Dos años después de su retirada de los ruedos, volvemos a ver a Manuel Díaz 'El Cordobés' con la adrenalina por todo lo alto: concursando en El Desafío, en Antena 3. "Es la experiencia de mi vida, en un programa de televisión", nos cuenta rotundo. "De ponerme a prueba, de sufrir, de reírme, de enfadarme porque a un compañero no le sale bien la prueba, de empatizar", nos continúa diciendo, antes de añadir que todo el esfuerzo ha tenido una buena causa: los premios que ha donado a la Fundación Aladina y al Banco de Alimentos, que son las ONGs con las que Manuel siempre colabora. Al hilo de esta aventura, nos habla de su relación actual con su padre, Manuel Benítez 'El Cordobés', de la admiración que le tienen sus hijos y de su intención de volverse a casar con Virginia Troconis.
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—¿Qué has aprendido de ti en El Desafío?
—Sobre todo, lo importante que son las personas y los sentimientos. Sigo siendo el mismo chiquillo de la escuela, que defendía al que puteaban los demás. Cuando algún compañero se ha sentido dolido, he estado ahí rápidamente para apoyarlo.
— ¿A qué ONG te ha donado premios?
— A la Fundación Aladina y al Banco de Alimentos, que son con las que siempre colaboro. La primera hace una labor encomiable dando luz y esperanza a esos niños y también a sus padres. Sobre Banco de Alimentos, creo que es necesario que las personas tengan una mesa digna y ayudar a familias que no están llegando con recursos a fin de mes para que los niños pequeños tengan un apoyo y, por lo menos, su alimentación esté asegurada.
—Dices que es El Desafío es el gran reto de tu vida y eso que ha sido torero. ¿El programa es más duro?
—Es que es distinto. Mi profesión la tenía normalizada y en el programa te sacan un poco de tu zona de confort. Además, siempre he querido que cada gala sea un éxito. Al final, eres una pieza de un programa de televisión y quieres que todo salga bien. Me he sentido feliz cuando la gala había sido exitosa, con puntos guapos de emoción y pruebas bonitas. Aparte, yo quería ganar. Evidentemente. Por eso, cuando me daban que no veía justa, me enfadaba. Lo que pasa es que a mí se me pasa rápido.
—¿Tienes buen templr?
—Sí, porque volvió a la realidad que estaba disfrutando. Tengo pronto, pero se me olvidan las cosas rápido. Ni tengo retentiva ni mala leche. Yo intento siempre pedir perdón antes de acostarme.
—Para dormir mejor.
-Sí. Lo intento, porque no me gusta irme a dormir con algo pendiente o un malentendido. Siempre intento resolver las cosas antes de que pase esa noche. Pido perdón, si tengo que pedirlo; y si no, también.
—Durante las grabaciones de El Desafío, ¿sentiste que tu integridad estaba en peligro?
—Sobre todo, cuando te quemaban. Me daba mucho miedo, aunque esté muy controlado. Jolín, cuando veía a un compañero ardiendo a tres metros de mí y el calor me echaba para atrás… Ahí decía: “Verás, cuando me metan a mí en una bola de fuego”. Lo bonito del programa es que todas las pruebas están muy equipadas. Aunque haya concursantes más fuertes, hay pruebas de habilidad, de baile, de conducción, de equilibrio… De todo. Al final, todos tenemos las mismas oportunidades. Por eso, está muy bien diseñado en el programa.
—¿Con qué compañeros has echo más migas?
—Con Roberto Brasero me lo he pasado muy bien. Y con Feliciano... Con todos en general, pero con Roberto y Feliciano he pasado más rato. También con Gotzon [Mantuliz]. Hemos compartido camerino los cuatro y, por eso, hemos pasado más tiempo juntos.
— ¿Cómo han sido tus Navidades?
—En familia y bastante tranquilas. Operaron a mi hijo del ligamento de la rodilla derecha. Se lo partió en verano jugando al fútbol y han esperado hasta ahora que tenía menos exámenes. Por eso, le hemos tenido con las muletas en casa, de allá para acá. También pude visitar a mi madre en el campo y compartió unos días con mi padre y con Mari Ángeles.
—¿Qué tal tu padre?
—Fenomenal. De salud, perfecto.
—Hace dos años que arreglasteis las cosas. ¿Cómo es vuestra relación?
—Perfecta. Como la de cualquier padre y su hijo. Nos llamamos casi todos los días.
—¿Cómo le definirías a él como padre?
—Es un padre con una sensibilidad increíble. Te das cuenta cuando lo tienes cerca. Tiene una forma de ser muy especial. Tendrá mil defectos y mil virtudes, pero él es él. Es genial. Sobre todo, hablamos mucho de anécdotas taurinas, como de cuando iba a México. Le pido que me cuente historias y batallas y me paso horas escuchándole. Me quedo embobado aunque muchas de las cosas me las sé, porque ya me las han contado.
— ¿Alguna vez te ha dicho que se arrepiente de todo lo ocurrido?
—No. Él vive muy al día y vive el momento. También estamos en este punto y no valen los arrepentimientos. Luego, cada hombre tiene unas circunstancias y la vida no es, a veces, como tú quieres. Lo que sí está claro que puedes hacer la vida más fácil si eres capaz de aceptar y de comprender. Es un ejercicio complicado, porque, si tú te basas en como todos pensamos, lo más fácil es reprochar algo.
—Quizá, tu padre sentía presión.
—Solamente hay que conocer a las personas.
— ¿Qué les sorprende a sus hijos de su abuelo?
—Están felices, porque él es un fenómeno. Le llamamos 'el abuelo colágeno' porque absorbe la energía de los jóvenes (ríe). Se pone al lado de los jóvenes y los deja embobados (ríe de nuevo). Me quedo flipado porque lo conoce la generación de mi hija. ¡Chicos de 17 o 20 años saben quién es 'El Cordobés'! Lo conocen más que a mí, incluso. Y eso me llena de orgullo. Jolín, es que es un hombre que ha trascendido a unos niveles increíbles en la sociedad de este país. Vivió un momento muy duro de España y la gente le sigue admirando. Yo lo admiro más que nada en este mundo…
Los amores de tu vida
—Antes nos hablabas de tu hijo. ¿Cómo están tus otras dos hijas?
—Alba está muy tranquila y creciendo mucho. Tiene unos valores increíbles y se está desempeñando como profesional. Ya invierte en sus cositas, haciendo su futuro. Además, está muy feliz con su pareja. Luego, Triana empieza una nueva etapa el año que viene, que empieza su universidad.
—¿Qué quiere estudiar?
—Psicología. Manuel está haciendo Diseño gráfico.
—Triana va a cumplir 18 años en unos meses.
—Como padre, estoy muy orgulloso de mis hijos. Tienen las cosas muy claras y los dos tienen el apoyo tanto de su madre como del mío. Al final, los hijos tienen que volar y yo seguramente detrás de ellos, porque mi mujer va a ir detrás.
—Hace unos meses, dijiste que querías volver a casarte con Virginia.
-Si. Mi mujer lleva detrás mucho tiempo, porque dice que no disfrutó de nuestra boda porque estaba pendiente de todo. Dice que se merece una boda. Ya le he dicho que la haremos para las bodas de plata, que nos quedan tres añitos. Nos casaremos y le cumpliremos su deseo.
— ¿Qué destacas de tu mujer?
—Su fuerza, su fuerza interior, su capacidad de sobreponerse a todo. Es la pieza principal de nuestra casa.
—Con Vicky Martín Berrocal, tu primera mujer, mantienes una excelente relación. ¿Cómo se consigue llevar tan bien con un ex?
—Hay un ángel en medio, Alba, y es quien lo ha hecho posible. Luego, el respeto sigue y siempre tiene que estar. A veces, se deja de estar enamorado de una persona, pero no puedes dejar de respetarla nunca.
—¿En qué momento te encuentras ahora mismo?
—Feliz, tranquilo, ilusionado y con mucho crecimiento personal. Estoy haciendo muchas cosas de televisión. Estoy con Ana Rosa y me encuentro muy cómodo en Telecinco.
—Hace dos años que te retiraste definitivamente de las ruedas. ¿Nunca temiste qué iba a ocurrir después?
—No, porque no ha parado.
—Entonces, no has tenido ese bajón emocional que tienen algunos cuando dejan su profesión.
—No he tenido tiempo. Es que todas las semanas viajo a Madrid. A veces, me acompaña a Virginia. A veces, me vengo solo. La verdad es que no paro de hacer cosas. Ahora estoy con proyectos de televisión , que lo tenía un poco más aparcado: El Desafío, Mark Singer… Me están proponiendo cosas para Telecinco y otro programa de Canal Sur. No puedo quejarme. ¡Que me quede como estoy!