Cristina Piaget HO4199© LAZARINA KANOROVA

Cristina Piaget, al natural y sin miedos, a los 55 años: ‘Ahora creo más en mí misma’

La actriz, que fue una de las 'tops' de los 90, nos habla de la maternidad en solitario, el amor y cómo ha cambiado su vida


19 de enero de 2025 - 10:30 CET

Cuando se pone delante de la cámara, es puro espectáculo. Aunque hace años que Cristina Piaget se bajó de las pasarelas, cumple a la perfección el dicho de 'la que tuvo retuvo', y ella lo que tuvo fue la fortuna de ser una de las top models de los años 90. Desfiló para los grandes de la industria en las mejores fashion weeks del planeta, su rostro ocupó infinidad de portadas y recorrió el mundo por su trabajo, pero su pasión por la actuación la terminó llevando por el camino de la interpretación. Desde hace años, está enfocada en su faceta de actriz y en el cuidado de su hijo, Paul, que, a sus trece años, también ha seguido sus pasos como actor y, además, le encanta la música. 

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Hoy tiene 55 años y reconoce que ahora está mucho más segura que antes. Los años dan sabiduría, pero, sobre todo, las experiencias vividas han hecho que sea una mujer más fuerte y valiente para luchar por sus sueños y por su familia. Ella es una caja de sorpresas, le gusta reinventarse, seguir siempre formándose y aceptando los retos que se ponen en su camino. Es una fuente de energía y así nos lo transmite.  

Cristina Piaget HO4199© LAZARINA KANOROVA
"Ser madre en solitario me ha hecho fuerte en algunos aspectos, pero también más vulnerable", confiesa Cristina Piaget, quien a sus 55 años demuestra ante las cámaras que sigue manteniendo el magnetismo y la belleza con los que conquistó las pasarelas en los años 90

"En un momento crítico de mi vida, me ayudó conocer a la madre Teresa de Calcuta y pasar con ella un mes. Ahí se me quitó la tontería"

—Cristina, te pones de nuevo delante de la cámara y sigues siendo un espectáculo, ¿el espíritu de 'supertop' no se pierde?

—La verdad es que una imagen es el resultado de mucha gente detrás que ha puesto su buen hacer y esfuerzo, como es el caso de esta sesión, que decidimos hacer un grupo de mujeres armadas de ilusión. Pero sí es cierto que el espíritu, una vez que has tenido la suerte de ser reconocida, no se pierde, sobre todo, por agradecimiento a los demás.

—Desde hace años, has enfocado tu carre­ra en la interpretación, ¿echas de menos las pasarelas?

—Aunque no lo parezca, reconozco que soy bastante insegura, quizás, por perfeccionismo, y la pasarela ha sido para mí una escuela quitamiedos en la que me metía en la piel de lo que necesitaba el diseñador, pero necesitaba expresar de otra manera, por ello me volqué en la interpretación. Si me volvieran a llamar, no dudaría en aceptar el reto… pero nunca abandonaré la interpretación. 

© LAZARINA KANOROVA

"La pasarela ha sido una escuela quita­miedos donde me metía en la piel de lo que quería el diseñador, pero necesitaba expresar de otra manera, por eso me volqué en la inter­pretación"

—¿Mantienes amistades de aquella época como top de los noventa?

—Sí. Admiro mucho a Judith Mascó, Nieves Álvarez e Inés Sastre, con las que compartía piso en Paris y New York, pero no solo porque se hayan sabido mantener si no por la calidad de seres humanos que han logrado ser. Recientemente, con Laura Ponte hicimos un trabajo y pude tomar nota de lo gran madre y creadora que es.

—Delante de las cámaras transmites mucha fuerza, ¿eres en realidad así o solo es una fachada?

—Bueno, en el mundo de lo artístico puedes canalizar muchas emociones de tu interior, pero la verdad es que depende del día que tengas desprendes más o menos seguridad. Lo que me gusta transmitir es la fuerza que creamos en nosotras mismas, la vida es un reto diario y es increíble como a veces apostando por una misma, las cosas salen bien.

© LAZARINA KANOROVA
© LAZARINA KANOROVA
© LAZARINA KANOROVA

—Eres una mujer polifacética, la última vez que hablamos te habías sacado el título universitario de antropóloga audio­visual, ¿tienes algo más con lo que sorprendernos?

—¡Gracias! —Ríe—. Precisamente tuve el honor de formar parte del jurado en la MAAM (Muestra de Antropología Audiovisual de Madrid), que es una de las más importantes del mundo y se celebró en el Museo de Antropología, en noviembre. Fue todo un reto visionar más de 160 trabajos, lo cual me enriquece en el campo de la visión huma­na y social. Es increíble que la gente tenga acceso a ver estas historias que llegan de documentalistas que muestran temas de todos los confines y culturas del mundo.

—¿Con qué proyectos estás ahora?

—Estoy viajando mucho con La alberca, una obra de teatro dirigida por una profesora inglesa del CEU, Caroline Coope, que trata de que tomemos conciencia de la escasez del agua. En la obra interpreto, canto y bailo, y está siendo un reto genial. Estamos muy ilusionados porque, próximamente, la vamos a llevar a un instituto y haremos doble función para 600 adolescentes. También estoy a la espera de participar en un programa musical de máxima audiencia para televisión, para el que me estoy preparando y me hacía tremenda ilusión.

© LAZARINA KANOROVA
© LAZARINA KANOROVA

—Ya tienes 55 años, ¿te preocupa el paso del tiempo o le dabas más importancia antes?

Creo que para fortuna de muchas ha cambiado todo bastante. Antes se decía que los 40 eran los nuevos 30 y cada vez nos vamos alargando más y más… Dentro de poco dirán que los 90 ahora son los nuevos 70 -ríe-. Tenemos mujeres como Jean Fonda o Madona que físicamente son muy activas y con una actitud de ilusión, como de eternamente jóvenes, ese espíritu aplaza el sentimiento de que la edad equivale a decadencia la verdad es que con el tiempo superas ese concepto de que lo bello tiene que ver con la juventud. Un buen amigo mío me dijo: “Cristina ahora solo te queda ser más ¨sabia ¨y más buena por dentro, lo demás se ira yendo”, y me pareció muy bonito que un hombre valorase esa belleza que tiene que ver más con lo humano que con una imagen. Lo corroboro totalmente, además, el espíritu es lo que prevalece, ¿no?

—¿Te sientes más segura de ti misma en este momento?

—Sí, por muchos motivos, creo más en mí misma, porque me he dado cuenta de que he tomado decisiones que, en su día, no tuve la certeza de que fueran las correctas, pero seguí mi instinto y resultaron acertadas. He sabido esperar para que todo se ponga por sí mismo en su lugar; también tengo la humildad de reconocer mis fracasos, que han sido varios, pero intento aprender de ellos.

© LAZARINA KANOROVA
© LAZARINA KANOROVA

—Muchas mujeres han alzado la voz porque a partir de los 40 años, en muchos sectores, parece que nos volvemos invisibles, ¿crees que esto está cambiando? 

—En lo que a mí respecta, el mundo de la interpretación está abriendo cada vez más las puertas a actrices muy jóvenes interpretando papeles de mujeres de más edad, pero veo que hay grandes directores que saben que una historia para ser veraz necesita ser contada con una cara donde se vea el mapa vital. Las arrugas son signos de experiencia, ir en contra del tiempo creo que es una batalla perdida y quita autenticidad. Otra cosa es que quieras verte bien y te mantengas lo mejor posible, está claro.

—¿Qué le dirías a la Cristina que empezaba en las pasarelas, en una época en la que el mundo de la moda tenía una cara B que no era nada amable?

—Le diría: “¡Sobreviviste Cris! Hiciste muy bien en no pasar por el aro, no te equivocaste, supiste decir que no. Perdiste algunas cosas, sí, pero tu esencia sigue intacta. ¡Muy bien niña!”.

© LAZARINA KANOROVA

"He sabido esperar para que todo se ponga en su lugar y he aprendido de los fracasos"

© Javier Alonso
Una imagen con su hijo, Paul, de 2020

Su hijo, Paul

—¿Ser madre en solitario crees que te ha hecho más fuerte?

—En algunos aspectos sí, pero también me ha hecho más vulnerable. No porque no me viera capaz, sino por lo que me reflejaban los demás. Aún hay una especie de estigma con la maternidad en solitario y por mucho que tú logres ser independiente, hacerte cargo sola de todo, superar retos y avanzar económica y profesionalmente, a veces escuchas opiniones sobre que estás desubicada cuando, a lo mejor, la decisión no ha sido tuya, sino circunstancial. Hay poca solidaridad en ese aspecto, pero las mujeres somos cada vez más capaces e históricamente hemos sacado familias adelante cuando nos tocaba. 

—¿En qué o en quién encontrabas la calma o la ayuda cuando pensabas que no podías con todo sola?

—En la naturaleza, mi gran aliada. La calma que recibes estando en total fusión con el entorno natural está ahí y es para siempre, practicando mi pasión submarinismo o montando a caballo, viendo un atardecer o simplemente caminando lento, sin prisas.Y en un momento crítico de mi vida, cuando estaba en lo más alto, cuando era una top model, me ayudó mucho conocer a la madre Teresa de Calcuta y pasar con ella un mes de mi vida. Ahí se me quitó toda la tontería —ríe—. Además, mi hermano mayor y mi familia siempre han estado en los momentos más duros, apoyándonos a mí y a Paul. 

© LAZARINA KANOROVA

—¿Cómo está Paul? ¿Sigue compaginando sus estudios con la interpretación?

—Sí, sigue muy inclinado a las artes. Recientemente, tiene una nueva faceta musical y está haciendo sesiones de DJ en Ibiza, en el restaurante de su padre, que está en una de las playas más bonitas de la isla. Ha sido él quien le ha apoyado y fue muy emotivo celebrar allí su pasado cumpleaños. Lloré de emoción al verlo poner música y que todo el mundo se levantase a bailar. Es increíble la pasión que le pone y la gente va a verlo siempre que hace sesiones. Es un fenómeno y se lo agradezco a su padre.

—¿En qué punto está la relación con su padre?

En pole position para empezar una carrera de fondo, dejar el pasado de lado y dar lo mejor de nosotros mismos por el bien de Paul. Así lo siento yo. Poco a poco, creo que se va creando un vínculo favorable para su desarrollo y su padre le está apoyando en su educación. 

—¿Cómo está tu corazón? El año pasado nos contabas que estabas ilusionada…

—Bueno, ahora estoy en fase de dar lo mejor de mí misma y, para ello, ¡tengo que enamorarme de mí! Sigo pensando que la vida te da sorpresas cuando estás preparada para recibirlas, y el amor mueve el mundo y yo estoy abierta a ello. Hay alguien que me gusta, que me ha hecho crecer, pero él no lo sabe todavía… y yo no tengo prisa.

© ARCHIVO ¡HOLA!
© ARCHIVO ¡HOLA!
Dos portadas de ¡HOLA! (de 1997 y 1992) en las que compartía protagonismo con otras supermodelos de su época, como Inés Sastre y Judit Mascó.

Muchas metas  

—¿Te has propuesto alguna meta o tienes algún sueño que te gustaría ver cumplido?

—Muchos, trabajar con buenos directores de cine, abrir centros de acogida para animales, hacer una plataforma de ayuda para madres solteras sin recursos. Si tuviese mucho dinero creo que disfrutaría mucho ayudando a quien lo necesita, lo he hecho como voluntaria en varias ocasiones y me ha hecho sentir más llena que cuando hice mi primera portada para Telva con 15 años. Se llama felicidad Eudaimonica es la contraria a la Hedonista. Creo que si la gente supiese que existe esa forma de sentirse feliz, viviríamos en una sociedad más equilibrada y menos violenta estoy segura. Confieso que mi mayor sueño ya lo he cumplido, que era tener a mi hijo con salud y con sus necesidades básicas cubiertas y construirme un hogar en el campo más bello de Piedralaves. ¡Ahora hay que mantener lo ya conseguido, de hecho, no es fácil pues es una casa autosostenible y da trabajito pero merece la pena, nos abastece la energía solar y el agua de manantial de nuestro pozo, cada día lo valoro más y me gusta poder transmitir a Paul que para calentarse hay que cortar madera, ¡no hay otra!

 —¿Y profesionalmente?

—En el ámbito profesional, me gustaría tener más tiempo para terminar una obra de teatro que estoy coescribiendo con una directora de teatro española. Nos está llevando más tiempo de lo esperado y va a ser un trabajo orientado a denunciar cosas injustas, pero desde lo lúdico y el sentido del humor, que no viene nada mal con tanto drama que estamos viviendo. Por cierto, el nombre de esta obra es Pipi las calza largas —ríe—. ¿Os suena?

© LAZARINA KANOROVA

 —¿Cómo has pasado estas fiestas?

-Como todos los años, nos reunimos en Nochebuena en la casa familiar donde vive mi madre, que cabemos todos. Y al día siguiente estuvimos de nuevo la familia en Manzanares del Real en la casa de la Bisa, que sigue pintando maravillosas acuarelas y nos hace un cristmas con ellas todos los años.

—¿Qué le pides al 2025?

—Aprender a gestionar la adicción que tiene mi hijo a las pantallas, que le están apartando de su lado creativo, y ser mucho más firme y radical en ese aspecto, pues está en valor su futuro. Y que todos demos lo mejor de nosotros mismos y que expe­rimentemos lo bien que se siente dando y no acumulando.

TEXTO

Cristina Olivar

FOTOS

Lazarina Kanorova

ESTILISMO

Edith Chan

LOCALIZACIÓN

Kerstin Krause

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA

Antonio Romero (The Crew Art)

ASISTENTE FOTO

Alejandro Guerra

ASISTENTES ESTILISMO

Sofía Mur y Jimena Gómez

VÍDEO/ RETOQUE

Alexander Winax/ Yaroslava Bandolya

LOOK 1

Vestido largo de alta costura con brillo negro de Rubén Hernández Costura/ sandalias de plataforma cuero Prada

LOOK 2

Blazer Karl Lagerfeld/ Lencería: Calvin Klein/ Falda de A.W.A.K.E Mode en Experience 27

LOOK 3

Chaqueta arrugada verde Adolfo Domínguez/ Lencería Calvin Klein

LOOK 4

Vestido de seda nude y detalles bordados en cristal en la cintura y los puños Rubén Hernández Costura/ Zapatos Magrit

LOOK 5

Top y falda de Plan C en Experience 27

LOOK 6

Body negro de punto con una gran flor dorada 3D Rubén Hernández Costura

LOOK 7

Vestido blanco Sonia Rykiel/ Collar de Monica Sordo en Experience 27

LOOK 8

Jersey manga corta Max Mara/Pantalones cargo largos en tela jacquard marrón de Mirto/ Cadena dorada con collar de forma de corazón Kurt Geiger

LOOK 9

Top y pantalones en jacquard marrón Mirto/ Tacones de plataforma en cuero marrón claro - Todd's/ Bolso Kensington marrón oscuro Kurt Geiger

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