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Hacía años que no veíamos a Inés Sastre tan ilusionada. Más de ocho, para ser concretos, cuando acabó su relación con el empresario italiano Michele Alfano, con quien, por cierto, sigue manteniendo una excelente amistad. En este tiempo, la modelo ha sido vista con algún acompañante, como es lógico, pero ninguna relación ha evolucionado más allá de una sencilla amistad. Muy discreta en su vida personal y poco amiga de salidas nocturnas y grandes acontecimientos sociales, salvo en contadas ocasiones, tampoco es habitual verla abiertamente por la calle, como en estas imágenes. Hay algo relativamente nuevo, al menos distinto, desde hace mucho tiempo, y muy esclarecedor. Y quizá sea lo que marque la diferencia en esta ocasión. Inés está radiante, muy contenta —es evidente— y, al mismo tiempo, relajada y muy cómplice con su pareja durante un tranquilo paseo, por las calles de Sevilla, de la mano, entre besos, abrazos y muchas risas.
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Reencuentro en Sevilla
La top adora la ciudad, a la que solía ya viajar cuando vivía en París y que visita con más asiduidad desde que se trasladó a Madrid, hace cuatro años. Allí disfruta de los planes junto al íntimo círculo que ha ido formando a orillas del Guadalquivir, del que forman parte Rocío Peralta y su familia, anfitriones de Inés en su debut en la Feria de Abril, una cita a la que procura no faltar desde entonces. Era imposible —salvo causa mayor— que no acudiera, entonces, a la presentación de la nueva colección flamenca de la diseñadora, inspirada en Dalí, el pasado sábado 10 de enero, en la Real Fábrica de Artillería. Inés se enfundó un vestido de flores firmado por su amiga —que se hizo viral en pocos minutos— y de lo más radiante asistió al desfile. Con los ojos de muchos fijos en la aparición de Adriana Abascal y el príncipe Manuel Filiberto de Saboya, parecía que el cupo de pareja sorpresa del momento estaba cubierto. Pero la sonrisa de Inés escondía, además, una felicidad más allá, porque su fin de semana en la capital andaluza suponía también reencontrarse con su nuevo amor. Se trata de José María Núñez Rengel, licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla y experto en gestión inmobiliaria desde hace dos décadas —en la actualidad, gestor de promociones en la empresa Aelca—. Les presentaron hace unos meses amigos comunes y la química que surgió se ha ido transformando en algo más profundo. ¿Hasta el punto de decir que están enamorados? De momento, se están conociendo, van paso a paso y el tiempo dirá, pero no hay duda de que están a gusto y quieren pasar tiempo juntos.
Una etapa diferente
Es ahora, además, cuando Inés está en una etapa muy diferente y más dispuesta, seguramente, a rehacer su vida sentimental. Completamente adaptada a su vida en España, después de 30 años en París, su hijo, Diego, en el que ha estado volcada, cumplió 18 años el pasado agosto y en otoño comenzó sus estudios universitarios fuera de casa, "algo que me hace muy feliz, porque creo que tiene que hacer como yo, vivir su vida. Me parece fenomenal, porque cada etapa tiene su momento. Es normal y muy sano que se vaya fuera del nido", nos decía cuando celebró por todo lo alto sus 50 en la capital francesa. Con menos 'obligaciones' maternales y más tiempo para ella misma y disponibilidad para viajar, la distancia Madrid-Sevilla no parece un obstáculo. Recordamos también las palabras de la top en estas mismas páginas un par de años antes: "En este momento, no me da la vida para enamorarme. Creo que mis prioridades van por otro camino, pero uno tiene siempre que estar abierto a lo que te llegue. Esto de intentar premeditar todo… A la larga creo que hay que dejar que fluya la magia". ¿Será este el momento en el que Inés haya abierto nuevamente las puertas al embrujo del amor?