Bellísima con un espectacular traje de novia, la princesa Arianna Teresa Hohenlohe llegaba del brazo de su padre y padrino, el príncipe Alfonso de Hohenlohe, a la Iglesia parroquial de la Encarnación de Marbella para contraer matrimonio con el empresario, Dixon Boardman. Un acontecimiento social, en el que se han invertido más de doce millones de pesetas y que, durante tres días, ha reunido a grandes personalidades de todo el mundo.
Muy sonriente y tranquila, Arianna descendió del coche del brazo de su padre, que la miraba emocionado. Con paso firme avanzó por la alfombra roja saludando a los vecinos de Marbella que no quisieron perderse su llegada a la plaza de la Iglesia, donde la esperaban su futuro esposo Dixon Boardman y la madrina del enlace Chiquita Neven du Monde, que además fue de la de su bautismo.
Arianna estaba radiante, apenas maquillada y con el pelo recogido en un moño. Lucía un maravilloso traje de novia del diseñador Enmanuel Ungaro, un vestido con cuello alto y mangas en encaje de una sola pieza de color champagne, sin más adornos que la espectacular diadema de oro blanco y brillantes que sujetaba el velo de tul -una joya de familia, que perteneció a su abuela la princesa Piedita de Hohenlohe- y el ramo de novia, un bouquets de rosas en el mismo tono del color del traje, que Arianna llevaba entre las manos. Por expreso deseo de los novios la ceremonia fue estrictamente familiar, oficiada en inglés por el padre Patrick O' Neil -amigo del novio- y el párroco de la Encarnación de Marbella el padre, Francisco Echam.
Tras los primeros acordes del Ave María, el príncipe Alfonso no pudo contener las lágrimas, ni tampoco el novio Dixon Boardman, que durante toda la ceremonia trató de controlar su emoción sin conseguirlo. Dixon, que está divorciado de su primer matrimonio, se mostró como un hombre enamorado que acudía al Altar por primera vez con la felicidad y el orgullo retratados en el rostro.
A la salida del templo, el grupo de invitados entre los que pudimos ver a la princesa Ira de Furstemberg del brazo de su hijo Quico; a Jackie Lane - madre de la novia- del brazo de Hubertus Hohenlohe; Gunilla Von Bismarck con su hijo Francisco y Luis Ortiz; Teñu Hohenlohe, hermana del príncipe Alfonso, con Beatriz de Orleans; Philippe Junot y Nati Abascal, con su hijo. Los recién casados se reunieron con sus invitados en la casa de Ana Gamazo y Juan Abelló donde se ofreció un cóctel. Por la noche se celebró una cena en el beach del Marbella Club, donde los fuegos artificiales brillaron en el cielo de Marbella durante veinte minutos en honor a los recién casados. Terminada la cena, los novios abrieron el baile al ritmo del rock and roll, en vez del tradicional vals, y Hubertus Hohenlohe -hermano de Arianna- dedicó a la novia y a su esposo una de sus composiciones, una canción dedicada a los recién casados, una pareja feliz a la que une un gran amor.