Lily Allen está atravesando por un momento especialmente delicado tras su separación, hecho que ha llevado a la artista nacida en Londres a tomar una importante decisión para salir adelante y recuperarse emocionalmente cuanto antes. Según el Daily Mail, la intérprete de temas como Not Fair o Somewhere Only We Know ha ingresado en una clínica de salud mental en Estados Unidos, tras reconocer ella misma que se siente "incapaz de pensar en otra cosa" que no sea su "dolor".
Declaraciones estas que hacía la cantante la semana pasada en su podcast Miss Me?, donde habló abiertamente de lo que para ella está siendo una ruptura verdaderamente traumática. Recientemente, ponía fin a su matrimonio con el actor David Harbour (Strangers Things, Hellboy) después de cuatro años juntos, tras descubrir que él le estaba siendo infiel a través de un app de citas. A partir de aquí, para no recaer en viejas adiciones que tuvo en el pasado, anunciaba que pasaría un tiempo alejada del mundo del espectáculo y tratándose.
En el exclusivo centro médico donde se ha internado, que cuesta unos nueve mil dólares (9.526 euros) a la semana, se espera que participe en sesiones intensivas de terapia tanto grupal como individual. Ahí, el objetivo para los pacientes es que desnuden sus sentimientos mientras permanecen aislados del mundo exterior, además de dar paseos por el campo y comer de forma saludable. Un retiro espiritual para aclarar las ideas y donde, como es lógico, está más que prohibido usar el teléfono móvil.
Mientras todo esto ocurre, su ex ha sido fotografiado estos días paseando por las calles de Nueva York junto a la actriz Scarlett Johansson, con quien mantiene una gran amistad desde que trabajaron codo a codo en la película de Marvel Viuda Negra, de 2021. Lily, por su parte, entró en una espiral muy negativa y de derrumbe psicológico desde que volviera a su casa tras las vacaciones navideñas, según el citado medio, encontrando su mayor apoyo en sus hijas Ethel (13 años) y Marnie (11) -de su anterior relación con el arquitecto Sam Cooper-.
Al parecer, la cantante de 39 años estuvo a punto de sufrir "un colapso nervioso" y se sentía "desesperada por escapar” de esos pensamientos oscuros, lo que da una idea de la enorme decepción que ha supuesto para ella el fin de su historia de amor con el intérprete norteamericano. En este sentido, veía a David como una "tabla de salvación" para los problemas que esta tuvo antaño con el alcohol y las drogas, habiendo depositado muchas esperanzas en que su vida al lado de él solo podía ir a mejor.
"No me encuentro bien" y ahora mismo "me resulta difícil interesarme por algo", reconocía Allen en las ondas. "No he parado de darle vueltas y esto me ha desbordado. Es muy duro", apostillaba. Tanto es así, que no podía hacer vida normal y social con otra gente: "Fui al almuerzo de Navidad y me tuve que ir a casa por un ataque de pánico", relataba sobre el último encuentro que tuvo con sus compañeros del podcast. En otra ocasión, le pasó algo similar cuando estuvo en el teatro con unos amigos y "me marché durante el intermedio", se lamentaba.