtió en un verdadero símbolo de resistencia frente a la modernidad.
Edith Macefield nació en 1921 y adquirió su hogar en 1952, en el barrio de Ballard, en Seattle. Esta modesta casa de 98 metros cuadrados fue su refugio durante más de medio siglo, hasta que en 2006, los desarrolladores de Ballard Blocks, un centro comercial de varios pisos, le ofrecieron alrededor de un millón de euros para comprar la propiedad. Aunque la oferta incluía encontrarle una casa nueva y cubrir sus gastos médicos, Edith rechazó rotundamente la propuesta. "No me importa el dinero. Tengo 84 años, soy feliz aquí y no quiero mudarme", declaró sin dudarlo.
La decisión de Edith convirtió su hogar en una pequeña isla de resistencia rodeada por un mar de imponentes construcciones. A medida que el centro comercial se levantaba a su alrededor, Edith, quien ya había compartido esa casa con su madre, observaba cómo el paisaje se transformaba drásticamente. Mientras la ciudad avanzaba con su modernización, ella se mantuvo firme en su determinación de no abandonar su hogar. Finalmente, el centro comercial fue construido alrededor de su casa, que quedó como un islote en el corazón de un complejo moderno, una escena que capturó la atención de medios de comunicación de todo el mundo.
Los constructores, que al principio veían esta situación como un obstáculo, pronto comenzaron a mostrarle respeto. Uno de ellos, Barry Martin, el superintendente del proyecto, empezó a ofrecerle ayuda, transportándola a sus citas médicas y haciendo sus compras. Durante el tiempo que se prolongó la construcción, una amistad se fue forjando entre ellos, y Edith compartió con él historias fascinantes de su vida.
Este acto de resistencia no solo fue un rechazo a las presiones de la modernidad, sino que también la convirtió en una heroína. Su casa, que se mantuvo intacta en medio de la transformación del vecindario, llegó a ser conocida como "la casa de Up", en referencia a la película de Disney Pixar. En 2009, los publicistas de la película ataron globos a la casa para promocionarla, consolidando aún más su vínculo con el famoso filme.
La historia de Edith Macefield es mucho más que una simple anécdota de terquedad. Es una historia de apego profundo a un lugar, a un hogar, y a una vida vivida sin concesiones a las presiones externas. Edith, que había tenido una vida extraordinaria marcada por experiencias tan improbables como ser una espía en la Alemania nazi, sufrió muchas pérdidas, incluyendo la muerte de su madre y su único hijo. A pesar de todo, se mantuvo fiel a su hogar, que había sido el refugio de su infancia y juventud, un símbolo de su independencia.
A lo largo de los años, la casa de Edith Macefield se ha convertido en un monumento en sí misma. Aunque su propiedad ha cambiado de dueño en varias ocasiones tras su muerte en 2008, y aunque el futuro de la casa es incierto, su historia sigue siendo recordada.
Hoy en día, visitantes de diferentes partes del mundo llegan a Ballard para ver la famosa casa y rendir homenaje a la mujer que se convirtió en un símbolo de firmeza, independencia y amor por su hogar. En su pequeña casa, Edith Macefield demostró que, a veces, la verdadera riqueza no se mide en dinero, sino en la paz que uno encuentra en el lugar al que siempre perteneció.